Capítulo 1

121 13 24
                                    


El aire frio de la noche me provoca escalofríos, al igual que a Carlo, a quien a mi lado le castañean los dientes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El aire frio de la noche me provoca escalofríos, al igual que a Carlo, a quien a mi lado le castañean los dientes. Recuerdo perfectamente que, cuando aún había sol, esta parecía ser una brillante idea, pero viendo y retomando la situación, me parece que estaba levemente equivocada.

Los sonidos de las hojas de los árboles causan estremecimientos en nuestros corazones y los sonidos de los animales nos hacen brincar del susto cada tanto. Ajusto la mochila en la que llevo mis materiales de pintura, en mi espalda y Carlo a mi lado apunta inmediatamente y con espanto al lugar de donde proviene un nuevo ruido.

Estaré imbécil la mayor parte del tiempo, pero si de algo puedo estar segura es de que eso no suena como un animal. Quisiera, por un momento, creer que es el viento.

—¿Qué fue eso? —pregunta aún con la linterna de su móvil apuntando al frente. Tiene el rostro contraído en pánico, muy probablemente semejante al mío y el cabello castaño lo lleva desordenado y por el sudor, pegado a la frente. —Eso no sonó como Bambi y sus tiernos amigos del bosque.

—No tengo la menor idea, pero algo me dice que, si eso viene de allá —apunto con mi dedo al lugar y luego cambio a la dirección contraria a este —, lo mejor es ir por acá.

Carlo con una corta mirada me dice que, en efecto, mi razonamiento tiene sentido. Sin más, me toma de la mano y caminamos hacia la dirección contraria al sonido. Nos movemos con cuidado para no llamar la atención de lo que sea que esté provocando ese sonido metálico mezclado con bramidos de algún oso mutante.

Cuando dije que quería sorpresas en mi cumpleaños no me refería precisamente a terminar vagando por el bosque que, aunque al principio resultó divertido, dejó de serlo en el preciso momento en el que nos perdimos. Estamos a unos minutos de la media noche y habíamos venido cuando el cielo apenas se tornaba anaranjado.

—Feliz cumpleaños a mí. —murmuro por lo bajo con un deje de ironía en mi voz.

—Mira el lado positivo. —miro con expectación a mi amigo. —La anécdota será memorable.

—Si lo de atrás no nos mata, cuando tenga la oportunidad voy a estrangularte.

Nos callamos al darnos cuenta de que algo se acerca a una velocidad alarmante. Carlo me pega a su espalda y ambos giramos lento viendo hacia todos lados, pero no hay nada. El crujido de una rama siendo pisada nos distrae y en menos de un segundo soy arrastrada al suelo.

El aire abandona mi pecho cuando me giro y lo veo... o eso creo, preferiría pensar que todo es producto de mi imaginación y que el sueño me está jugando una mala pasada.

—Vamos a correr a la cuenta de tres... —susurra Carlo, tirado también en el suelo, de no habernos apartado probablemente no seguiríamos respirando. Asiento confirmando que le he entendido. —, bien... ¡Tres!

Podría gritarle que aprenda a contar, pero no me da tiempo porque a prisas nos levantamos y al mismo tiempo la criatura negruzca se abalanza a seguirnos en el momento que echamos a correr.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 28, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

FAIRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora