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El sonido de las cadenas retumba entre las paredes de aquel desolado y moribundo almacén en las calles de un viejo y abandonado pueblo alejado de la ciudad

Estaba loco y siempre atentaba con su vida, las torturas se habían convertido en su más grande adicción y siempre buscaba que ellos lo torturaran hasta casi matarlo pero ellos estaban cansados de todos sus desquiciados deseos y lo encadenaron de manos y pies para dejar que el hambre y sed lo consumieran por sí solas

Alaridos se escuchaban por todo el pueblo, pidiendo y pidiendo pero nunca recibiendo ni la mínima pizca de atención

Sus huesos eran perfectamente marcados por la delgada y casi inexistente carne, sus ojos eran tan grandes y saltones como los de un mono tarsero y su cuerpo estaba marcado por bruscas mordidas y arrebatos de piel que el mismo se había producido, manchado por su propia sangre

El último alarido fue escuchado al medio día mientras que en la iglesia aguardaban por el final que aquel tipo

– parece que ya se callo –dijo mientras expulsada aquel dañino pero adictivo humo– quieres ir a revisar?

Su acompañante y pareja asintió restándole importancia al asunto, limpiando el polvo que se adhirió a sus trajes mientras permanecían sentados en las sillerías casi en ruinas de la iglesia, empezaron a caminar por los pasillos de la iglesia en busca de la salida

– los jefes vaya que si son crueles, ¿no lo crees, russ? – preguntó irónicamente el colombiano para dejar un poco de la lado la formalidad de su reciente pareja – has estado muy callado desde que empezamos a salir, hay algo que te moleste?

El ruso miró atento al menor y negó –bien si no hay algún problema por lo menos podrías responderme cuando te hablo, no crees?– risueño el ruso levanto los hombros y siguió caminando a un paso más acelerado dejando así al colombiano atrás

Ardido ante la falta de atención de su novio, refunfuñó maldiciendo –este gran malparido se cree que me puede ignorar, vamos a ver quien ignora más al otro– corriendo para alcanzar al mayor, rápidamente llegaron al almacén

Encontrándose frente a ellos un putrefacto cuerpo que con tan sólo abrir una puerta inundó sus fosas nasales de múltiples olores desagradables sofocando se con el olor y haciendo que a ambos les entrará unas fuertes náuseas

Volvieron a cerrar rápidamente –creo que por eso nos advirtieron en traer los cubrebocas– sofocados y agitados ante la desagradable experiencia, ambos sin opción alguna y con cierta molestia regresaron ante sus pasos a él vehículo que permanecía estacionado entre los árboles y arbustos lejanos al final del pueblo

Abrieron la cajuela y tomaron un poco más que sólo los cubrebocas, llevando consigo guantes quirúrgicos, un saco y un lanzallamas como idea opcional del mayor

-vaya novio me conseguí aparte de ser un inexpresivo de mierda con uno es exagerado e infantil- pensó irónico el menor mirando como el mayor jugaba con el lanzallamas como si de un juguete nuevo tratase, realmente no le molestaba que el mayor tuviera sus momentos infantiles lo que lo jodia era el descaro con el que lo ignoraba

dejando de lado el acto infantil de su novio, empezó a caminar hacia el almacén en lo que iba poniéndose los guantes y tapabocas dejando al mayor atrás, por su parte rusia seguía jugando y quemando una que otra planta sin notar la distancia entre su pareja y el

-bien recojo su cuerpo, lo llevó a la cajuela, después, toca esconder el cuerpo en la construcción en pausa que esta a 2 hora de aquí, ¿que malo puede pasar?-habló para sí mismo parado frente a las puertas francesas del almacén, abriendo lentamente una de estas dejando nuevamente salir los putrefactos olores que inundaban el lugar que si bien eran tan solo un poco más débiles gracias al tapabocas, igual hicieron retroceder al menor tosiendo -"que malo puede pasar", pues mira que el olorcito este me va a terminar matando- 

momentos ruscol - multi universosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora