Parte 1

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El sol resplandece y escucho a los pájaros cantar su melodía de buenos días, no sé en qué momento dejo el sueño de Morfeo y despierto en mi realidad

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El sol resplandece y escucho a los pájaros cantar su melodía de buenos días, no sé en qué momento dejo el sueño de Morfeo y despierto en mi realidad. Suspiro un par de veces mientras intento controlarme, estaba soñando... era un súper sueño, en él disfrutaba de los besos de mi prometida mientras la embestía una y otra vez con mi verga, mis manos estrujan su pecho y paso mi lengua sobre ellos. Eliza disfruta de mis caricias, sus gemidos me enloquecen y su humedad me indica que ha alcanzado un orgasmo. ¡Me encanta hacerla mía! ¡Extraño acostarme con ella!

Bufo del fastidio, ese sueño parecía tan real, que hasta mi tercer brazo palpita deseoso por derramarse. Ya me he puesto de mal humor.


Me levando de la cama y decido darme una ducha fría, lo necesito. Desde que a mi prometida se le ocurrió la odiosa idea de tener un poco de pureza, nos sometió a seis meses de castidad. ¡Está loca! ¡Loca! ¿Cómo se le ocurre privarme de su cuerpo y besos? Como siga de ésta manera me volveré loco y mandaré al trasto todo ¡Tengo ganas de hacerla mía!

Tras el duchazo y cambiarme, mis deseos y mal humor han menguado un poco. Desayuno un poco y luego me voy al trabajo; espero al menos con eso poder ignorar que el tiempo pasa odiosamente lento.

-Buenos días señor Grandchester, aquí tiene la correspondencia
-Gracias.

Leide, mi secretaría, deja los sobres en mi escritorio y me entrega una taza de café. Me recuerda los eventos del día mientras firmo unos documentos. Y como puedo, intento concentrarme en el trabajo.

Las horas pasan y tras la última junta, voy a visitar a mi novia. Cuando llego a la residencia de los Leagan, ella me recibe con una sonrisa abierta; la abrazo, la levanto en volandas y la hago girar mientras hundo mi nariz en su cuello. Me encanta.

-Ha, ha, ha... Terry ¡Para! Me haces cosquillas
-Juuummm... te comería ahora mismo, preciosa
-¡Shhhh! ¡Calla! Que mis padres te pueden oír
-¡¿Qué más da?! Si es la pura verdad

Le digo con sagacidad, sabe que es así... ella se sorbe el labio inferior con picardía. Le acaricio la mejilla antes de besarla ferozmente. Eliza me obliga a terminar el gesto y siento que empiezo a ponerme de mal humor.

-Cariño... por favor, no. Tienes que controlarte
-¿Controlarme? ¿Por qué?
-Porque lo prometimos
-Eliza, estoy que reviento... no aguanto más, te deseo
-Yo también amor, pero ya solo quedan dos meses para la boda... aguanta un poco más


Me crispo, de sólo imaginar que debo esperar dos meses en éste estilo me cabrea. Ella me mira con ojos suplicantes.

-¿Cómo se te ocurre ésta estúpida idea de abstinencia sexual? ¡Me estás volviendo loco Eliza!
-Pues cuando te lo propuse, te pareció buena idea... no entiendo a qué viene todo éste numerito
-Porque pensé que sería sólo por unos días, luego volverías suplicando porque te folle, no pensé que podrías pasar tanto tiempo sin querer acostarte conmigo
-¡Claro que te deseo tonto! Pero quiero que nuestra noche de bodas sea fantástica
-¡Lo va a ser! No hace falta ésta estúpida idea tuya de abstenernos
-¡Más estúpido eres tú! ¿Cómo puede enojarte ésto? ¿Cómo puedes hablarme así?

Me empuja molesta y me da la espalda, también se ha enojado. Buaaaah... ¿Qué le puedo decir?
En ocasiones me cuesta entender a las mujeres. Suspiro un par de veces para intentar calmar mi bestia interior. Toco uno de los bucles bermellón de ella y procurando sonar lo más sereno posible le digo

-Detesto enojarme contigo... sabes que te quiero, pero cada vez se me hace más difícil estar a tu lado y no desear metértela. Te deseo Eliza.

Finalmente se gira y me observa, me observa y requetecontra observa.

-Yo también te quiero Terry, llevamos tres años juntos. Y sabes perfectamente que odio que me hables mal. No soy como tus amiguitos, soy tu mujer, tú prometida. Así que me respetas
-Pues deja ya esa estúpida idea abstinencia sexual
-Si realmente me amas, tienes que aguantar
-¡Claro que te amo, maldita sea! ¿A caso no te lo he demostrado?
-¡Pues yo de lo demostré cuando me pediste una prueba de mi amor! Ésta es tu prueba así que te aguantas
-¡Maldita sea!

Me exaspero y empiezo a caminar como león enjaulado en la habitación. Siento que el corazón late con fuerza. Debo controlarme, últimamente termino explotando de muy mala manera. Y no me gusta estar enojado con ella, menos, si lo que quiero es poder terminar con ésta sequia de una buena vez.

-Está bien, piensa en otra cosa... si quieres una prueba, pídeme lo que quieras, pero olvida de una puñetera vez la abstinencia
-De verdad chico, no te entiendo... siempre te complazco en todo lo que me pides ¿Por qué no lo haces tú por una puñetera vez?
-¡No me toques los huevos Eliza! Si tan complaciente eres ¿Por qué no me pides otra cosa?

Me exaspero, es verdad lo que me dice, pero estoy cerrado en mis trece. Lo que quiero es volver a follar con ella. ¡Cielos! Me he vuelto una bestia obsesionado con el sexo. Maldita sea.


Decido acercarme a ella para besarla, al principio se sorprende y se resiste, pero poco después se entrega a mi exigencia. Con mi lengua juego con la suya, mientras que mis manos la acaricio y apretó contra mí para excitarla. Eliza gime entre mis brazos, sé cómo encenderla.


Termina la caricia muy en contra de mi voluntad, tiene las mejillas encendidas... ¡Sí! Un poco más y ya es mía. Intento volver a besarla, pero posa su diestra sobre mi boca

-Está bien... has ganado

¡Sí! Estoy que me salgo de mí mismo por el júbilo, la abrazo y hago girar mientras beso su cuello, sé que le gusta y le enciende. ¡Qué ganas tengo de hacerla mía!

-Terry, cariño... para y escucha. Deja de querer quitarme la ropa
-¿Qué sucede?
-Acepto en pedirte otra cosa
-¿Y eso es?
-Está bien, demuéstrame que me quieres haciendo algo. Quiero que me traigas una rosa
-Ahora mismo, mi amor
-¡Espera! No quiero de las que tengo en mi jardín, sino una especial

¡Ya estamos! ¡Ya estamos otra vez con tonterías! Sólo espero que no sea otra estupidez.

-Hay una rosa que es muy especial, sólo florece una vez en el año. Tráemela, y entonces se termina la sequía
-¿De verdad? ¿Así de sencillo?
-Sí
-De acuerdo, dime ¿En dónde la compro?
-¡No seas tonto! Esa flor no se vende como si fuera pan
-¿Entonces?
-No lo sé, debes de buscarla
-¿Cómo dices? Estás de guasa ¿No?
-Hablo muy en serio amorcito

Ashh... en ocasiones así, me dan ganas de estrangularla. Odio cuando se pone tan cabezota como yo.

-No tengo por qué dártelo todo hecho. ¡Búscate la vida! Ya sabes que es una rosa y que sólo florece una vez en el año; lee, investiga, pregunta ¡Cualquier cosa! Y cuando la tengas, me la traes
-Puffff... tu perversidad y terquedad me irrita y excita en igual proporción. Está bien, será como tú digas

Le doy un beso rabioso y exigente, para hacerle ver cuánto la deseo y que estoy dispuesto a todo. Le muerdo el labio por la excitación. Eliza desliza sus dedos por mi cabellera y luego tira de ella, sé que me desea. La provoco todo lo que puedo y me marcho. Para que sienta en sus carnes cómo es mi frustración porque no desea tener sexo conmigo.

Lo primero que hago es ir donde mi amigo Alistear, le cuento que necesito encontrar esa pinche flor. En un principio se sorprende, pero igualmente me ayuda. Por varios días revisamos libros tras libros hasta que finalmente la encontramos

-La rosa "Banksiae" es un tipo de rosal silvestre. Su flor crece de forma espectacular sólo en condiciones específicas. Florece sólo una vez...

Lee en voz alta Alistear. Veo en el libro un boceto de la rosa en sí, y mi amigo farfulla algo de misticismo, trampa, precaución, maldición... yo qué sé qué tonteras más, lo que realmente quiero saber es en dónde está para ir a por ella.

-No dice el nombre del lugar donde florece, sólo que es de muy difícil acceso
-¡¿Estás seguro?! ¡No me fastidies Alistear! Necesito encontrar esa flor
-Es lo que dice el libro, léelo si no me crees
-Está bien

Suspiro exasperado... pongo los ojos en blanco al ser consciente que Eliza me la ha jugado. Sólo espera y verás cariño, seguro que me las pagarás.

-Aunque por el lugar que describe, se parece mucho a lo que menciona "Thomas Bronw Larris" en su libro "Viajes de Primavera"
-¿Y qué dice?
-Espera

Le veo coger un par de libros, dos mapas y extenderlo sobre la mesa. Tras una larga media hora, logra darme algo parecido a unas instrucciones. Me lo explica dos veces, tres y hasta que se harta, la puñetera ruta.

-Mira, llévate los libros, el mapa y los apuntes, pero ¡Déjame en paz Terry!
-Sólo quiero asegurarme que no terminaré perdido en el fin del mundo
-¡Piérdete, por favor! Quizás así pueda estar tranquilo por un buen tiempo. En toda la semana no me has dejado en paz ¡Por el amor hermoso! Con darle cualquier flor habría bastado. No creo que Eliza se hubiese dado cuenta que no es la "Rosa Banksiae"
-¡Qué más quisiera! Pero si me lo ha pedido, seguro es porque sabe algo
-Ha, ha, ha... seee, seguro. Eliza es muy especial. Menuda suerte tienes.
-Lo sé
-Te envidio... ojalá pudiese encontrar una mujer igual para mí
-La encontrarás, no pierdas las esperanzas.

Lo miro un rato mientras bebo mi taza de té, Alistear es mi mejor amigo y un buen hombre. Siempre estamos juntos y los tres solemos hacer escapadas y travesuras. Cuando regrese del viaje le buscaré urgente una novia.


Finalmente se llegó el día de mi partida, me despido de mi prometida y de Alistear, él me promete que la cuidará en mi ausencia. Muy bien, aquí vamos. En busca de esa puñetera prueba de amor.


CONTINUARÁ...

+PRUEBA DE AMOR+ TerryficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora