ꜥꜤ 💭 𓂃 ▸ ִֶָ Kisses & Chocolates ୨ 𓈀 🌷

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El frío se había apoderado por completo de su cuerpo, abrazándose a sí mismo buscando algo de calor en aquella oscura noche.

Ya de por sí estaba sentado a un lado de la estufa, pero seguía teniendo frío. Estaba solo en el departamento, sus gatos estaban en cualquier parte de la casa menos en el living. Porque claro, JeongIn era tan inteligente que en vez de ir a acostarse a su cama, se quedó hecho bolita a un lado del fuego de la estufa.

¡LEE MINHO DÓNDE MIERDA ESTÁS! Gritó, escuchando el eco que había en aquella solitaria habitación.

Miau~ Uno de sus gatos: Soonie, se había dignado a aparecer. Restregando su peludo cuerpo contra sus piernas.

Traidor, vienes cuando sabes que tu dueño está por llegar. No cuando te necesito. Con su ceño levemente fruncido, acarició por detrás de las orejas al minino de colores naranja y blanco, sintiendo sus tiernos ronroneos.

De repente todo quedó en completa oscuridad –salvo el lugar en el que se encontraba que ya estaba en oscuridad, la puerta de la cocina estaba abierta así que la poca luz que entraba iluminaba una parte del suelo–, se levantó llevando consigo al michifus quien amasaba su pecho en busca de comodidad.

Trató de encender la luz del living, y nada. Fue hasta la cocina e imitó la acción, nada. Se dirigió a su habitación y levantó el interruptor, nada.

Genial. Habían cortado la luz. Sospechó que debía ser por la tremenda tormenta eléctrica que había fuera del edificio, así que se tranquilizó cómo pudo; juntó a todos sus gatos en el centro de la sala; fue por una sábana a su cuarto; y se escondió bajo ella con todos sus gatos en sus piernas.

Hace frío, hay que quedarnos juntos hasta que Honnie vuelva.

Las horas pasaban y la tormenta iba de mal en peor, el frío aumentaba aunque JeongIn no lo sintiera gracias al calor que desprendían sus hijos y en parte gracias a la estufa que agradecía a todos los dioses que no fuera eléctrica.

Sus gatos yacían dormidos en su regazo y él rogando para que su mayor llegara rápido, no le gustaban las tormentas; le daban miedo. No, terror. Y su hyung ni siquiera había dado señales de vida hasta el momento desde que se fue por la mañana.

Realmente estaba preocupado por él.

Miau~

El maullido lastimero de su gato lo sacó de sus pensamientos, dándose cuenta que tenían hambre. Así que salió de su fuerte de sábanas para ir a la cocina por comida y velas para iluminar un poco el lugar.

Su dueño se está demorando demasiado, se supone que debía haber estado aquí desde antes de que se corte la luz. ¿Dónde se habrá metido? Dejó el plato de alimento en el suelo y acarició las cabecitas de sus michis, escuchando sus ronroneos. Luego prosiguió a prender las velas que había encontrado en el cajón de la cocina.

Empiezo a creer que no va a venir, ya es muy tarde.. Encendió una de las velas y la colocó sobre la pequeña mesa de centro que había en la sala, otra que encendió minutos después, la colocó en el marco de la ventana. Las demás estaban desparramadas por el resto del departamento, iluminando una parte de este.

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