Un pacto de 3

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Desde pequeño mi padre me repitió lo importante que era la familia y la unión fraternal.

 —Ustedes tienen que estar siempre juntos, los tres, tiene que ser un pacto. Un pacto de 3. Nadie más importa ni tu pareja, ni tu madre, ni siquiera yo. Son sólo ustedes 3, sólo se tienen a ustedes.

Al principio ignoraba las palabras de mi padre, en la adolescencia pensaba que estaba exagerando que lo que él proponía era un delirio de viejo. El pacto, como él lo había llamado, sonaba loco. No hacía falta ningún pacto para que los tres fuéramos inseparables, ya compartíamos sangre ¿cuánto más unidos podíamos estar?  

Hoy nos encontramos llorando frente al ataúd, la caja de madera que tanto nos costó elegir y la cual acompañará eternamente a papá. Estoy realmente orgulloso de la decisión que tomé, le hice caso al viejo, cuidé de mis hermanos y honré a mis padres. Papá trabajó duro por nosotros y nuestra unidad. Hoy tomaría la responsabilidad de no defraudarle y me haría cargo de mantenernos unidos.

Al crecer entendí que la unión va mucho más allá de las juntadas eventuales o de las llamadas diarias, la unión no significa ser inseparables ni pasar la vida en la misma casa o siquiera en el mismo barrio. La unión consiste en la confianza ciega, el apoyo incondicional, el goce y el respeto mutuo.

Cada uno construyó su propio hogar, pero nunca nos dimos la espalda, quiero que nuestros hijos crezcan juntos como hermanos, quiero y voy a trabajar si descanso para que nuestras tres familias formen parte de una sola.

Soy realmente afortunado de tener como mejores amigos a mis dos hermanos.

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⏰ Última actualización: Feb 27, 2015 ⏰

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