Parte 7

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El castaño jugaba con sus manos, mientras veía como James era muy mimoso con Bruce. Era casi natural que lo fuera, Bruce fue uno de los primeros que lo ayudó y creyó en el después de Hydra. Lo quería demasiado, casi como su hermano.


-Mi pequeño hermanito- decía mientras apretaba a Bruce entre sus brazos. –No puedo creer que me vas a volver tío tan rápido, ¿Quién es el afortunado?

Vio como la pregunta le incomodaba y decidió dejarlo ahí y dirigirse esta vez al otro omega.


-Necesitamos hablar.


James lo condujo hasta afuera de la habitación, para ser más exactos en uno de los pasillos.


-Estas más bonito desde la última vez que te vi. - Comenzó


Tony frunció su ceño, demostró la ira que aún tenía guardada hacia James; sabía que no era el responsable de la muerte de sus padres, pero no podía evitar odiarlo por ser su destinado. Su parte racional y humana, amaba a Steve, lo reconocía como su única y permanente pareja, pero su omega no, su omega quería al idiota de James.

James poco o nada podía hacer por la atracción nata que sentía cada que lo veía, que escuchaba sus risitas e incluso cada que le mostraba su cara de desagrado, su lobo lo tomaba de manera inexplicable pidiéndole a gritos que reclame lo que es suyo. Más todo eso era estúpido ¿Cómo podría amarlo?, el acabo con lo que más amaba, aparte Steve era bueno para él.  

Muchas razones lo precedían, sim embargo, -y mientras perdía el tiempo pensando- su lobo ya se había apoderado de él, acorralando al pequeño omega contra la pared y robándole un beso forzoso y claramente desagradable para ambos.

Steve que subía las escaleras, por el mismo pasillo, logro ver el beso y afortunadamente también llego a ver como el omega intentaba separarse y como después se limpiaba los labios con la manga de la gran polera roja que traía en ese momento. Cabe recalcar que era una de sus prendas, aun viendo todo eso no pudo evitar sentir los celos y la cólera.


- ¡¿Qué mierda te sucede?!


Steve dio zancadas grandes hasta llegar a donde estaba James, poniendo a el omega atrás de si y haciendo un intento de marcar territorio, claro que no pudo hacerlo pues no era un alfa. Tony veía en cuadro con culpa, ellos eran amigos antes de él.


-Yo...yo lo siento, Steve.


El rubio apretó los puños, conteniéndose de las ganas de golpearlo. Comenzó a caminar a un paso lento sin percatarse que el omega lo seguía; al llegar a su habitación cerro de un portazo.


-Steve, déjame que te explique...


Los iris azules por fin se dieron cuenta de la presencia del castaño


-Solo vete.


-Steve, yo...


Steve se acercó de manera imponente a él, haciéndole temblar y notar sus ojos a punto de llorar.


-¡Soy un maldito beta! ¡Y puedo oler todo el puto aroma de James en ti!


Recalcó con los dedos en su pecho. Tony tembló mas; jamás lo vio tan enfurecido como ahora, Steve le había gritado, haciendo que su corazón se estrujara de manera poco agradable.

El beta tomo por la parte trasera del cuello a el omega y lo levanto por encima del piso unos centímetros, el otro por inercia se aferró a su cintura con sus piernas y cuando lo soltó dejo que su cabeza se recostara por encima de su hombro, dejando esa parte de su playera algo mojada por las lágrimas incesantes que salían de sus ojitos castaños.

<<Nunca te haría llorar>> recordó su promesa, lo que le dijo el día que le hizo el amor por primera vez, la que juro jamás romper y exactamente lo que acababa de hacer. Dios; fue un idiota, Tony no tenía la culpa de esto, era inevitable, era su destinado después de todo. El que sobraba era él.

Tomo sus muslos y con delicadeza lo coloco encima de la cama, asegurándose que este bien, pero sin decir nada, seco sus lágrimas importándole poco las que él estaba derramando. Acaricio bien sus mejillas pues sería la última vez que lo haría. Cuando vio su tarea completa, le sonrió de manera franca y se dirigió a la puerta.


<<Te amo, pero, no eres para mí>>


-Beloved, no te vallas, por favor- rogó y el rubio sintió calidez por el mote cariñoso, ese entre muchos era su favorito.

Steve no volteo, si lo veía así, con una cara suplicante y sus lágrimas pesadas, sabía que ya no lo podría dejar. Por eso, restó importancia a sus palabras y se fue.


<<Adiós amor>> Pensó

La cabaña de Clint. (Hulkeye) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora