Pensamientos

NOSOTROS

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-Ya no te quiero.

Esas palabras la dejaron sin habla, solo era capaz de mirar a un punto en el vacío mientras cada letra viajaba de un lado a otro en su cabeza.
¿"Ya no te quiero"? Únicamente cuatro palabras que se encargaron de abrir el profundo baúl de las inseguridades, miedos y no era para menos, pues, seis años de relación no eran cualquier cosa, era toda una vida que desde el minuto uno ambas partes se encargaron de construir.

No fueron inicios fáciles, debido a eso creyó ciegamente que siempre estarían juntos, ¡Incluso vivían en la misma casa, carajo!, ¡Tenía un puto anillo de compromiso en el dedo!.

-No llores, no lo hagas más difícil.

No se dió cuenta cuando las lágrimas comenzaron a mojar sus lindas mejillas.
Si lo pensaba bien, era lo mejor, no quería imaginarse casada y con hijos pero sin amor.

-¿Hice algo mal?

Por alguna razón esa fue la única pregunta que pudo salir de su boca, claro que se culpaba, para ella él era perfecto, hacía todo bien y era suficiente siempre y cuando la amara tanto como ella a él, tal vez el problema fue ese, no se amaba tanto como siempre decía, después de todo, ¿Quién puede amarte si no te amas primero?.

-Odio lo monótono que nos hemos vuelto.- Sobando su frente se sentó en el sofá de la pequeña sala que tenía la casa -la cuál pertenecía a él por herencia- y quiso seguir hablando pero un sollozo ahogado lo interrumpió.

-Puedo cambiarlo.-se apresuró a objetar-¿Quieres una aventura con otra? Puedo dejar mi trabajo para atenderte, haré lo que quieras, pero, por favor, yo te amo.-No pudo contener las lágrimas que caían como cascadas por su carita.

-Basta, por favor, he tomado una decisión, prometimos respetarla cuando empezamos.-Se levantó y avanzó hacia la salida pero una pequeña mano lo detuvo del brazo.

-¡Espera!, no te vayas, lo respetaré, pero por favor...-aflojó su agarre y bajó la mirada.-Me iré, solo... dame tiempo.

-Te daré tres días-Soltó un suspiro y volvió a avanzar rumbo a la salida-Me quedaré con Doran mientras encuentras un lugar.

Dicho esto, finalmente salió por la puerta y para mí desgracia, jamás lo volví a ver.