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Hace aproximadamente un año atrás.

La castaña caminaba rápidamente a donde habían solicitado su presencia con urgencia, mentiría si no dijera que estaba hasta los pelos del miedo que la recorría. Solamente se había tomado 2 minutos en el baño ¿Acaso ni eso podía hacer?

- Jennie, tienes que apresurarte a llevar este pedido a la habitación 3103. Sé que estás trabajando en la parte del restaurante, pero en serio necesito que lleves esto, todos estamos hasta el cuello de trabajo y esto necesita ser llevado ya –

Respiro. ¿Así que solo era eso? Dios, la habían asustado hasta mearse, pensaba que iban a quejarse por su trabajo. Una vez tranquila y con el corazón calmado le sonrió al chef cuando este le estaba entregando el carro de servicio.

- Está bien chef Seokjin, entregare esto como me lo pide, pero ¿puedo pedirle un favor? – asintió, curioso por lo que le diría la chica – no se aflija tanto, usted es el mejor en lo que hace, nadie va a quejarse por algunos de sus platillos – dicho eso le regalo una gran sonrisa.

El hombre se puso colorado por el halago de la chica, le enterneció y no pudo evitar sonreír le también.

- Eres una chiquilla, mejor ve antes de que si se quejen por lo retardada que vas – Ella asintió de manera rápida y se dispuso a caminar, todo esto sin borrar su sonrisa – Eres una bella alma, Kim Jennie –

Llego rápido, mentiría si dice que no corrió cuando se aseguro de que el chef la perdiera de vista, ya que la hubiera regañado por su mala disciplina y comportamiento en el Hotel.

Toco suave y lentamente, pero se aseguro de que la escucharan. Dentro de la habitación apareció un chico apuesto, dejándola sin aliento por un momento. No escucho lo que el chico le dijo, solo entendió cuando se hizo paso para que ella entrara.

Nerviosa, comenzó a colocar las cosas como se las habían enseñado el primer día que había llegado al lugar. Lamentablemente uno de los cubiertos fue a dar al suelo, rápidamente fue por el al igual que el joven.

- Lo siento – dijo.

- Está bien, esto nos sucede a todos –

Sus ojos, ella los observo en todo momento mientras hablaba. Y el nerviosismo se fue, siendo suplantado por el miedo. Juro que su corazón se saldría en cualquier momento, y sintió más miedo al pensar que el chico podría escucharlo.

- Debo retirarme – dijo para hacer una reverencia y tomar el carro de servicio y disponer a caminar hacia la salida, justo antes de que ella pudiera llegar escucho de nuevo su voz.

- ¿Cuál es tu nombre? – silencio fue lo que reino mientras ella pensaba entre responder o no. Solo unos pocos minutos, que parecieron una enorme eternidad.

- Jennie – dijo finalmente- Kim Jennie – dio una media vuelta para ver al chico, de espalda sosteniendo una copa en su mano con un líquido rojo en ella, supuso que era del vino que ella había traído.

- Jennie – repitió, aun jugando con la copa en sus manos - ¿bebes vino, Jennie?

Ella negó, pero rápidamente se regaño a si misma por ser tan estúpida. Uno, había dado su nombre a un desconocido y a un huésped del hotel. Dos, había negado cuando él chico ni si quiera la estaba mirando, que estúpida.

- No señor – dijo amablemente, aún mirando en su dirección.

- Me gustaría que bebieras esta copa de vino junto a mí, prometo que será una sola- dijo, mirándola por encima de su hombro

- Señor, por más que me gustaría yo - sus palabras se cortaron cuando vio al chico ir hasta donde ella. Sintió su corazón detenerse.

- Solamente será una, luego te dejare ir – sonrió - no deberías ser descortés, Jennie –

Dulce VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora