Érase una vez un príncipe que se encontraba distraído en sus ensoñaciones, cuando un ángel bajo del cielo para hablar directamente con él. Su nombre era Gabriel, quien necesitaba encomendarle una tarea al humano, pues él no era un hombre ordinario. Él era la cabeza de los demonios, el hijo del mejor guerrero en la tierra y el portador de la espada de su abuelo. La cual tenía una hoja forjada en el infierno la cual podía incluso herir a Gabriel y a otros seres profanos.
"Damian Wayne fuiste elegido por la providencia para librar al mundo de los 7 vástagos de Trygon," dijo el ángel.
"¿Por qué debería hacer yo el trabajo sucio del cielo?" contesto irreverente.
"Si lo haces se te otorgara un pase directo al cielo cuando mueras, pero si fallas las puertas doradas se te cerraran para siempre," el ángel respondió.
El ángel abrió un portal al infierno y le advirtió que fuera de prisa pues este se cerraría pasadas las 24 horas. Damian vagó el interminable valle del infierno hasta encontrar el castillo de Trygon, el cual lo estaba esperando.
"Estaba esperando la visita de los ángeles que pusieron precio sobre mi descendencia, pero ¿un humano? Esto es un insulto y no aceptare esta ofensa aunque venga del cielo mismo," Dijo Trygon
"No soy un mortal ordinario soy la cabeza del demonio y no seré menos preciado," dijo Damian.
"Qué así sea joven, si logras pasar las pruebas de mis hijos aceptare su destino y reconoceré tu valía," dijo Trygon.
Damian atravesó el vestíbulo, los pasillos y las habitaciones hasta dar con el primer demonio. La primera habitación estaba llena de oro y riquezas, y junto a ellas un duende de color verde.
"Soy el demonio de la generosidad, tomad cuanto tu corazón desee," dijo él.
Damian con un rápido corte de su espada lo partió a la mitad. "Tu sangre en mi hoja es todo lo que deseo," Y Codicia no fue más.
Continúo con su travesía hasta encontrar la siguiente habitación en el que se encontraba un hombre muy apuesto.
"Ahora eres mío, como vez soy el mejor noble del reino y poseo todo lo que un hombre podría desear," dijo el demonio.
"Tus riquezas son impresionantes, pero solo posees una cosa que yo podría querer, si puedes adivinar que es seré por siempre tuyo, pero sino deberás darme lo que deseo," dijo él.
Damian escribió algo en un pedazo de papel lo doblo y se lo dio al demonio. Este trato de adivinar lo que estaba escrito en él. Oro, mujeres, belleza, poder, salud, fama. A todo Damian simplemente respondía que no era de su interés o que ya lo poseía en demasía. El demonio cayo presa de la tentación y leyó la nota la cual decía "tu cabeza cercenada"
Con un rápido corte decapito al demonio y siguió vagando por el castillo. Y así envidia no fue más.
Se encontró a un grupo de demonios quienes torturaban las almas de los condenados, su líder vestía elegante de satín y terciopelo.
"Yo sé que has venido a matarme, pero otórgame un momento para prepararme," dijo el demonio.
"Estoy corto de tiempo demonio, no me lo hagas perder," Dijo él.
"Solo una hora te pido hasta que este reloj de arena termine de vaciarse," dijo el demonio.
Mientras hablaban tres grandes demonios trajeron otra alma para ser torturada, pero esta era una cara conocida. Era su abuelo fallecido a quien el amo mucho. Su mano rápidamente se colocó sobre la empuñadura, mas él se limitó a sentarse en el suelo a ver la arena caer.