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Para su primera cita Niall y Adelaide decidieron dar un paseo por el muelle y conocerse más. Había poca gente en ese momento, el atardecer se veía hermoso y Adelaide lo admiraba como si fuera una obra de arte. Niall observaba a Adelaide con adoración y en sus ojos se podía ver un brillo.
La noche había caído y con ella unas nubes avisando que caería lluvia. A ellos no les importaba en ese momento, hablaban como si se conocieran de años, las palabras que Adelaide soltaba tenían confianza y eso era nuevo para ella.
Niall se sentía seguro a su lado, tenía confianza, sabía que a su lado todo estaba bien. A pesar de haber tenido un mal día con su manager, Adelaide le hizo olvidar eso.
La lluvia no tardó en caer. Ellos disfrutaban el momento. Adelaide sabía que se arrepentiría de eso más tarde, pero no le importo. Corrieron un tiempo en busca de refugio por la lluvia. Niall había tomado la mano de ella para correr, su corazón se detuvo un momento al sentir el tacto de el pero en ningún momento paró de correr.
Se refugiaron debajo de un pequeño techo de alguna tienda. Niall no soltaba la mano de la chica, se miraban a los ojos tratando de descifrar que era eso que sentían.
Sin esperar más Niall estampo sus labios con los de ella. Adelaide se quedó atónita unos momentos antes de seguirle el beso. No fue uno apasionado más bien fue uno tierno y lento, mostraron sus sentimientos durante este. Al separarse se vieron a los ojos con una sonrisa. Se transmitían tantas cosas sin decir una palabra.
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Niall y Adelaide salieron repetidas veces durante las últimas semanas.
Ese día Adelaide tuvo la idea de hacer un picnic en el patio trasero de su casa. La madre de la chica aceptó de inmediato, la presencia del rubio le agradaba.
Al llegar la tarde Adelaide y Niall se encontraban en el patio de la chica, ambos recostados sobre la manta que había. Hablaban de cosas sin sentido riendo por ellas, disfrutaban de la comida que la chica y su madre habían preparado. Hablaron sobre su futuro juntos, de lo que harían para las fiestas navideñas y en donde las pasarían. Ambos estaban contentos imaginando una relación más allá de un simple verano porque lo que sentían realmente era amor verdadero.
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