3- Viaje

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- Espera, espera, espera... - masajea sus ojos previendo una pronta migraña. - ¡¿Qué?! - pregunta por tercera vez.

- Que me iré de este pueblo y tu vendrás conmigo. - dice con determinación.

Esto no puede ser.

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Katsuki estuvo como veinte minutos hablando sin parar sobre lo que paso en la mañana con sus padres. Estaba tan emocionado que no se dio cuenta de la incredulidad de su amigo.

- Es broma. ¿No? - dijo cuando el rubio por fin terminó.

- ¡No! - levantó un poco la voz sin querer y alguien a unos metros de ellos lo chito. - ¡A mi no me calles! - esa persona solo se escondió detrás del libro que leía y no dijo nada. - Se que parece una locura, pero es cierto. - asegura como nunca lo ah hecho.

- No me refiero a eso. Te creo y estoy feliz por ti. - dice sincero. Si es así, entonces no entiende el por qué de la expresión incómoda de Shōto. - Bakugō, no iré contigo.

- Imaginé que dirías eso. Pero piensa que solo serán tres meses. Volveremos antes de que te dez cuenta. - el bicolor soltó un suspiro.

- No lo se. Yo-

- Anda. No me digas que de verdad quieres quedarte aquí por siempre. - bromea.

- Si. Es justo lo que quiero. - dice como lo más obvio. Noto que Katsuki intentaba ocultar su decepción. Quiso remediarlo. - Pero... Tal vez en otra ocasión vallamos juntos. - un brillo de esperanza apareció en sus rubíes. - Será tu primer viaje. La verdad, no creo que haga más que retrasarte. - le sonrió para animarlo.

- Bueno. - se conforma con eso. Por ahora. - Pero no te escaparás la próxima. - mostró los colmillos en una sonrisa confiada.

- Entrenaré aún más para correr lejos de ti. - ambos rieron.

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Dos semanas después

Cada vez faltaba menos para poder irse al fin. Los minutos que pasaban eran tortuosos para él, no ve la hora de emprender viaje y comenzar una nueva vida. Aunque al principio sea temporal, se siente satisfecho con eso.

Shōto lo alentaba y ayudaba a prepararse para irse, sus padres no dejaron pasar un día sin darle todo su amor demostrado con abrazos y algún que otro sermón sobre que cuando el momento llegue, tenga cuidado. Katsuki lo soportaba y los dejaba ser por el simple hecho de que era lo mínimo que podía hacer por ellos como agradecimiento de dejarlo viajar. Hasta Aizawa le daba toda clase de libros de supervivencia en caso de necesitarlo, es al primero que le pidió consejos sobre el tema. El Omega viene de lugares lejanos, es un viajero de corazón, pero al formar su familia dejó todo eso atrás. Le preguntó si no se arrepiente de esa decisión, y lo que le dijo lo dejó pensando:

- "Extraño esos días en los que no me importaba nada y solo me iba a donde mis pies me llevaban. No te lo niego. Pero cuando conocí a Hisashi, supe que algún día tendría que parar. Hoy en día veo el rostro de mis hijos y no me arrepiento de nada." -

Familia. Es una palabra que de cierta forma le da miedo. No por sus padres, obviamente, los quiere mucho. A lo que le teme es a formar una propia, de solo pensar en tener una barriga de embarazado le dan escalofríos.

Entre lo que pensaba soltó un suspiro sin darse cuenta.

- Kacchan. ¿Pasa algo? - pregunto su primo con quien caminaba por las calles del pueblo.

- Nada. ¿Qué te importa? - dice con fastidio.

- Perdón. Es que te veías algo distraído. - explica apenado.

𝘓𝘢 𝘉𝘦𝘴𝘵𝘪𝘢... 𝘕𝘰 𝘌𝘴 𝘛𝘢𝘯 𝘔𝘢𝘭𝘢 {KiriBaku}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora