20 de diciembre
Cuando noté que me subieron a la camilla, la desplazaron sutilmente hasta la ambulancia para transportarme en dirección al hospital. Cuando ya estábamos en el interior de la ambulancia, intentaron con gasas para tapar la herida, inútilmente no funcionó. Pusieron sobre mi rostro una mascarilla de oxígeno. Intentaron tomar las pulsaciones de mi corazón, pero cada vez iban a menos por minuto. Varios intentos y minutos más tarde, oí el crujir del freno de mano, habíamos llegado al hospital. Los sanitarios decidieron salir de la ambulancia para poner bajarme de ella y así llevarme más rápido hacia una consulta de hospital. Comieron la camilla donde estaba tumbada sutilmente y la bajaron. Los médicos empujaron la camilla hasta la puerta del hospital y ahí oí el sonido de las puertas abrirse y los gritos desesperados de los sanitarios por encontrar a algún doctor libre en ese momento.