Capítulo 1

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PEREZA:

Un minuto pasó de las doce de la noche y allí lo supe, mi estómago se vació, mi corazón se aceleró y me dejé caer de espaldas en la cama.

Cada cien años sucedía, no era algo que podía evitar, pero para mi mala suerte me pasaba sólo a mí.

Mi compañera por otro lado se encontraba en una esquina de la habitación observándome atentamente.

"Los siete pecados de Ravyn".

Así le llama ella a esta semana, una semana igual a cualquier otra para mí, ya que al ser yo el que cambia, no noto una diferencia en mi comportamiento habitual, pero ella sí.

Ella dice que me vuelvo insoportable, insaciable, inútil y no la comprendo o al menos no llego a notar en qué momento me convierto en todo eso.

Ella se acercó y cuidadosamente se sentó en la cama a mi lado.

—¿Empezamos?— me preguntó mi bella Coreal y de reojo, sin moverme, la observé estirar su mano hacia mí y retirarla rápidamente, tal vez con miedo a que esté enojado y el primer pecado sea la ira.

—Me da igual— le respondí sin ganas, me sentía un perezoso, quería pasar el día entero viendo el techo no haciendo otra cosa que respirar.

—Un punto para pereza— me indicó decepcionada, hace un siglo atrás quedó más alegre que nunca cuando empezamos con el pecado de la lujuria, hasta se le había olvidado alimentarme.

—¡Iupi!— fingí interés para que no hable sola, pero ya me había arrepentido de haber movido los labios, el movimiento me cansó en sobremanera.

Ella se acomodó su largo cabello blanco en un hombro y habló:

—¿Te dije que te engañé con el verdulero? Es un humano muy atractivo— me dijo, pero ni me molesté en gruñirle o atraerla hacia mí con posesión.

Tal vez es la pereza la que habla, pero yo ni loco correría un kilómetro fuera del bosque para ir con un humano, ni que me gustaran las frutas.

—Esa es mi bella Coreal— murmuré por lo bajo y refunfuñó.

—Dos puntos para pereza, Ravyn, así que descarto a la ira y no, no me acosté con el
verdulero— creo que rodó los ojos, pero para saberlo tendría que voltearme a verla y no tengo entusiasmo, ni ganas. —Oí que el conde Drácula tenía un castillo ¿No te dan celos...tal vez envidia tener sólo una mansión?

Nah, el hombre sabía lo que hacía, pero rayos ¿Tomarse tantas molestias para luego morir? No, gracias.

—Es mucho trabajo— alcé los hombros para encogerlos y los dejé quietos, bajarlos también es mucho trabajo.

—Entonces no es ira, ni envidia, sigamos.— Se subió sobre mis piernas y se frotó contra mi amigo —Vamos a ver qué tenemos por aquí— murmuró soltando una risilla y con sus habilidosas manos me bajó el pantalón —¿Dónde están tus bóxers?— me preguntó cuando mi amigo saltó sobre su mano.

Esta vez me quedé quieto viendo hacia el techo, si ella quiere una respuesta va a tener que esperar hasta mañana porque ahora no tengo ganas.

—¿Quieres que te toque?— me preguntó, pero ya lo estaba haciendo, su mano subía y bajaba y luego su lengua me acarició mojándome a su paso.
—Ravyn ¡Pon de tu parte también!— me gruñó y quise reír y decirle: "Bella, mi amigo también tiene pereza, así que no te esfuerces, no se va a levantar", pero al igual que mover los labios, pensar eso también me cansó y me lo guardé para más tarde. —Agg, tampoco es lujuria— gruñó y se bajó de la cama.

Comenzó a caminar por la habitación y pronto el aroma delicioso de su sangre me llegó, mi boca se hizo agua, mi corazón latió más fuerte y quise hincarle el colmillo, pero no me moví.

—¿No quieres un poquito? Me hice el corte especialmente para ti— me preguntó y caminó hacia mí.

Las gotas de sangre caían sobre el piso con su característico sonido que me hacía arder la garganta.

—Te daré entonces—Volvió a sentarse sobre mí. —Abre la boca Ravyn— me ordenó.

No, no quiero, es demasiado ejercicio.

—Un poquito al menos— colocó su muñeca sobre mi nariz y juro que quise beber, abrir la boca y deleitarme de ella, pero tampoco iba a separ mis labios, sentir el gusto con la lengua y luego tragar para sólo beber sangre, era demasiado ejercicio sólo para seguir vivo. —¡Bien!¡Lo haré
yo!— creo que se está cansando de mi actitud.

"¡Eso es!¡Ríndete al lado oscuro de la pereza!"

Me abrió la boca y dejó caer la sangre por mi garganta que costaba que se deslice puesto que yo no tragaba.

—Tú dime cuándo— me advirtió y yo la dejé que haga lo que quiera hasta que la sentí débil y gruñendo cubrió su muñeca.
—¡Tampoco es gula! A qué ni siquiera lo disfrutaste y deseaste querer con desespero más de
mí— se bajó molesta de la cama y continuó caminando. —Ya está, es definitivo, el primer día de este año es la pereza.

Eso tiene sentido, me da pereza hasta de pensarlo...mejor miro el techo, estoy seguro de que cuando mi bella se canse de pensar, como yo hice y le de fiaca, se va a acostar a mi lado.

Holaaa!!

Estoy participando en el concurso "7 pecados capitales".

Serán algunos relatos, en su mayoría graciosos, pero también con algunos toques de romance y enojo.

¡Espero que lo disfruten!
😍

Los siete pecados de RavynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora