Es difícil describir lo venenosas y pesadas miradas que recorrían su cuerpo. Las lenguas largas que hablaban sobre ella y reían con cada cortante palabra que salía de sus bocas, sentía a todos sobre su ser.
Aunque, en realidad, hablaban de sus mundos no de ella exactamente. A pesar de estar en la mira de todos, no lo se habían fijado en ella; tenían asuntos más importantes que atender en realidad, asuntos qué tal vez no se resolverían mirándola y criticándola.
Pero la humanidad a veces solía ser egoísta.
Hablando de sus propios problemas y olvidando que todos tenían algo con lo que tratar y no solo hablar sobre ellos todo el tiempo, que aburrido lugar.
Todos tan egocéntricos...daba asco solo pensar en acercarse a alguno, ella miró por la ventana del restaurant hacia la vereda y contemplo el día nublado, la nieve que se derretía o los niños en el parque frente al local. Jugaban sin saber que algún día enfrentarían la vida adulta.
Suspiro al regresar su vista a enfrente.
Ahí estaba la mujer que más apreciaba, su madre. Comiendo tranquila y mirando su teléfono a la par que reía leve de comentarios que veía en las redes; recargó su mejilla en la palma de su mano y le dio un sorbo a su café.
-Allison- levantó la mirada.
-¿mh?- respondió
-Es hora de irnos, debes d llegar a estudiar, mañana hay examen- Violeta, como le gustaba que le llamaran sonrió ante la idea de irse a su casa y ver la nieve caer.
-De acuerdo- las mujeres se levantaron y dejaron el dinero en la mesa.
En la calle se podían observar todo tipo de personas, Violeta admiraba cada detalle que veía en ellas, sus sonrisas de nostalgia, su ceño fruncido por el frío, sus mejillas rojas por este mismo...todo.
Había muchas cosas en la vida que solía pensar bastante como ¿porqué su padre se había quitado la vida? Algo difícil de procesar cuando lo vió.
Ella vivió en carne propia lo que era el sufrimiento de un padre. Lo que era estar eternamente agradecida con su madre por cuidarle mientras que su padre, como un cobarde, se había desligado de sus responsabilidades como tutor y se arrebató la vida; culpándola por haberle hecho sufrir durante 10 años.
Ella aún tenía su risa grabada en su memoria. Aquella escandalosa risa exagerada cuando estaba con sus amigos y hacían desagradables bromas.
Fueron años de estrés y ya estaba, de alguna manera, agradecida con que se haya ido. ¿Le dolía? Sí, pero no podía decir que no se alegraba también.
De repente su madre apretó su mano y la hizo girar hacia una ventana. Al parecer de una tienda de bolsos muy caros para costearlos, sintió un vacío en el profundo de su estómago y un frío recorrerle las manos ¿en que momento había sudado?
-Madre..
-Lo se, perdón...solo quería decirte que son lindas.
-Vamos- ignoro lo que su madre quiso decir con ese comentario y siguieron caminando agarradas de la mano.
La señora reía con su hija contando anécdotas de la niñez de cada una. Al llegar a su hogar, ambas se quitaron sus botas y fueron a una habitación.
-¡Hey! Soy amber reynoso, deja tu mensaje- Amber era la mejor amiga de Violeta, se conocían desde su niñez, incluso habían cursado por la escuela juntas.
Además, era su prima hermana.
-Hola Amby, solo quería decirte que iré esta noche a los bolos ¿quieres ir? Llámame cuando escuches el mensaje.
Apagó su celular y se dirigió a su escritorio, sacando una carpeta pesada de toda su documentación semanal. Ahí guardaba todo lo de su carrera y trabajo temporal, horarios y notas.
Al abrirla una hoja resbaló, siguió ojeando para ver si tenía algo que llevaba buscando desde hacía un tiempo; un papel importante para terminar una exposición que se aproximaba.
Pasaron unos 20 minutos y ella seguía en la carpeta, rebuscando, hasta que se hastió y bufo al no encontrar nada. Prendió su Mac y contactó a su amigo, Dilean.
-¿Sucede algo? Llamas cada 500 años.- el pecoso sonrió dulce y ella viró los ojos.
-Estoy harta de la escuela, pero aún así, no la dejaría- reposo su barbilla en su mano.
-¿Sigues sin encontrarla?- hizo una leve pausa admirando el rostro de Violeta- deberías hacerla de nuevo, Gama.
-Bueno opción...pero no encuentro la información y no recuerdo dónde diablos la dejé..ahg- frunció el ceño.
-Mm..bueno, podría ayudarte a hacer de nuevo la plantilla si me dices el tema ¿acaso el troyano no te ayudará? Es parte del equipo..- Dilean escribía para su nueva canción que tendría que presentar en la clase de música.
-Es un idiota, Dibby, no lo hará porque lo único que le importa es no perder a su novia y aunque le ruegue esa chica me da escalofríos, no quiero que malinterprete las cosas...- sacudió su cabeza en forma de negación y el chico rió divertido.
-Esta bien, puedo pedirle a Newton el cambio a mi equipo.
-¿Aziraphale no se va a enojar? Sabes que el ama la perfección y detesta empezar las cosas tarde.
-El es otro asunto. Eres mi amiga y seguro te acepta.
-Mmh...iré al bosque en un rato y después a los bolos ¿vienes o prefieres quedarte a lo de música?
-Te diría que no voy, pero el proyecto es para dos semanas más..igualmente no tengo nada que hacer.
-Mentiroso, Amber me dijo que es para pasado mañana- ella rió divertida ante la reacción de su amigo.
-Dios Amber siempre arruinando mis sorpresas..-hizo cara de dramático y fingió llanto.
-Igual está bien que no vayas, Daniela estará ahí-pronto paro su teatro y la miró detenidamente.
Su rostro se ensombreció un poco al igual que soltó un suspiro desganado.
-Gracias por avisarme, linda- Violeta sonrió comprensiva al entender su reacción y solo le calmó cantando una suave balada.
-Daisy, Daisy, give me your answer do..I'm half crazy for loving you...-canturreó tranquila cuando escuchó unos toques en su puerta y supo que era su madre.
-Me debo de ir, te veo mañana- Manzo un beso y no espero a que el otro se despidiera.
-¿Ya?- su mamá la miró y tomó de la mano, dirigiéndola a la cama.
-Nos iremos de viaje, cariño. Alista tus cosas, solo serán unos días a Oklahoma.
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Roces del alma.
RomanceVioleta siempre había amado trabajar para completar su sueño y sabía que con lo que ganaba le iría bien o al menos por un tiempo. Todo iba bien, hasta aquel trágico día donde perdió lo que más amaba y sufrió las consecuencias de sus malas decisiones...