En silencio, nadie responde.

572 60 2
                                    

La relación de Jiang Cheng y Lan Xichen era simplemente perfecta, era como si estuviesen destinados a estar juntos, como si el universo supiera que eran el uno para el otro, sus "discusiones" eran al momento de elegir película o cuando elegían donde comer, era simplemente increíble.

Jiang Cheng creía que la palabra "perfecta" aún le quedaba pequeña, las razones eran muchas y para él eran muy importantes, para empezar, Xichen le había demostrado que el amor propio siempre es y será más importante que cualquier cosa, pero no le enseñó dando el ejemplo, Dios, Xichen era un maldito desastre cuando se conocieron por primera vez.

2 años atrás...

Lan Xichen el soltero más deseado de toda China estaba hecho mierda por una razón que solamente él sabía, se sentía como una basura, sentía que no merecía seguir con vida, acababa de descubrir que el accidente aéreo en el cual murió Nie Mingjue, su mejor amigo y hermano de vida, no había sido ningún accidente, sino que el gran amor de su vida lo había ocasionado, aquel al que cada noche juraba amor y este hacía lo mismo, noche tras noche fue una farsa para encubrir uno a uno de sus delitos.

Xichen se centró en su trabajo, parecía un robot programado para hacer lo que un presidente de empresa debía hacer, firmaba papeles aquí y allá, escuchaba las aburridas y largas juntas del consejo, nadie sabía del gran dolor que albergaba su corazón puesto que Jin Guang Yao fue su "amor secreto" o así lo veían ellos, era simplemente maravilloso.

Hoy como cada mañana de domingo, caminó a la cafetería más cercana de su departamento o bueno, del departamento que se supone compartía con A-Yao antes de llevarlo a la mansión Lan como dictaba la costumbre, quería mantenerlo solo para él un poco más.

De manera inconsciente había vuelto aquel lugar su escondite y su prisión en una condena autoimpuesta de sufrimiento en soledad.

- Señor, ya le dije 5 veces que me diga qué va a ordenar o se mueva de la fila - aquella voz nueva lo trajo de vuelta a la realidad

- Oh, lo siento, un té de menta por favor - comentó con una sonrisa que no llegaba ni siquiera a sus mejillas, era tan falsa como la del joven detrás suyo del cuál no era consiente que existía

- Okay, ¿para tomar aquí o para llevar? - cuestionó el joven de no más de 25 años con un gafete que decía Xue Yang

- Aquí - contestó mientras sacaba su tarjeta

- El lector de tarjetas se rompió ayer, hay un letrero en la puerta que pide que por favor paguen con efectivo por ese motivo - explicó Xue Yang molesto

- Oh, ya veo... no cuento con efectivo así que...

- Yo lo pago, junto con un café americano para llevar por favor - un joven de brillantes ojos violetas habló detrás suyo mientras extendía el dinero

- De acuerdo - Xue Yang anotó el pedido y cobró el dinero, fuera quien fuera quien pagaba simplemente le daba igual

- Dígame su número de cuenta y le transfiero el dinero - dijo rápidamente el Lan

- Es solo un maldito té, no hay razón para una transferencia bancaría por favor no sea ridículo - dijo el joven mientras tomaba su ticket y su café para llevar

- Pero...

- Si para el próximo domingo está usted aquí, podrá devolver el favor y listo - dijo el hermoso joven mientras salía de la cafetería

- Pero no me ha dicho su nombre... - susurró para sí mismo Xichen

- Pero dijo que vendría el próximo domingo, ¿por qué no vienes y así lo investigas? - le contestó Xue Yang mientras le entregaba su té ya que no se había ido a sentar a ninguna mesa como para que lo entregase de ese modo

Vivamos la realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora