Batalla de los 5 ejércitos pt 1

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Nota: The English version is on the comments below this part is for weddings and alternate worlds. Esta parte es para el día de mundos paralelos y boda.

Una pareja corría a través de las ruinas de Metropolis, a su alrededor todo eran ruinas y desolación. Sus pies les dolían y les costaba respirar. Tenían un pequeño en brazos, una niña. Sabían que no podían parar no podían rendirse, no podían rendirse por su hijita.

Encontraron refugio en una casa abandonada que para suerte, la puerta no tenía llave. Ellos la bloquearon y fueron a esconderse, pero los perros infernales trataban de tirarla abajo. Sus aullidos y ladridos llenaban el aire, luego silencio. Esto no era para nada esperanzador.

Parademonios que patrullaban la zona vieron a la pareja desde el cielo. Con un solo golpe atravesaron la puerta, todo estaba perdido.

Una energía oscura con destellos purpuras partió al parademonio a la mitad, los otros dos fueron empujados contra a través de un muro por la misma energía. Una mujer con uniforme blanco se acercó a ellos, tenía el cabello oscuro y su piel era color cenizo, vale mencionar que no tenía la gema en su frente.

"¿Están heridos? Mi nombre es Raven, no se preocupen todo va a estar bien," Dijo ella con un tono tranquilizador.

Ella los llevo al lugar donde los refugiados se estaban reuniendo. Además de la familia estaban dos hombres y una mujer, todos mal comidos, con ropas harapientas y con huecos en sus zapatos. A parte también estaba Zatana una poderosa maga, que lucía como una artista de las vegas que había salido de una fiesta descontrolada. Sus medias estaban rotas, sus botas gastadas y su blusa estaba sucia. Constantine quien no había cambiado mucho, su barba sin afeitar, y su gabardina polvorienta, pero de entre ellos resaltaba un hombre que tenía la barba arreglada y vestía de seda verde.

"¿Son todos?" Dijo Damian.

"Podemos buscar por más..." Dijo Raven.

"No! Tenemos que irnos ahora. No se por cuánto tiempo más poder mantener a los demonios a raya," dijo Constantine.

"¿Tú? Yo soy quien ha hecho todo el trabajo, pero tiene razón tenemos que irnos ya," dijo Zatana.

Todos se tele transportaron lejos, a la helada cima de una montaña, no se veía más que ventisca y nieve.

"Sigan caminando," Ordeno Damian.

Después de unos pasos en la nada, entraron a un domo mágico. En él había toda una ciudad con casas rusticas, cultivos y ganado. Y en la cima estaba el monasterio, el antiguo hogar de la liga de las sombras. Una pequeña niña los vio y empezó a gritar por todo el lugar "El príncipe ha vuelto,"

"¿Qué es este lugar?" dijo la mujer quien ahora cargaba a su niña en los brazos.

"Bienvenidos a Nanda Parbat," dijo Damian.

Todos dejaron lo que estaban haciendo para recibir a su príncipe y sus valientes héroes. La pequeña niña se acercó a Raven con una corona hecha a mano.

"Laila, ¿qué tienes ahí?" Dijo Raven abrazando a la pequeña.

"Señorita Raven, le tengo un regalo," dijo ella. "Es una corona para nuestra princesa"

"Pero yo no soy una princesa, no nos hemos casado tampoco para que lo sea," Dijo Raven, pero la niña la abrazo más fuerte sin dejarle otra opción que ponérsela.

Damian había prometido que nunca sería el líder de la liga de los asesinos, de que nunca haría realidad el sueño de su abuelo de apoderarse del mundo, pero era una circunstancia especial. La liga se había convertido en su brazo armado para mantener el orden en Nanda Parbat. Gracias a la magia de Zatana quien creo el domo mágico, las heladas montañas se habían convertido en un cómodo hogar donde empezar un nuevo país. Después de todo él era un héroe y salvaría a todo el que pudiera de lo que ahora era un infierno en la tierra.

Después de que los nuevos miembros de su sociedad se instalasen y todos tomaran su propio camino. Damian y Raven se dirigieron al monasterio el cual era lo más parecido que quedaba a un castillo.

"Dime de nuevo porque tengo que vestir de seda en el campo de batalla y llevar una diadema en las calles," dijo Damian.

"Sabes cuándo me convenciste de unirme a la liga y de pelear cuando ya todo se había perdido estaba renuente. Pero cuando vi la devoción con la que los asesinos seguían al nuevo Ra's Al Ghul, no los entendí. Ahora lo hago. Cuando pasas entre la gente que no tiene más que harapos y te ven vestido como un rey, te seguirán. Ellos ven a alguien que fue elegido por la divina providencia." Dijo Raven.

"Yo soy solo yo. No soy diferente a ti ni a ninguno de ellos. No soy un líder, ni mucho menos un rey, tu podrías hacer un mejor trabajo que yo, la gente te ama y tú puedes empatizar con ellos" Dijo Damian.

"Solo tu podrías haber conseguido esto, Damian, espero que estés equivocado porque esta gente te seguiría a su muerte si tienen que hacerlo. Yo lo haría," Dijo Raven mientras lo abrazaba.

"Tu amiguita tiene razón" dijo él.

"¿Laila?" Dijo Raven.

"Si, deberías ser mi reina," dijo él.

"¿A qué te refieres?" dijo ella.

"¿Te casarías conmigo?" dijo Damian.

"Si!" Grito Raven saltando a sus brazos.

Una corona hecha de flores era algo extraño pues solo crecían cultivos y hierva que se había colado de alguna forma. La corona estaba hecha de las florecillas de los árboles frutales, pero había una persona que aun cultivaba flores.

Damian llevaba flores al monumento a los caídos cada vez que le era posible. El él estaban los nombres de los héroes que dieron su vida peleando esta guerra, pero había un nombre en primera fila el cual lo había puesto más como un favor, Clark Kent. Después de todo esto era el resultado de la muerte de Superman.

Es curioso Damian podía recordar con claridad el día en que Raven acepto se su esposa, incluso recordaba la corona de flores, pero no podía recordar algo tan importante como el evento que desato este baño de sangre. ¿Lo mato Doomsday? Él recordaba algo de una bala de kryptonita. Él fue disparado por un colega del diario el planeta, un hombre que quería que su nombre pasara a la posteridad como él que mato a Superman. Irónico, el único que podía recordar esa historia, ya no la recordaba. Tal vez fue Brainiac. Su mente se había puesto borrosa después de varios siglos.           

Damirae WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora