Capítulo 3

21 2 0
                                    

—¿Está aquí? —MinSeok escaneó a un puñado de clientes sentados en The Popped Cherry para el almuerzo matutino de los fines de semana, mientras esperaba una respuesta de su nuevo gerente del bar, que acababa de detenerse al final de la barra.

Byun Baek, vestido elegantemente con su uniforme de trabajo, estaba frente a ellos e indicó con una inclinación de cabeza las cabinas en el lado opuesto del establecimiento. —Se sentó en la otra sección, gracias a Dios. Llegó hace unos quince minutos.

—Por supuesto que lo hizo —dijo MinSeok, lanzando una mirada afilada a Dae—. Te lo dije. Siempre llega temprano.

—Solo llegamos unos minutos tarde. Deja de preocuparte. Estoy seguro de que ni siquiera lo noto.

Baek se encogió de hombros mientras limpiaba el bar. —No sé nada de eso. Estaba tan feliz como un oso pardo cuando llegó aquí y ha estado frunciendo el ceño desde entonces.

—¿Por qué? —dijo MinSeok—. ¿Qué le dijiste?

Un destello de preocupación cruzó las facciones de Baek por un milisegundo hasta que MinSeok curvó los labios y Baek dejó que su indignación saliera a la superficie. —Nada. Envié a Bianca a tomar su pedido. Mientras menos tenga que ver con ese hombre, mejor para todos nosotros.

MinSeok arqueó una ceja ante el tono de Baek. —Ese hombre hizo un milagro cuando sacó a tu prima de la cárcel. Creo que finalmente podrías admitir que su forma de hacer las cosas tiene algún mérito.

Baek hizo un sonido poco elegante. —Por favor, lo último que haría es darle a él ese tipo de satisfacción.

—¿Pero estarías abierto a otros tipos? —dijo MinSeok—. Es bueno saberlo. Tal vez eso lo animará.

Baek le lanzó una mirada divertida y luego dirigió su mirada en dirección a Dae. —¿Puedes por favor sacarlo de mi presencia?

Dae agarró el codo de MinSeok y asintió. —Por supuesto. ¿Todo lo demás va bien por aquí hoy?

—Hasta hace unos quince minutos, estupendo.

Cuando Dae tiró del brazo de MinSeok, este dijo: —solías ser un joven tan alegre.

—¿Sí? Bueno, solo solías verme cinco minutos al día. Tal vez no era tan alegre cuando no estabas cerca.

—Aja —dijo MinSeok—. Me extrañaste cuando me fui. Eso es realmente dulce. Y casi acosador. Hicimos una investigación de sus antecedentes, ¿verdad, Dae?

—Oh, Dios mío —exclamó Baek poniendo los ojos en blanco—. Vete, por favor.

Cuando salieron del bar, Dae cogió a MinSeok. —¿Hay alguna razón por la que sigues hostigándolo tanto?

—¿Además del puro placer que obtengo de ello? La verdad es que no —dijo MinSeok, mientras se abrían paso a través de algunas personas que entraban por la puerta principal.

Mientras se dirigían a la vuelta de la esquina, MinSeok vio al hombre con quien iban a reunirse sentado en una cabina lejana con la cabeza inclinada sobre su teléfono y sí, de acuerdo, tenía una expresión hosca en su cara. — No tienes miel en alguna parte, ¿verdad? Escuché que eso es lo que les gusta a los osos.

—¿Eh?

—Baek tiene razón. Quizás tuvo un vuelo agitado —murmuró MinSeok—. No parece muy feliz.

Dae siguió a MinSeok mientras se dirigían a donde el nuevo socio de Kim & Lee estaba sentado leyendo en su teléfono. Park Chanyeol.

DAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora