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Hoseok fingue que no se sorprende debido a la pequeña habitación con una sola cama de una plaza que se les   asigna a él y su madre. Aún así, la mayor se asegura de explicarle que a pesar del tamaño de la casa, ahí vive mucha gente y por eso los espacios para descansar son tan pequeños.

Su madre también le explica una que otra regla. Se las dice con voz suave pero después de la idea en sí, se asegura de explicarle la importancia de que las cumpla.

1. No salir del área destinada para los trabajadores.
2. No andar vagando de curioso por ahí.
3. No hablar con nadie que no portara con un uniforme, menos con los señores Kim o su familia y amigos.
4. Ser obediente, siempre ser obediente.

Hoseok le promete, con su pequeño dedo meñique en lo alto, que no va a  quebrantar ninguna de ellas. Como si tuviera opción de todos modos, es pequeño pero no lo suficiente estúpido como para encerrarse en una burbuja perfecta. Aquella en la que su madre sin duda alguna quiere guardarlo.

El primer lunes que sigue desde que se mudaron, su madre lo levanta a las cinco y media de la mañana y lo lleva a la escuela tan solo cuarenta minutos despues. Lo hace cuando él recuerda perfectamente que entra hasta las siete y media.

No cuestiona, porque él es obediente y porque su madre se ve demasiado nerviosa en su primer día como trabajadora oficial de aquella gran casa; no quiere arruinar eso, ya no quiere arruinar nada.

Se sienta en el patio de su escuela, viendo al conserje de la misma, quien es el único que se encuentra tan temprano ya, mientras barre un poco. Yoongi se reune con él para el receso, viene acompañado de su hermanito Jungkook. Ambos se sientan a su lado, en el piso, sin mayores ceremonias.

"Hobi". Yoongi pellizca su mejilla ligeramente como saludo. "No viniste el viernes, Junkook casi llora, cargó con tu desayuno ese día". Le susurra Yoongi con burla. El más pequeñito de los tres se sonroja.

"¡Claro que no, Hyung!. No digas esas cosas". Contesta completamente avergonzado.

"Ah, Jungkookie". Hoseok sonrie tocado por el amable corazón del más joven. "Ven aquí, Kook". Jala al otro en un abrazo apretado y cariñoso.

Yoongi y Jungkook son hermanastros, hijos del mismo padre pero no de la misma madre. Aún así, comparten un simple pero inusualmente atrayente cabello negro como la noche y una piel pálida como la nieve de invierno. La diferencia más notoria entre los dos son sus ojos, los de ciervo que tiene Jungkook, distan completamente de los gatunos de Yoongi.

Sus personalidades también son muy diferentes, Jungkook es tímido pero muy muy amable, talentoso y demasiado tierno para el bien de quien lo conozca; siempre detrás de su hermano mayor y de Hoseok, a ninguno de los dos le molesta eso último.

Yoongi, por otro lado, es muy serio, pero jamás con Hoseok o su pequeño hermano Jungkook, con ellos puede hacer una gran excepción. Además de ello, tiene mucha fama por participar en los concursos de talentos que organiza la escuela año con año; y es que ama la música y esta es su mayor pasión, por lo que también es muy bueno en ello, así que constantemente gana. Y ya que Yoongi jamás llega a admitirlo debido a lo modesto que es, Jungkook es el encargado de presumirlo con todos sus compañeros de clase.

"Ahh, Hyung. Sueltame ya, me estas avergonzando". Jungkook aún así, sonrie. Sus incisivos delanteros no estan y eso lo hace ver más lindo y pequeño de lo que ya es. "También lo traje hoy". Busca en el interior de su lonchera azul de Anpanman y extendie hacia Hoseok lo que parece ser un sándwich y una botella rellena con agua de algún sabor frutal. "No es el del viernes, Hyung". Se apresura a decir. "Así que puedes estar tranquilo y comerlo con confianza".

Fool's Gold [K.T.&J.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora