Uno

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Tan flameante dentro de mí, cada día gozaba de diferentes sabores y grosores, texturas, y no estoy hablando precisamente de comida. Soy una actriz porno en ascenso, mi trabajo puede ser un tanto tabú pero la paga (al contrario de lo que se pensaba) es alta.

A lo que a mi vida privada se refiera, no tenía compromisos ni una fijación especial en nadie, hasta ese día.

Era un once de agosto, el personal contrataba a nuevas actrices y camarógrafos cada año, en una convención. Vestida de forma reveladora, caminé hacia uno de los cuantos stands y ahí fue donde le encontré.

- Bien, los preparativos ya están listos, y tú, estás bastante solicitada ¿Lo sabias?- uno de lso ejecutivos me señalaba, mientras conversaba con una multitud chicos en traje. - Si bien, no esperábamos esto, eres la más vista del año pasado- terminó con una sonrisa seca y tocó mi espalda.

- Creo que es por el culo, definitivamente es su culo, una estrella - una de mis colegas opinaba detrás mio.

Entre toda esa multitud, se asomaba un rostro nuevo, me acerqué con cautela. Rostro serio, manos venosas y el cabello peinado hacia atrás "¿Quién era este hombre?"

- ¿Eres nuevo aquí, no?

No hubo respuesta, solo unos ojos vacíos, clavados en mi escote. Rodé los ojos y me asomé más el, al punto donde sentía su perfume cerca, y su calor.

- ¿No hablas? - sentí la presión de sus manos en mi cintura, que me llevaban hacia él, dejándonos frente a frente.

- ¿Qué quieres? - su voz, en modo de susurró se inyecto en mis oídos. Sus ojos estaban clavados en mi. Una de sus manos comenzó a descender hasta mi trasero.

- Camarógrafo del staff, no es así... - saqué su tarjeta desde el bolsillo trasero.

Se sorprendió, y hizo una mueca con su boca. Apoyó sus brazos sobre mí y me robo un beso rápidamente, para luego hacerme una señal con los ojos. Se dirigía hacia la puerta trasera del evento. Aún no le había preguntado su nombre pero en aquella tarjeta estaban marcadas las iniciales PJ.
Mientras avanzamos contra la multitud, tomó dos vasos repletos de licor ferviente y luego procedió a caminar por las orillas.

- Entra y no preguntes

Caminé por un pasillo extenso, lleno de habitaciones de las que parecían venir ruidosos gemidos. Una de ellas tenia el número 69 inscrito en la entrada, abrió la puerta y entramos. La sala estaba rodeade de diferentes luces de colores y cámaras y un desván rojo en el medio, junto a un cajón lleno de diferentes artefactos que parecían ser sadomasoquistas.

- Ponte en el centro, posa, levanta tu cuello y aguanta la respiración - el chico desajustaba su corbata, mientras jugueteaba con una de las cámaras. Me observaba, con ojos vacíos, lleno de lujuria. "Posa, levanta tu cuello y aguanta la respiración" mis primeras instrucciones resonaban.

Una vez ahí, lentamente caminó hacia mi, desabrochando su camisa y arrodillandose contra mi mis piernas flexionadas. Su respiración en mi vientre bajo, mientras sus manos pequeñas, venosas y ágiles recorrían mi mis caderas.

- Ahora... Quiero oír tu desesperación - susurraba desde abajo, cuando mi vestido comenzó a ser levantado por aquellas manos que parecían dos ágiles maquinas. - Quiero que gimas mi nombre, quiero oírte pedir para que me detenga ¿Entendido?

Comenzó lentamente a descender mis bragas, sus manos estaban tan heladas que comencé a quejarme lentamente. Mientras su índice rozaba uno de mis labios, el otro índice juguetaba con mi clítoris. "Tu coño es tan cálido, hace frío aquí ¿No crees que debería dejar mis manos ahí"

11111111Where stories live. Discover now