𖦹sinopsis: él siempre ha sabido marcar su territorio, sin importar donde esté o con quien y se si va a tenerle que enseñarle a su novia a respetarlo, lo hará las veces que sean necesarias.
𖦹 advertencias: aomine x fem! oc, timeskip.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aomine veía como las caderas de la pelinegra se movían de un lado a otro. El moreno la seguía a casi a dos metros de distancia, no se habían dirigido la palabra en todo el camino.
Sabía que era una chica terca y nada la hacía cambiar de opinión y él no se molestaría en perder su orgullo rogándole. Aomine había quedado en pasar a buscar a su novia a las siete de la tarde en la feria, él no tuvo ganas de ir. Ella empeñada en salir y él sin ganas de levantarse solo le dijo "Si tienes tantas ganas ve sola"
Obvio ella no se quedó atrás; tomó su bolso para salir, pero antes de poner un pie afuera se escuchó "A las 6:45 mándame tu ubicación para ir a buscarte, no quiero que te vengas sola cuando esté oscuro" Él expresaba su amor a su manera y para ella eso estaba bien.
Al principio de la relación fue difícil pero lo lograron.
Aomine caminaba entre la gente ya bastante jodido por los gritos de niños pequeños chocando contra sus piernas mas todo el ruido de las atracciones y ver a su bonita novia conversando con unos idiotas lo había jodido por completo.
"Estaré con unas amigas" No le mintió pero justo unos ex compañeros se habían atravesado en su camino.
Acercándose a ella posó sus manos en la pequeña cintura de Hoshi para escalar rápidamente hacia sus pechos y estrujándolos como si fueran pelotas antiestrés y pasando su lengua desde el cuello hasta morder el lóbulo de la oreja de la pelinegra. Claro sin dejar de mirar a los idiotas con los que conversaba.
Después de la vergüenza ambos se dirigían a casa.
—Hoshi ¿De verdad te enojaste? —hablo mientras ponía sus manos detrás de su cabeza.
Sin respuesta. Y su paciencia era escasa.
—Hoshi detente.
Sin respuesta otra vez.
—Hoshi detente. . . No tengo mucha paciencia para aguantar tus berrinches.
Ella seguía caminando haciendo oídos sordos a las palabras de su novio.
—¡Hoshi si no te detienes ahora te espera un castigo al llegar a casa!
Parecía que esas palabras venían acompañadas con un balde de agua con hielos.
Los castigos de Aomine no eran cualquier cosa. Los castigos de Aomine significaban que aunque le pidiera llorando que parara o que fuera más lento, el haría oídos sordos e incrementaría la velocidad. Eran marcas por todo su cuerpo. Era estar hasta que él se cansara.
