Helltaker no me pertenece, todos los derechos pertenecen al respectivo creador, Łukasz Piskorz.
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Obstinado. Audaz. Resiliente.
El sujeto de pruebas N° 67 le recordaba a él. Igual de imbécil y reacio a detenerse para lograr su objetivo.
Superaba prueba tras prueba como pan comido. No lograba comprender si era más inteligente que los anteriores sujetos de prueba, o si simplemente improvisaba. De todas formas, jamás supo la forma de pensar de él, así que era difícil de saber.
Aún siendo la ex-reina del infierno y poseedora de grandes secretos, jamás consiguió descifrar la mente de su esclavo para el estrés.
Que también era esclavo para descargar la ira, esclavo de limpieza, esclavo de cocina... Él era esclavo de todo.
Sumida en pensamientos pasajeros, logró avistar al provocador de su saudade y reminiscencia. En su penúltima prueba, casi es alcanzado por uno de los rayos mientras trataba de empujar un obstáculo. Lamentable, le hubiera gusta ver cómo moría.
El lado alcanzado se regeneró rápidamente. Seguramente debido a sus genes de demonio, pese a ser un experimento entre humano y demonio, aún era posible dañarlo y matarlo... Quizás.
Pateando el último generador, su ama, la Artífice, entró en inseguridad y nerviosismo. Ningún sujeto a llegado a la última prueba sino hasta ahora. Y que tuviera instintos asesinos por su creadora no le era para nada gracioso.
Pero para alguien si, reía para si misma la usurpada del trono del Infierno. Intentaba ocultarlo con mucho éxito.
Suprimir sus sentimientos fue de mucha utilidad.
—C-cielo Santo y mi querida madre, realmente llegaste a la última prueba, sorprendente para ser un falso 666. —su sudor es más notable que los pecados cometidos por Mao Zedong.
Disfrutaba sin pena verla temer por su pellejo.
—Oye, ¿Qué te parece dejar a un lado ese pensamiento violento tuyo y comer una tarta de manzana? ¿Eh, eh? ¡Si terminas la última prueba te daré tarta de manzana! ¡Todo el tarta de manzana que quieras! ¿Gustas de algo más? ¡Adelante, pide pide sin pena!
—Voy a romperte las piernas y haré pedazos todo lo que aprecias. Incluida tu sirvienta. —la ira concentrada del sujeto 67 era imposible de apaciguar. Quería sangre.
Seguramente son sus instintos de demonio. Aunque también deben ser en parte el sentimiento de rencor y venganza de los humanos. La conclusión es más acertada cuando el sujeto es expuesto a una serie de experimentos sádicos. Cualquiera querría cobrar venganza. Inclusive él.
No obstante, le desagrada la idea de ser parte de la represalia del experimento. Si fuera posible, y si él es lo suficientemente coherente y benevolente, a ella le gustaría observar como hacían sufrir a la causante de múltiples desgracias en su vida, mientras disfrutaba de una porción de tarta de manzana de Justicia.
Eso para ella, es el infierno. Sería contradictorio llamarlo cielo.
—¡Ah! Le has hechado el ojo a Lucy —la Artífice tomó de los hombros a la sirvienta de cuernos blancos y la llevó al monitor—. He de confesar que ella es lo máximo. Inteligente, aplicada, digna de confianza y solamente intenta matarme de dos a tres veces en la semana.
Contando con los dedos cada destreza de la sirvienta, la misma solo procuraba mantener una sonrisa. Que era imposible no notar que era falsa.
Además, ahora quería ahorcar a su ama por tratar de venderla a cambio de su vida.