La muchacha de cabellos dorados se mantenía expectante, mirando a las personas dar un paseo. Salía a tomar el sol acompañada de sus hombres, los cuales tenían la estricta orden de no dejarla sola, de que nadie se le acercara y sobre todo, que disfrutara su estadía.
Privilegiada, quien ha tenido la buena suerte de nunca salir de las murallas, de jamás batallar de ciertos privilegios, ya que sus padres tienen cierta conexión con el Rey.
— Señorita Bianca.
— Cállate, no quiero escucharte — Uno de sus acompañantes se disculpa y simplemente la dejan en paz. Ella está mirando el agua resplandeciente. Hace calor y el sol se refleja en el agua cristalina.
— Maldita sea, no hay nada que hacer. Siempre es lo mismo — Gira y se encamina a casa, donde su madre hace sus labores —. No los quiero ver aquí hasta mañana.
Entra a su casa y una taza de porcelana cae contra el piso, haciendo que los pedazos se desperdiguen en él suelo.
— ¿Por qué demonios eres tan inútil? — Bianca tenía sometida a una de sus sirvientas. Su enojo hizo que la tomara del cabello tan fuerte que la pobre mujer pedía clemencia —. ¡Cállate!, lo único que sabes hacer es llorar, maldita sea contigo.
La arroja al suelo y aspira con fuerza. La mujer no dejaba de disculparse y Bianca le gritaba que se callara.
— ¡Fue un accidente, señorita!, ¡En un momento lo limpio! — La abraza de las rodillas.
— ¡Ya hazlo! — Grita mientras la lanza a un lado —. No me vuelvas a tocar con tus asquerosas manos, me das asco.
Como acto final, se posa delante de la sirvienta quien recoge los pedazos de porcelana.
— Te estás tardando mucho, contaré hasta 10 y quiero todo limpio.
— ¡Sí! — Asiente frenética dando velocidad a su labor.
— Uno... Dos... Tres... Diez... — La vena de su frente se hincha —. Recógelos con la boca, y más te vale que lo hagas de rodillas. No tienes permiso para levantarte.
Bianca peinaba su hermosa cabellera con sus dedos mientras la miraba desde un sofá. Le advertía que debía tener toda la pedacería en su boca. Acto seguido la obligó a masticar, haciendo que la pobre mujer se lastimara y que la sangre brotara de su pobre boca. Una vez satisfecha le indico que los escupiera.
— Tómate una taza de té, vamos — Sonrió de manera siniestra sabiendo que lo caliente iba afectarle las heridas de su boca —. Bien. No me molesten, quiero la comida en cinco minutos.
Subió las escaleras de su casa sintiéndose satisfecha. Su madre se encontraba revisando unos papeles y sonrió al ver a su hija.
Su pequeña hija.
Su malcriada hija.
Su sádica hija.
— Mi niña hermosa, ¿Cómo te fue hoy?
— No hay nada que hacer y los sirvientes solamente meten la pata — La madre es más alta que Bianca, de igual manera poseía unos cabellos dorados.
— Mi querida hija, ve a tu cuarto, mamá tiene pendientes— Mira los orbes de su hija. Aquellos ojos que poseían Heterocromía, su ojo izquierdo es de un azul profundo y el derecho de un tono casi dorado.
— Como digas.
La chica de uno cincuenta y cinco, avanza.
Es pequeña, pero aún así impone autoridad.
Oh mejor dicho, miedo.
El padre llega a casa, cansado, fastidiado, queriendo imponer una educación para su hija. A él no se le permite corregir a su hija, es por ello que Bianca es sádica. Su madre ha influenciado mucho en esto y poco a poco la está convirtiendo en un ser odioso.
— Buenas noches, señor Athens.
— ¡¿Qué demonios te pasó?! — Exclama al ver la boca hinchada con cortes superficiales — ¡BIANCA!
Ella se alista en su pieza.
Ella obliga a sus ojos a tornarse llorosos.
Ella hace lo imposible para bajar las escaleras en un mar de lágrimas.
— ¡Deja a mi hija en paz! — La señora Athens impone la bajada de su hija, quien de rodillas llora con toda su fuerza.
— ¡¿No ves lo mal que está?!, ¡SE ESTÁ CONVIRTIENDO EN UN MOUNSTRUO, CHIARA!
— ¡DEJA A MI BIANCA EN PAZ!, ¡LÁRGATE! — Aquella discusión había quedado al aire, dado que el esposo salió de la casa con la mujer de servicio.
— Ya no llores, mi niña — Abrazó a su hija quien aún estaba de rodillas.
El llanto era digno de un premio.
Era una perfecta actriz.
— Basta mi niña, nadie se mete con mi princesa, quien la toque está muerto o muerta... — Su pecho se infló y sus comisuras se elevaron, siendo cínica.
Ella simplemente sonreía con locura mientras su madre la consolaba, ella mostraba su dentadura perfecta y al mismo tiempo planeaba como hacerle la vida imposible a la pobre sirvienta.
Oh a toda persona que se cruzara con ella.
Bianca disfrutó cada una de sus actos maquiavélicos, hasta que su padre tomo una decisión firme, una donde su matrimonio llegó a su fin y la vida tan osada de su hija también llegó a su término.
Le enviaría a la Legión de Reconocimiento.
Y su estadía no sería nada agradable.
A menos de que...
ESTÁS LEYENDO
Aureum/ Hange Zoe x OC
FanfictionA veces ser privilegiada puede ser contraproducente. FanFic Yuri.