El vacío cielo es una envolvente negrura,
madre de miedos arcanos, abuela de fabulas primitivas.
La oscuridad sideral caja infinita que nos contiene.
A todos menos a "eso" de más allá. Así se le podría definir.
Ente que vaga fuera de nuestra azabache cúpula celeste.
Trasciende ese mar de incontables burbujas contiguas.
Cuando le place desciende de su vuelo astral a visitar alguna.
desatando sus viciosos caprichos sobre los mortales.
De oscura y lustrada piel, hecha de placas,
toda ensamblada como tosca carcasa.
De plumosas melenas brotando por cuello y coyunturas
Se envuelve en harapos, rojos como su brillante ojo.
Parece un muñeco viviente, un siniestro espantapájaros.
Ha ido y venido por eones, pues es eterno.
Por eso es copa de incalculable sapiencia, de todas las tierras,
Y también, dueño de una engañosa malevolencia.
Según cantan lenguas de mil mundos y mil eras.
Le divierte batirse a duelo, ya que nunca ha caído.
Vive bajo la ley de la espada, la que porta a su diestra.
Y así secuestra, mata y roba lo que le provoca, o peor.
Pues en la carne de otros puede engendrar bestias.
Grotescos mestizos que ayudan en su vil gesta.
A los confinados a una única burbuja sideral.
para los que le tememos a la madre noche,
Su motivación es insondable,
y su visita ojala nunca nos llegue...
