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Roma:

Entramos a la gran casa, hay polvo y este me hace estornudar, el ser a mi lado suelta una risa y yo golpeo su brazo, pasa uno de sus brazos por mis hombros atrayéndome a su cuerpo.

la casa tiene una iluminación magnífica, ventanales gigantes, todo en su estética grita colonial. La familia de Mateo es de las familias fundadoras del pueblo así que el tener una casa de esta magnitud era bastante accesible para ellos.

a medida que caminamos nos encontramos con una de las salas de estar, según lo que recuerdo del recorrido que me dieron cuando vine es que abajo hay dos salas de estar, arriba hay una, 10 dormitorios, una gran cosita que conecta con la terraza trasera, en la entrada principal hay un gran pórtico, arriba solo dos habitaciones tienen balcón más el de la sala de estar, cada habitación tiene baño y uno junto a la sala de estar para los invitados, abajo hay dos más. La inmensidad de esta construcción es intimidante, el pensar que yo seré dueña de esto y que podré decir que es mi casa me aterra.

juntos comenzamos a ordenar un poco, quitando el polvo, las telas que cubrían alguno de los muebles, cuando está todo un poco más limpio Mateo comienza a cocinar, yo voy hasta el cuarto de lavando que está al lado de la cocina, hay un detergente sellado así que uso ese, el cuarto tiene de todo, cestas, colgadores, dos lavadoras más una secadora, tabla para planchar, además de un lavamanos.

salgo de ahí y voy hasta el rubio que corta verduras, lo abrazo por la espalda y dejo un beso en esta.

—gracias.

el deja de hacer lo que estaba haciendo y se gira quedando frente a frente.

—te mereces todo esto y mucho más roma, te mereces todo lo bueno que exista.

mis mejillas se sonrojan y me paro de puntitas para dejar un beso en su nariz, él sonríe y con su mano en mi nuca une nuestros labios. Es un beso lento y cargado de emociones, cuándo comienza a faltarnos el aire nos alejamos y abrazamos por unos segundos hasta que decido seguir ordenando.

—voy arriba a ordenar.

comienzo a caminar alejandome de él.

—gritas cualquier cosa!

yo asiento y comienzo a subir a saltos la escalera. Una vez arriba me dedico a curiosear encontrándome con retratos antiguos, pinturas y otras obras de arte, también encuentro en un armario útiles de aseo y decido ocupar la aspiradora ahí dentro, la paso primero en la sala de estar y luego por algunas piezas, pero me concentro más en la que creo es el dormitorio principal y es en dónde están nuestras cosas, la cama ya estaba hecha así que la sacudo un poco y quito el polvo de los muebles. A pesar de que nos quedaremos hasta mañana guardo nuestra poca ropa en el gran armario.

luego de todo eso me siento un momento en uno de los sillones que hay en el balcón, este da directamente al lago y me concentro en eso solamente mientras acaricio mi abdomen, me cansé pero solo necesito descansar un segundo. Cierro mis ojos y respiro ese olor a naturaleza.

—roma?

—aquí. —me intento parar pero dos manos me ayudan.— gracias.

—está lista la comida ¿vamos? —asiento y comenzamos a caminar fuera de la habitación.

bajamos las escaleras en un cómodo silencio.

—comeremos en la cocina? —lo miro y el a mí.

—si, la mesa del comedor es muy grande para nosotros dos solamente.

nos sentamos, comenzamos a comer y hablar sobre como nos gustaría decorar la casa, es bonita pero no es nuestra casa, quizás es por que sus abuelos estuvieron mucho tiempo aquí entonces su presencia está en todo lados.

luego de terminar de comer intento lavar la loza yo pero mateo me lo impide, amurrada me siento en una silla frente a él mientras como uvas, como uvas enojada.

—te odio.

—me amas.

—te odio mateo enserio, quiero hacer algo! —me cruzo de brazos justo cuándo él se gira secándose las manos con un paño, llega hasta quedar a centímetros de mi e intenta besarme pero yo me niego corriendo la cara.

frunce su ceño y pone su mano de manera delicada sobre mi mentón y girar suavemente mi cabeza para así poder mirarlo directamente a los ojos, todo él me hacer respirar con dificultad comenzando a sentir deseo.

—bésame Roma. —ahora sin darle tantas vueltas me abalanzo hasta él atrapando sus labios con los míos y así comenzar un salvaje beso.

entre beso y beso nos ponemos de pie, una vez nos separamos el junta su frente con la mía y acaricia mi espalda baja haciéndome sentir un hormigueo.

separa su frente de la mía y pone ambas manos a cada lado de mi cara para que lo vea.

—ahora mañosa vas a subir, te bañarás y pondrás ese hermoso vestido color rojo por que tengo algo preparado para nosotros.

intento decir algo pero cierro mi boca ya que en realidad no tengo ninguna objeción, dejo un pequeño beso en sus labios y me giro caminando con prisa ansiosa de todo lo que pueda pasar.

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Holaaa bueno aquí un nuevo capítulo, me encuentro escribiendo el próximo así que espero me perdonen y esperen.

eso es todo, besitos.

Positivo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora