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12 de febrero, 2020.

Reality will break your heart

Survival will not be the hardest part

It's keeping all your hopes alive

26- Paramore

Era la noche anterior al día que tanto había estado esperando: su cumpleaños número veintiséis y en sus manos sostenía la carta que se había escrito cinco años atrás con el lejano recuerdo de una mujer que comenzaba a formarse llena de sueños, pero se sentía perdida.

Aquella carta, guardada en el fondo de la valija que usó cuando decidió emprender viaje abandonando su Argentina natal, que en ese momento aferraba en sus manos con fuerza como si le fuera la vida en ello, representaba todo lo que había dejado atrás y todo lo que había logrado en el transcurso de esos cinco años.

Estaba segura que se encontraba justo donde quería estar, pero todavía una parte de sí misma temía volver a caer en aquel pozo oscuro sin salida.

Había decidido abrir la carta sola. Ben le había cedido la habitación para que se tomara su tiempo; y esa cualidad, cederle espacios para que se encontrara sola cuando lo necesitaba, era una de las que más amaba de él.

Inhaló profundo y exhalando se aseguró de deshacer la tensión que se había concentrado en sus hombros, cuello y nuca moviendo la cabeza con delicadeza a los costados mientras masajeaba suavemente la piel con la yema de sus dedos. Cuando consideró que se encontraba lo suficientemente relajada, porque en aquella situación nunca lo lograría por completo, agarró el sobre y lo abrió procurando no romperlo, quería conservarlo. Con cuidado sacó el papel y lo desdobló. Sus ojos se dirigieron a la primera línea y tragó nerviosa comenzando a leer:

Querida Martina,

Para el momento en que estés leyendo esta carta, si no es que la abriste antes de tiempo lo cual es entendible porque ambas conocemos lo ansiosa que puedes ser por momentos, ya habrá pasado mucho tiempo y nada será lo mismo (o al menos eso esperamos las dos).

Espero que estos cinco años hayan servido para encontrarte, donde sea que estés, feliz y gozando de buena salud. Me gustaría verte llena de sueños, ambiciones, aspiraciones; me gustaría verte valiente, llena de energía, segura de ti misma; y, ante todo, me gustaría verte teniendo esperanza de que cuando las cosas no salgan como quieras, cuando la vida te obligue a dar un paso atrás en contra de tu voluntad y quieras abandonarlo todo, siempre seas capaz de volver a ponerte en pie y seguir adelante a contracorriente.

La decisión que tomé no fue fácil y el miedo, la incertidumbre, la tristeza, y la impotencia de no poder hacer nada más que esto, me dominan cada minuto que pasa mientras espero, presa de los nervios. No dejo de preguntarme que hubiese sido de mi si no hubiese estado ahí, en ese exacto momento ¿Habría llegado a cumplir mi sueño? ¿Él seguiría vivo para presenciar ese momento? ¿Qué hubiese sido de mi por aquel entonces? ¿Qué sería de mi ahora mismo? ¿Y qué sería de ti en este exacto momento?

Solo deseo que haber tomado esta decisión te haya devuelto las ganas de vivir plenamente y si no es así quiero que sepas que confío en ti y eso es lo único que realmente importa. Todos van a ir y venir, pero siempre me vas a tener a mí, siempre te vas a tener a ti, y nada va a cambiar eso. Así que amate como amaste aquella pasión que comienza a extinguirse y amate como lo amaste a él: sin miedo, con valentía, con seguridad.

Nunca te rindas.

Con cariño, tu yo del pasado.

Todavía no estaba lista para salir de la habitación. Las lágrimas no dejaban de deslizarse por sus mejillas y era incapaz de detenerlas, porque una parte de sí misma no quería hacerlo. Intentó que su respiración se normalizara cerrando los ojos, apoyando la cabeza en el cabecero de la cama, entrelazando las manos en su regazo... Habían pasado cinco años y desde aquella carta no se había detenido, no se había permitido, pensar en todo.

Una parte de sí misma sentía que no merecía todo lo que había conseguido y, aun así, en aquella carta, se encontraba recordándose que no le debía nada a nadie más que a sí misma y merecía reencontrarse para ser feliz, para vivir plenamente. Que él ya no se encontraba a su lado, que había perdido aquella pasión que la impulsaba a levantarse cada día, pero había decido seguir adelante y no darse por vencida.

Y las lágrimas no se debían solo a lo que había perdido sino a lo que había ganado, agradeciendo a su yo del pasado por no abandonarse. Así que cuando logró calmarse, se lavó la cara, devolvió la carta a donde pertenecía (dentro de su valija), y salió de la habitación acortando los pasos que la separaban de él; pasando por la vitrina de trofeos con sus nombres, por las fotos llenas de momentos felices que enmarcaban la pared junto a la escalera que conducía al piso superior -incluidas varias de su pasado-, y por el costado de Sirena que dormía plácidamente encima del sillón llenando los almohadones de pelo.

Tomó a Ben por sorpresa abrazándolo por detrás, acomodando su cabeza en el hueco entre su cuello y hombro, depositando un suave beso en su piel. Sonrió al sentir sus manos posándose sobre las suyas, apretándolas suavemente antes de llevarlas hacia su boca depositando un prolongado beso en ellas y devolviéndolas al lugar en el que estaban.

Sin darle tiempo a que le preguntara sobre cómo se encontraba, se adelantó:

-Estoy bien. - Aseguró llena de gratitud y agregó con seguridad, sin remordimientos: - Te amo.

Right where you left meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora