6

3 1 0
                                    

Me quedé mirando el intercomunicador.

—¿Perdón?

Oí una voz apagada en el fondo, entonces Minki volvió a hablar.

—Kunpimook Buwakhul, señor. Dice que trajo los archivos SEULLO...

Mierda. Mierda. Mierda. Me aclaré la garganta.

—Uhm...

La voz de MinKi llegó a través del intercomunicador.

—Dice que trajo los archivos de SEULLO y café— MinKi no sonó exactamente impresionado —Al parecer, el café es importante.

Sonreí.

—Deje que suba.

Abrí la puerta y fui a la cocina a poner en orden el desorden que había hecho, también creí conveniente agregar café en la lista de compras. Un par de minutos después hubo un breve golpe en la puerta.

—¿Hola? ¿Señor Im?— llamó el menor.

—Sí, adelante Kunpimook— contesté.

Entró sosteniendo un maletín en una mano, una mochila al hombro y una bandeja para llevar café. Llevaba pantalones de traje, pero sin corbata ni chaqueta y las mangas estaban enrolladas hasta los codos. Se veía como todo un profesional pero relajado, mientras que yo estaba allí en jeans y con los pies descalzos. Deslizó la bandeja de café en el mostrador de la cocina y me miró inquisitivamente.

—Llamé a la oficina y recogí los archivos— dijo, poniendo el maletín en el suelo y arrastrando la mochila en su hombro —Y compré café en la cafetería que le gusta.

Kunpimook miró alrededor de mi apartamento, desde el salón-comedor abierto hasta la cocina gourmet. El mobiliario era caro, probablemente pretencioso hasta cierto punto, pero era una representación directa de mí mismo. Era clásico y tradicional, con sillones de cuero y una antigua mesa de comedor, el único mobiliario moderno era la cocina, Kunpimook lo vio todo poco impresionado. Finalmente, sus ojos se posaron en mí.

—Así que, ¿dónde haremos esto?

Me pase la mano por el cabello.

—Yo, uhm... bueno, cuando dije que trabajaría desde casa...— dije en voz baja —No esperaba que tú vinieras a trabajar también.

—Oh— dijo, dándose cuenta de que acababa de presentarse en mi casa sin invitación —Oh, mierda— parecía realmente mortificado —Pero NaRa dijo específicamente que trabajaría cuando usted lo hiciera, sin excepciones. Fue una de las primeras cosas que me dijo, y fue bastante específica.

Le sonreí.

—Está bien, Kunpimook.

—NaRa me asusta— admitió, todavía sin saber a donde mirar —Quiero decir, estoy seguro de que es amable y todo, pero tiene una mirada feroz que me pone nervioso. Nayeon, una de las internas, esta cagada de miedo por ella.

Era evidente que estaba avergonzado, por lo que balbuceaba. Sonreí y le di uno de los cafés que había comprado.

—Kunpimook, está bien. Vamos a acomodarnos en la mesa del comedor, tira ahí todos los archivos y vamos a revisarlos.

—Lo siento mucho— dijo de nuevo —Me siento como un completo idiota.

Me reí de él y tomé un sorbo de café.

—Está bien, Kunpimook. Muestra gran perspicacia y audacia que te presentes a trabajar a...— comprobé la hora —...las ocho de la mañana de un sábado.

Sus ojos se abrieron.

—¿Llegué demasiado temprano?

No pude evitar sonreírle.

—No, trajiste café, así que todo está bien.

Tomé el maletín y lo dejé sobre la mesa del comedor. Recogí mi portafolio, saqué mi laptop y nos instalamos en un confortable trabajo silencioso. Él hacía algunas preguntas de vez en cuando, mientras trabajaba en conseguir las calificaciones de cumplimiento de energía para el proyecto SEULLO, yo me pasé las siguientes horas tratando de ignorar el hecho de que el hombre con el que había soñado, con quien había fantaseado mientras me masturbaba en la ducha la noche anterior, estaba sentado frente a mí.

También puse atención a cómo chupaba el final de su pluma y la forma en que inclinaba la cabeza sobre su mano con los dedos en su cabello.

Tratando de concentrarme en mi trabajo, de alguna manera me las arreglé para terminar la hoja de especificaciones para el mismo proyecto en que Kunpimook trabajaba. Fue útil contar ambos con los mismos planos corriendo a través de las mismas hojas de archivos, no me di cuenta del tiempo que pasó hasta que el menor se puso de pie estirandose.

—¿Tiene hambre?— me preguntó, mirando el reloj —Es la hora del almuerzo.

Miré mi reloj para darme cuenta que casi era la una.

—Por Dios, no me di cuenta.

Kunpimook entró a la cocina.

—¿Puedo hacerme un sándwich?— preguntó —¿Quiere uno?

—Uhm, claro— le respondí, aunque no estaba seguro de que tuviera lo necesario para hacer un sándwich.

Lo observé mientras rebuscó entre la nevera y la despensa como si el lugar le perteneciera, obviamente buscando algo en particular.

—¿Tiene mantequilla de maní?— preguntó —No la encuentro.

—¿Mantequilla de maní?— le pregunté con incredulidad —No, no lo creo.

Kunpimook negó con la cabeza.

—¿Cómo puede no tener mantequilla de maní?

—Uhm, no desde que Yugyeom era pequeño— le dije, e inmediatamente me arrepentí de la elección de mis palabras.

No quería que pensara en mí como el padre de uno de sus amigos,  no quería que pensara que estaba insinuándole que era un niño. No quería que pensara en mi como alguien de dos veces su edad, o su jefe, o... lo cierto es que no sabía ni siquiera qué mierda quería que él pensara. Necesitando la distracción, agarré mis llaves.

—Ven, vamos a salir por el almuerzo— le dije —Además tengo que comprar un poco de café.

—Uh, ¿Señor Im?— la voz de Kunpimook me detuvo cuando estaba a punto de abrir la puerta. Me volví hacia él, y miraba abajo hacia mis pies —¿Zapatos?

Mierda.

—¿El Alzheimer ya comienza a su edad?— preguntó con una sonrisa.

—No soy tan viejo, ¡muchas gracias!

Se rió de nuevo y luego trató de evitarlo.

—Lo siento, ¿eso estuvo fuera de lugar?

—¿El qué?— le pregunté —¿Burlarte del padre de Yugyeom o de tu jefe?

—Ninguno de los dos— dijo. Sus ojos brillaban con diversión y sonrió —Burlarme de las personas mayores.

Rodé mis ojos y me puse los zapatos.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 05 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

UPGRADE {Bbam}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora