2:33 am
*Suena el celular*
Stabler.
Contesta.– Liv...
Su voz se escuchaba diferente, triste, desesperada...– Ell, ¿estás bien?. Preocupada.
– Liv...
– Elliot, respóndeme, por favor... ¿qué sucede?, ¿dónde estás?. Se levanta de la cama y empieza a dar vueltas por la habitación.
– ¡Ya no puedo más!... tenías razón, estoy mal...
Su voz sonaba cortada. Alterado.– ¿Dónde estas?. Elliot era una persona dura, nunca lo había escuchado así, oírlo llorar fue algo extraño, él no demostraba sus emociones.
– En mi departamento.
– Ell, escúchame... tú puedes con esto, tú puedes. Con una mano se ponía sus botines, con la otra sostenía el celular en su oreja tratando de tranquilizarlo.
– Te necesito Liv... te necesito
No fue necesario decir más, Olivia salió veloz al departamento de Elliot, trató de llamarle en el camino pero la llamada iba directo a buzón, su corazón latía a mil por hora.
Al llegar la puerta del departamento estaba entre abierta cosa que la puso en alerta, sacó su arma y entró lentamente. La pared estaba con unos hoyos, vidrios en el suelo y un gran silencio. Al parecer el lugar estaba solo hasta que entró a la última habitación. Ahí estaba él en el rincón de la habitación abrazando sus rodillas, corrió hacia él y lo abrazó.
– Tranquilo, aquí estoy, aquí me tienes. Tomó su rostro con ambas manos y besó su frente, vio sus nudillos lastimados y con sangre. No había cambiado en nada, su manera de sacar el irá era la misma. – Ven, te ayudo a levantarte. Lo sentó en la cama y fue al baño en busca de un botiquín de primeros auxilios. Curó sus heridas, tenía una pequeña arriba de la ceja, al ponerle alcohol lo vio quejarse. No había dicho ni una sola palabra. Solo miraba al infinito ahí sentado mientras ella estaba parada frente a él.
– Gracias por estar, siempre. No sabes cuanta falta me hiciste todo este tiempo, lo lamento tanto.
La mira a los ojos y toma de la cintura rodeándola con sus brazos, recarga su cabeza en el pecho de Olivia. Ella lo abraza de la nuca con una mano mientras con la otra frota su fuerte espalda. Un par de lágrimas brotan de los ojos de aquel hombre musculoso. – Esto... tenerte se siente tan bien.El tiempo pasó rápido, Elliot ya estaba mucho más tranquilo, la crisis ya había pasado.
– Ven, vamos, tienes que descansar, acuéstate. Se separó de él.
– Liv, no te vayas...
– No me iré pero acuéstate y descansa.
– Está bien, tú también necesitas descansar.
Elliot solamente tenía puesto un bóxer azul, mientras que Olivia no llevaba puesta ropa interior, solamente traía su pijama beige puesta debajo de una gabardina color camello y sus botines.
Él ya estaba acostado casi en medio de la cama, tenía su mano extendida hacia Olivia, ella aún estaba parada a un lado de la cama, se acababa de dar cuenta que él solamente estaba en ropa interior y que ella no traía debajo de la pijama. Pánico.