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¿Qué color combinaba mejor?, ¿Rojo y Verde?, ¿Azul y Marrón?.

Sus ojos esmeraldas se paseaban por todo el cuarto. Por el living mejor dicho.

De repente, siente como dos brazos lo rodean por la cintura y brutalmente lo atraen a él.

Siente ese perfume tan fuerte y característico de él, que por desgracias y fortuna se mezclaba con el olor al sudor. Ya era sabido de dónde venía.

Soltó un quejido de asco al olor esa combinación, pero en realidad la amaba.

— Por Dios, Stanley. Ve a bañarte. - se quejó pero sin poner resistencia o tratar de apartar los brazos anchos del chico detrás suyo.

— No, no lo haré. Me bañé antes de ayer, suficiente. - habló orgulloso de su último baño, que en realidad fue ayer pero amaba molestar al rulitos.

— Hueles a sudor con rosas. - se dió vuelta para verlo mejor, se rió y le sacó los pétalos que había en su cabeza. El de ojos celestes sonrió nervioso. — ¿Dónde te metiste ahora, cachorrito?. - le sonrió, notando como las manos del muchacho subían a su espalda.

— Digamos que... Cambié de sendero pero por accidente. - habló nervioso, notando como las facciones pecosas se volvían en una de curiosidad. - Estamos corriendo con Clyde y Eric, lo más normal y tranquilos hasta que Eric decide que "vayamos por la parte más montañosa del parque". Kenny, que también nos seguía, decidió que nos dividamos.

— ¿Al estilo Scooby-Doo? - arqueó una ceja, llevó sus brazos al pecho de su novio para estar más cómodo.

— ¡Exacto!, y... - desvía la mirada.- puede que nos hayamos perdido. Pero volvimos igual.

El colorado estalló de risas y luego lo abrazó. Su novio lo acompañó en su risa recordando como habían llegado los otros dos gordos.

Pero había algo que no contó, y fue que habían estado fumando Marihuana. Al estar tan drogados, tuvieron una carga de adrenalina y eso los hizo correr y perderse. Por un minuto, creyó no volver a ver a su novio nunca más.

El pecoso inclinó su cabeza hacia delante para besar los labios de su novio. Sus manos bajaron a su cintura, atrayéndolo más a él. Luego las bajó a su trasero, sonriendo al ver qué su novio también sonreía.

— ¿Estás con ganas hoy, bebé? - le susurró de forma coqueta al oído. - ¿acaso te excita mí olor? - mordió el costado de la oreja de Kyle, que reaccionó con un quejido.

Ambos se miraron con deseo, se dedicaron una sonrisa picarona. Pero mejor fue la del chico de ojos esmeraldas al sentir apretar su trasero y ser levantado a la mesa para sentir como sus labios eran devorados.

Su mano bajó por la espalda de su novio tomando la remera y levantarla. Se mordió el labio al ver el físico de su novio. Pero si así estaba la manzana, no sé imaginan el árbol.

Stan atacó su cuello mientras él tocaba su trasero consiguiendo que se excitara más. Su límite llegó cuando notó que su amado metía su mano por debajo de sus Joggins y pasando los bóxers tocando su pene.

El colorado tenía sus piernas a los costados de Stan, y él se encontraba en el medio.

Estaban tan sumergidos en tocarse que se habían olvidado un detalle.

— Oh Dios, Stan.. - gimió - tócame hasta hacerme llorar. Por favor. - imploró mientras que besaba su cuello y su novio pasaba sus manos por el trasero, ya conseguía cargarlo ,estaba apuntó de meterle un dedo a su novio pero no lo logró por una pequeña interrumpcion.

Una tos falsa sonó en la habitación.

— "Tócame hasta hacerme llorar" - repitió. - Por dios, hermanito. Si mamá llegará a oír eso, en lugar de mí, ubiera cambiando todo pensamiento de que eras un bebé muy inocente.

Dos Por Uno [Staig]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora