UNO
¿Dónde está mi ángel? Por favor que alguien me salve...
Jungkook escuchó aquella canción y los vellos se le erizaron, irguió su espalda y retuvo el aire en sus pulmones, e intentó con todas sus fuerzas, que lo estaba ocurriendo no le afectase y nadie de los presentes noten su estado. Carraspeó bajito, para poder tragarse la angustia y fijó su mirada al suelo, escondiendo su cara en el proceso.
Sabía que era para él. Pero se quedó en un lugar en el estudio sin nada que opinar sobre el tema.
La voz rasposa de Taehyung en aquella canción, era súplica, redención y Jungkook no lo soportó; porque la mirada de su Hyung la sintió cerca y Jungkook era débil y cobarde.
Tras unos minutos, eternos e interminables minutos se levantó, agarró sus cosas con las manos algo temblorosas, sin mirar a nadie en particular, porque sabía que las miradas; cada una de ellas estaban puestas en él. Reverenció a los presentes e hizo hincapié en Taehyung, hizo fuerzas para no llorar, hizo fuerzas para no desplomarse allí mismo delante de todos y gritar a todo pulmón que lo extrañaba horrores, pero solo fueron unos segundos que cruzaron miradas, porque el mayor dijo algo por lo bajo y continuaron hablando de los arreglos de la canción.
Por más que le habían dado las indicaciones de donde se encontraba cada lugar, se vio algo perdido, quizá mareado. Y harto.
Visualizó el letrero del baño y se encaminó hasta allí.
Empujó la puerta con el hombro y se encaminó al primer cubículo, algo ahogado. Bajó la tapa del inodoro y se sentó allí, esperando calmarse. Esperando algo, un milagro quizá.
Llevó sus manos a la nuca, para poder aferrarse de algo, ya que todo le daba vueltas.
Y aquella carta vino a él, y una despedida trunca, que no pudo decir nada de lo que en verdad sentía aquella noche.
Las lagrimas caían una tras otra mojando su rostro, sintió l gusto salado de ellas, y contrarrestaba el sabor amargo que sentía en su boca y quizá incluso en su alma.
La angustia se apodero de él, lastimándole la garganta, porque se encontraba en el lugar más recóndito de aquel edificio y esperó qué la angustia se disipe para hacer como si nada hubiese pasado, para fingir que Jeon Jungkook, estaba en perfectas condiciones, porque él podía con todo, porque era el Golden maknae, porque él hacia todo bien, porque Jungkook era perfecto ante la mirada de millones de personas; así es como lo autoproclamaban, pero muy alejado de la realidad, porque Jungkook era un simple mundano, que amaba y su amor no era suficiente.
Ruidos
Jungkook escucha ruidos, que no son propias. Son ajenos. Y ni siquiera son del ahora. Son de aquellos recuerdos que se le impregnan en la piel, recordándole su presente.
—¿Jungkookie, puedes dormir conmigo hoy? Extraño a mi familia —le dice el mayor con los ojos llorosos, con la voz apagada.
—Yo también la extraño ¿Crees que debutaremos? ¿Realmente lo crees? A veces quiero rendirme y volver con ellos. Me siento muy solo.
—Mientras yo esté jamás vas a estarlo. Jamás.
Y se acurrucan en una cama pequeña, entrelazando las piernas y se quedan mirando el uno a otro sin muchos que decir, Taehyung le besa la nariz y Jungkook siente la tibieza de un beso que pretende ser inocente y que envuelve millones de sensaciones; la frunce apenas haciendo una leve sonrisa.
—Te amo, Hyung.
—Yo también, Jungkookie. Mucho más —Y lo trae más a su cuerpo. Y Jungkook apoya la nariz en el pecho de su Hyung aspira poquito su esencia, y los ojos le pesan y el sueño lo vence.
Y hoy , encerrado en un baño se siente más solo que nunca. Quizá porque sus decisiones no fueron las mejores, ni mucho las adecuadas.
Aquella voz se le siente lejana, pero la sensación se le impregna en la piel, hasta hacerse carne; hasta hacerse parte de él.
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Cuando nadie nos ve
FanfictionJungkook y Taehyung son los hombres más populares e influyentes de Corea, no solo de Corea sino del mundo. Rompen récords en todas las plataformas, en redes sociales, son tendencias mundiales, siempre que aparecen; han salido en varias oportunidade...