cuatro ☆

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Tú, me enamoraste a mi, tu me hiciste sonreír sabiendo la situación..
Que los dos tenemos nuestro amor, vivimos escondidos.Prince Royce, Rechazame.

Matteo estuvo intentando hacer que los chicos dejaran de jugar para que prestaran atención a el partido pero alparecer están tan concentrados jugando que ninguno quieren dar el brazo a torcer. Cuando se trata de competir ellos están en la primera fila.

Les encanta competir y ganar pero como pierdan uy ahí sino. Eso hiere su masculinidad, directamente es que no saben perder y mucho menos si se trata de fútbol.

—Venga dejen de jugar qué va a empezar el partido—dijo Matteo quitándole el mando a Scott a lo que este le puso mala cara.

—Una última partida—pidió Harry.

Mateo se inclinó sobre él para quitarle el mando pero Harry se inclinaba hacia el lado contrario haciendo que Mateo no llega a quitarle el mando.

—No, ni una más que lleváis toda la tarde ahí—logro quitarle el mando a Harry.

El mayor de los cinco guardo los mandos y acto seguido puso el canal donde estarían trasmitiendo el partido de fútbol.

El partido ya había empezado hace veinte minutos pero como es normal, en estos momentos están dando anuncios así que Mateo aprovecho para ir al baño y Scott para brindarnos algo de beber.

—¿Que quieres?—nos preguntó Scott.

—Alai no bebe—respondió Harry antes de que yo pudiera abrir la boca para decir algo.

—¿Cómo que no?— me cruce de brazos indignada por eso.

En parte entiendo sus motivos pero estamos con conocidos y no me va a pasar nada malo.

—No, tu no bebes estas muy chiquita como para beber—volvió a hablar Harry sin dejar de mirar la televisión.

—Pero si tengo la misma edad qué tú, y tú si bebes— le aclaré como si él no lo supiera.

Este me miro retador haciendo que se me fueran las ganas de contradecirlo.

—He dicho que no bebes y punto.

—Bien, pues un zumo de naranja—dije recostandome en el sofá con un bufido.

Esta bien que seamos hermanos pero él tiene diecisiete al igual que yo y él si bebe, quiero vivir sin ese miedo que él tiene al igual que mi madre. Doy gracias que mi padre si me entiende.

—¿Y tú que quieres beber Emma?— esta vez Scott se dirigió a la rubia.

—¿Tenéis cerveza?—le preguntó, él le asintió— Bien, pues cerveza.

El peligro se fue por el pasillo y minutos después llegó con un paquete de cervezas y mi zumo de naranja.

Y bajando las escaleras esta Matteo siguiendole el paso a su hermano.

—Un zumo de naranja para la señorita menor y una cerveza para la señorita mayor—nos repartió Scott las bebidas.

—Emma y yo tenemos la misma edad, por si no lo sabías—Dije destapando mi zumo.

—Ya, pero me apetecía llamarte así—confesó este.

El partido entre el PSG y el Real Madrid ya había empezado y todos estaban bastante serios porque el PSG marcó un gol. En estos momentos es 1-0 ganando el PSG y eso a los chicos no le hace mucha gracia ya que son del Madrid.

La sala está rodeada de gritos y silencios intensos cada vez que hacen una jugada.

No soy fanática del fútbol pero cuando lo ponen en la televisión me llama a la atención y me quedo mirando atentamente aún que no se quien tiene el balón o quienes están jugando.

Mi amor prohibido [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora