Frente a la ventana se encontraba un joven sentado mirando hacia el horizonte, observando con delicadeza el paisaje que se alzaba en el exterior.
Esa pesadez en su corazón dolía como nunca.
Estaba arrepentido, y gracias a su estúpido juego, ahora también estaba sufriendo.
Siempre le gustó pasar el rato con varias chicas, unos pocos días de éxtasis y ya. Lo que nunca pensó fue que aquella hermosa joven lo cautivaría y se adentraría tanto en su corazón.
Nunca pensó que a final del día extrañaría su sonrisa, sus risas, sus ojos y la delicada forma en la que se movía su cabello con el viento.
Nunca pensó que la extrañaría tanto a ella.
Se levantó rápidamente y salió de la casa, decidido a ignorar todo tipo de sentimientos en su interior.
Ahí justo en el escritorio de la habitación reposaba una hoja doblada con pequeñas gotas que hacían correr la tinta del lapicero. A simple vista, se podía descifrar que eran producto de lágrimas.
Querida Rose,
Fui un completo idiota al usarte, no merecías lo que hice y ahora estoy sufriendo.
Me di cuenta muy tarde de lo importante que eres para mi, cuando todo entre nosotros había terminado.
Extraño mucho tu compañía, tus risas y tu alegría.
Me encantaría hablar contigo y decirte lo importante que eres para mi, pedir disculpas por lastimarte, pero sé que nunca me perdonarás. Lo que hice fue impensable y me arrepiento completamente.
Te lastimé, y ahora me doy cuenta del daño que causé, tanto para ti como para mí.
Pero no puedo hacer nadapara cambiar lo que pasó.
Lo mejor será olvidarme de ti, ¿pero cómo hacerlo? Si no dejo de pensarte porque me he dado cuenta que aún te sigo amando.
Tal vez ya me hayas olvidado, pero yo nunca podré hacerloporque tu cambiaste mi vida por completo.
Lamento haberte lastimado.
En verdad lo siento.
Atentamente,
David,
el chico que se arrepiente de todo.
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