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Niall y Adelaide realmente se habían enamorado. Mucha gente pensaría que es pasajero, otros dirían que son almas gemelas y ellos solo querían disfrutar de los últimos días de verano.
Niall había platicado sobre su relación con los chicos y su manager, este le dijo que terminara todo con aquella chica porque no quería dar esa imagen a la banda. Niall se había negado a hacer eso, diciendo que no abandonaría a la persona que ama; las amenazas de parte del manager hacia el rubio no tardaron en llegar. Aquel joven no tuvo otra opción.
Adelaide estaba más contenta que nunca. Realmente se había enamorado por primera vez, le contaba a su madre todo sobre el rubio y sobre cuánto lo amaba. Lo que ella no imaginaba era que eso estaba por terminar y tal vez para siempre.
Niall estaba aterrado, no sabía como decirle a Adelaide que todo debía terminar, que no se podían ver más, que no podían estar juntos como el lo imaginaba. Como se lo diría sin romper su corazón, sin verla destrozada al escuchar que debían terminar. Durante esa noche Niall no pudo dormir, el hecho de dejar a su amor lo atormentaba.
Adelaide se encontraba en su habitación sin poder dormir, tenía un mal presentimiento, sentía como si de la nada su felicidad se fuera a acabar, su imaginación empezó a crear escenarios donde Niall la dejaba, le rompía el corazón o simplemente se marchaba sin decir adiós. Ella sabía que en algún punto Niall se iría de Italia sólo esperaba que no le rompiera el corazón y la lastimara. Ella deseaba que esos escenarios no se cumplieran.
A la mañana siguiente cuando Adelaide bajo las escaleras encontró a su madre con un sobre en la mano y una cara de preocupación. -Qué pasa?- pregunto algo aterrada por la respuesta.
-Es para ti- dijo extendiendo el sobre hacia la chica.
Algo aterrada y nerviosa tomo el sobre. Se dio cuenta que en el venía el nombre de su amor, inconscientemente sonrió sin saber que es lo que contenía. -El vino temprano?- pregunto a su madre. Esta simplemente asintió sin decir nada.
Abrió el sobre y leyó la carta con lágrimas en sus ojos, sentía que todo se derrumbaba, que ya no había una razón para sonreír, incluso pudo escuchar a su corazón romperse. Lloraba sin parar, ya no había una razón para despertar con felicidad por las mañanas lista para verlo a él porque ese era el final.
El final de un amor de verano.
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