Capitulo 1

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14 de agosto.

El olor a suciedad me da asco, las paredes estaban de un color verdoso, de ellas una evidente humedad se hacía presente. El cuarto estaba apenas iluminada con la débil luz de la luna y un foco parpadeante que se encontraba sobre mi, alumbrando solo un poco. Las tuberías estaban oxidadas, rotas y un extraño humo salía de ahí. No era precisamente la mejor manera de despertar.

¿Qué esperaba si estaba secuestrada?

Unas esposas apretaban mis manos lastimando me con cada movimiento que hacía en un intento absurdo de liberarme, cuerdas al rededor de mis piernas y abdomen me mantenían sentada firme a una silla y, por si no fuera suficiente, un trapo de dudosa procedencia estaba en mi boca tapando mis sollozos.

- ¡Vaya, por fin has despertado!- una voz ronca hizo que me erizara por completo - Pensé que ya estarías muerta. Por suerte no, me habrías causado muchos conflictos.

No sabía quién era ese hombre, jamás lo había oído ¿O si?

- Te veo desorientada - habló nuevamente, entre la lúgubre habitación - Es entendible, después de todo es tu novio el que tiene deudas conmigo y tú eras una buena paga.

Se paseaba por atrás de mi, pasándose con cautela. Unas manos grandes y ásperas acariciaban mi cara y se recorrían lentamente hacia mi cabello, soltando lo que tapaba mi boca.

Trate de recordar las últimas horas, los últimos días, semanas.

Y, como por arte de magia, imágenes llegaron a mi mente, refrescando mi memoria, dándole paso a un agrio sentimiento que me hizo soltar más lágrimas.

Ahí comprendí todo... ¿Cómo pude dejar que pasará?

-Estúpida- repitió mi cabeza una y otra vez como un disco rayado - te lo advirtió, pero no hiciste caso, como siempre.

Lágrimas salían de mis ojos, no podía creer que enserio esto estuviera pasando. Confíe y me traicionó.
Pero eso es lo que pasa cuando se amaba, confías ciegamente ¿No? ¡¿No?!

- ¿Dónde está? - hablé por primera vez, lo busque entre las sombras con desesperación. Esperé una respuesta, pero no parecía tener intenciones de contestarme, solo sentía su pesada mirada - ¡¿Dónde mierda esta él?!

Soltó una sonora carcajada, como si mi sufrimiento le divirtiera, como si no le importará que además de estar físicamente mal, también estaba herida de forma emocional. Sentía un nudo en la garganta, la cabeza me daba vueltas con las imágenes que aparecían.

Estúpida. Seguía mofándose mi conciencia sin ningúna intención de parar.

No le iba a dar el gusto de verme derrotada, levanté la mirada y trate de controlar esas lágrimas rebeldes que se escapaban.

- Él ya no está aquí. Fue muy inteligente como para huir y dejar te en medio de todo este desastre - sus pasos resonaban por todo el lugar, eran firmes y seguros.

Caminaba por el pequeño cuarto, haciéndome sentir como una presa siendo acechada por un feroz depredador. Cada paso me ponía más nerviosa haciendo que cerrará los ojos en busca de algo de tranquilidad, hasta que por fin cesaron.

- Es una lastima que siendo tan inteligente acabarás en estás condiciones - dijo con falsa amabilidad - Dime Astrid ¿Cuánto valdrá el poder infinito?...

[...]

Desperté de golpe, exhalando con fuerza y sudando. Hacía ya varias veces que me despertaba en la madrugada con ese sueño. El cual no comprendía.
Tal vez habría que suspender un poco las películas de suspenso y series sobre fantasía por un tiempo.

//Lonely//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora