—Izuku, no seas boludo.Escuché su risa a través del auricular.
Dijo algo y vi los subtítulos que habían aparecido en la pantalla.—Uh pero es una poronga este traductor, todo mal hace.
Lo vi sonrojarse, seguramente porque le salió que dije pito o algo así. Me reí de su cara.
—Agradezco haber estudiado español por tanto tiempo. — soltó un suspiro y se estiró los brazos, había estado entrenando hasta hace un momento.
Para entrar en contexto, Izuku y yo éramos mejores amigos desde que teníamos cinco años.
Y ahora la cuestión es, cómo poronga nos hicimos amigos si vivimos al otro lado del mundo.Una vez cuando el se quedó solo en su casa porque su vieja tuvo que salir de urgencia al mediodía, la intentó llamar usando el teléfono de su casa y como no sabía su número apretó cualquier cosa y el teléfono de mi casa empezó a sonar.
Yo con cinco años dije quién pingo llama a las doce de la noche y como estaba sola porque mis viejos estaban trabajando y nunca me dijeron que no tenía que atender a desconocidos, lo atendí.Me acuerdo que me dijo mami dónde estás (después de traducirlo) y yo me le reí, se asustó y tiró el teléfono.
Al final nos quedamos hablando adivinando lo que decía cada uno cagandonos de risa hasta que volvió su mamá.
La señora fue tan amable que tradujo todo lo que decíamos y hasta prometió que podíamos hacer videollamada si a mi me dejaban.
Claramente rompí los huevos para que pasara, pero no podía estar tanto tiempo hablando con él por la diferencia de horarios.Hablábamos todos los días por una aplicación que tenía un traductor incluido que te traducía lo que escuchaba, y aunque era una mierda se entendía un poco.
Éramos tan pelotudos que hasta habíamos tomado clases de japonés y español para intentar hablarnos entre nosotros.
La primera palabra que Izuku dijo en mi idioma fue "pelotudo" cuando se la enseñé con seis años.
Me reí tanto ese día.El peliverde es y fue mi único amigo, me apoyaba en todo y teníamos tanta confianza como para hablar de cualquier cosa en cualquier momento.
Ahora estábamos hablando un poco de japonés, le pedía consejos con las pronunciaciones y eso, ya hablaba un poco fluido al igual que el, siempre me saludaba diciendo ¡Bien día! Le costaba un poquito, pero se le entendía.
Yo decía Soyanaro, no sabía quién era más pelotudo.—Me tengo que ir mi rey, mañana hablamos. — le sonreí y el hizo lo mismo, me dijo que me cuidara y se despidió con un te quiero mal dicho.
Cerré la computadora y me estiré en la silla, me levanté con paja y terminé de acomodar las valijas. En unas horas nos íbamos a Japón.
Mi vieja y la mamá de Izuku se había vuelto mejores amigas también, y con nuestra insistencia mi papá aceptó también mudarnos.El verdadero quién pudiera.
Nos costó, porque salir de acá estaba medio complicado y no teníamos tanta plata pese a que ellos eran héroes, lo que más había en este país eran chorros, villanos casi nada.
Los habían aceptado en diferentes agencias y por decirlo así ellos habían ayudado bastante a que nos fuéramos.
Me tiré en la cama para estar con el celular jugando porque dormir no iba a poder, estaba ansiosa.
El avión salía a las siete y eran casi las cinco, tenía planeado decirle a Izuku que estaba triste y me mandara foto de su carita bonita así veía en donde entrenaba y lo buscaba, ya sabía la ciudad en la que vivía y ahí nos íbamos a mudar.Al final, me terminé durmiendo una hora antes de salir.