Capítulo 4

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Ahhh, qué diferencia puede hacer un día, pensó MinSeok, mientras lanzaba una mirada subrepticia en dirección a Dae la noche siguiente, desde donde estaba sentado en su coche cerca de la puerta de entrada de Kim SooMan. Acababa de aparcar detrás de una enorme camioneta Dodge, y aunque ambos sabían que tenían que salir y entrar, MinSeok no se sorprendió en absoluto de que los dos estuvieran... inquietos. —Bueno, esto me resulta familiar.

MinSeok golpeó con los dedos el volante mientras miraba por la ventana hasta el porche de la casa de Soo-Man.

—Sí —dijo Dae con una mueca de tristeza... no hacía falta más explicaciones. Ambos eran más que conscientes de que por primera vez desde que hicieron la caminata para conocer a la familia de Dae, volvieron a permanecer sentados en un coche, fuera del hogar donde Dae había vivido su infancia, con una sensación de malestar en el aire.

Pero eso era el pasado. Eso fue hace mucho tiempo. Desde entonces no habían regresado al lugar de aquella horrible pesadilla y habían sido invitados por el dueño del lugar, dándoles la bienvenida a su casa. Y Hoy, MinSeok tenía que creer, que sería diferente de la primera vez.

Se sentó en su asiento y extendió el brazo para pasar los dedos sobre la frente de Dae. —Deja de fruncir el ceño. No estamos en un juicio. Vamos a cenar.

—Uf, lo sé. —Cuando MinSeok fue a quitar el brazo, Dae se apoderó de su mano y entrelazó sus dedos—. Odio la idea de repetir toda la mierda pasada. Y eso es exactamente lo que sucederá esta noche.

MinSeok estudió las líneas de preocupación grabadas en los labios de Dae.

—Bueno, sí de eso se trata. Despejar el aire, ¿verdad? Es lo que quieres. Pero... no tienes que hacerlo ahora mismo si no estás listo. Puedo dar la vuelta al coche y quedar en otro momento.

Dae suspiró y dejó escapar un lamento tembloroso, y MinSeok le dio un momento para tomar aire.

Cuando Dae le había preguntado por primera vez sobre esta noche, lo había hecho solo días después de su primera reunión con Joy, y MinSeok había intuido que su acuerdo inicial era algo que Dae no había pensado demasiado hasta después de decir que sí. Porque en lugar de quedar para cenar a lo largo de la semana siguiente, como MinSeok habría supuesto, Dae lo había estado posponiendo.

Había dejado pasar las semanas hasta que se había pasado el mes, tenía varios mensajes telefónicos de su hermana, preguntándole si había cambiado de opinión. Pero no lo había hecho. Esa no era la manera de ser de Dae. Él había estado deliberando sobre eso. Sopesando todos los pros y contras, mientras intentaba de averiguar cómo acabaría todo. Y MinSeok no iba a presionarlo.

Conociendo a Dae, lo más probable es que había estado tratando de adivinar lo que esta noche significaría para ambos, y MinSeok había estado más que dispuesto a dejarlo tomarse su tiempo y hacerlo cuando estuviera preparado. De hecho, estaba agradecido por la oportunidad de analizar sus propios sentimientos sobre el asunto. Y tenía muchos cuando se trataba de la reaparición de Joy.

Sentimientos. Preguntas. Suposiciones. Primero, ante todo: ¿por qué no se había puesto en contacto antes? Dijo que tenía una relación tensa con su padre, pero vamos, si querías ver a alguien, haces un maldito esfuerzo, ¿no?

—De acuerdo. Terminemos con esto —dijo Dae, el sonido de su cinturón de seguridad arrancó a MinSeok de sus pensamientos.

—Bien. Vamos.

Salieron del coche y se encontraron frente a él, donde MinSeok tomó la mano de Dae y se acercó a él. —Espera un minuto. Veamos si se me ocurre una buena excusa para sacarte de ahí si quieres irte.

DAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora