Capítulo 6

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Llegaron al lugar donde vivía y no lo podían creer. Era un Mini Palacio de oro puro con un techo esmeralda. Al entrar, las sirvientas los llevaron a sus aposentos, no eran ciervos, eran "esa especie" que decía el ciervo que era su hermana. Cada uno tenía asignada una habitación cercana entre ellos. La habitación de Eric era roja y dorada, la de Dalia rosa y azul y la de Camila era dorada y su color favorito: el azul celeste. Los bañaron, peinaron y vistieron con ropas muy lujosas, aunque muy raras ya que la tela era diferente a la que estaban acostumbrados.

Cuando terminaron, se fueron y los tres hermanos se encontraron en un largo pasillo de oro y plata muy bien decorados. Llegaron a una enorme sala en la que el ciervo los esperaba. Ellos se acercaron tímidamente y se sentaron en las sillas para escucharle.

_ Espero que la bienvenida allá sido agradable.

Camila respondió:

_ Sí, aunque es un poco raro para nosotros.

_ ¿Dónde estamos? _ preguntó Dalia con mucho miedo y las piernas temblando_ ¿Qué hacemos aquí?

_ ¿Quiénes eran ellos y por qué quieren a nuestra hermana?

_ Os lo contaré todo desde el principio: "había una vez, en un reino de otro mundo, apareció una princesa con poderes extraordinarios, poderes más allá de la visión humana. Ella misma creó a su hombre ya que cuando ella apareció ese mundo estaba vacío y oscuro, de su unión nacieron diferentes princesas, cada una con un poder diferente de su madre. Ese poder aparecía cuando lloraban y sus lágrimas eran de diferentes colores, cada uno correspondía a uno diferente.

_ ¿Mi hermana es una de ellas?

_ No, ella es una descendiente, ha pasado muchas generaciones de eso, en fin, sigamos, esas princesas crearon diferentes reinos y gobernó el suyo propio.

_ ¿Qué pasó con esa princesa y su marido?

_ Desaparecieron, nadie sabe cómo ni por qué, aunque se cree que escapaban de un enemigo que los amenazaba.

_ Es muy raro todo esto_ opinó Dalia.

_ La leyenda dice que si las descendientes unen sus poderes podrían volver.

_ Eso es una posibilidad.

_ Bueno, volviendo a lo que os estaba contando, vuestra hermana es una de esas princesas descendientes, una de la más poderosas junto con las que tienen lágrimas especiales, pero eso es para otra ocasión. Como os estaba contando: "Vuestra hermana es la heredera del trono del reino de su antepasada, pero, su tío no quería eso ya que quería gobernar el reino y organizó un ejército para destronar al padre de Camila, ellos lograron salvarte, pero los atraparon y los convirtió delante de todos en monstruos al servicio de él y consiguió la corona. Durante un tiempo estuvo tranquilo hasta que sintió tu poder y supo que te habían salvado de él y ha dado la orden de traerte ante su presencia para hacerte cosas horribles" y eso es todo.

_ ¿Tú quién eres en toda esta historia?

_ Yo era un príncipe de uno de los reinos, tus padres cuando naciste hicieron una gran fiesta invitando a todos los de su reino y de los otros. Mis padres me llevaron, tenía apenas tres años, no sabía lo que pasaba a mi alrededor. Cuando nos tocó felicitar a tus padres pude verte, eras muy pequeña y delicada, entonces no sé qué pasó de que una especie de unión rara surgió entre nosotros, pero era pequeño y no lo sabía.

_ ¿Por qué ahora eres un ciervo?

_ Tu tío, sabía que debía eliminar tambien a "posibles" pretendientes que podían conocerte, te explico, no quería tener competidores al trono. Cuando llegó a mi palacio quería que me uniera a él o sería castigado, fui el único en negarse y me convirtió en ciervo sin pensar en la profecía y en las consecuencias futuras.

_ ¿Hay alguna manera de ayudarte?

_ Realizar la profecía.

Eric dijo:

_ Todo esto está bien, pero os recuerdo que casi nos matan y no pudimos hacer nada, debemos hacer varias cosas: primero, saber defendernos, segundo, preparar esa aventura si vamos a hacerla...

_ ¡No pienso que hagáis eso!

_ No podemos hacer nada, ya nos conocen. Para quebrarte nos pueden usar como rehén.

_ Eso es cierto, tus hermanos y tú aprenderéis a defenderos.

_ ¿Eres guerrero?

_ A todos los príncipes nos entrenan como guerreros para poder defender el reino y lo que nos importa.

_ Esto es una locura, podrías morir, no poder soportarlo.

_ Ya somos mayores, déjanos ayudarte. No tenemos otro sitio.

_ ¿Correríais ese riego?

_ ¡Claro!

_ Espero no arrepentirme de eso.

_ Empezaremos mañana, debéis descansar y procesar todo eso.

Después de escuchar todo y comer algo se retiraron a sus dormitorios excepto Camila que seguía angustiada y temblorosa salió a respirar un poco. Arthur la siguió y se puso al lado de ella y le preguntó:

_ ¿Quieres hablar de lo que te pasa?

_ Es difícil asimilar todo esto, estoy confundida y llena de terror _ dijo mientras su cuerpo temblaba y sus lágrimas caían en cascada por sus mejillas _ no sé cómo sentirme ni qué hacer.

_ Deberías primero descansar primero y procesar todo esto... y a lo mejor mañana podrías ir a entrenarte, no solo como guerrera para defenderte, sino tambien para controlar esos poderes que tienes, que son muy poderosos.

_ Eso de las otras princesas descendientes, ¿hay algún vínculo entre nosotras, porque no somos familiares?

_ Sí hay un vínculo, no familiar, sino a lo mejor amistad. Podrías salvar este mundo, devolver a la luz a nuestros fundadores y alcanzar la paz que necesitamos en nuestro mundo.

_ ¿Crees que nos entenderíamos y lucharíamos juntas?

_ Tal vez depende del carácter de las otras, pero... yo creo que sí podrías hacerlo.

_ Gracias por estar a mi lado_ dijo mientras abrazaba al ciervo, en ese momento sentían uno y otro una especie de vínculo raro_ me voy a dormir.

Arthur la vio ir, se quedó un momento contemplando el hermoso y dorado atardecer. Durante unos momentos, pensó en el vínculo raro que sintieron ambos. Fue muy bonito, dulce... una sensación de paz que en su mundo sabía que no había. No sabía ese significado, pero muy dentro de su corazón y su alma creía saberlo.

Llegó la noche, la luna nueva estaba en lo alto y todos en ese lugar se durmieron, algunos seguros y otros con quietudes y miedo, deseando que llegase el amanecer y el día nuevo, Camila intentaba dormir. Sabía que había guardias, había un escudo protector y estaba a salvo, pero la imagen de esos guerreros haciendo daño a sus hermanos iba y venía atormentándola. Una nueva visión vino a ella, decidió entrenar, aprender a defenderse del mundo exterior y a usar sus poderes. Los usaría para proteger a los que más la importaban.

Eso le infundió una nueva llama de esperanza y se durmió tranquila y serena al fin. Tuvo sueños buenos, sin perturbaciones y deseó que eso sea así por mucho tiempo más.

Entre lágrimas de plataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora