𖦹 sinopsis: no hay nada mejor que un enorme chico lindo y estúpido para una mujer con ganas de comerse el mundo.
𖦹advertencias: relación por conveniencia, uso de alcohol.
𖦹 notita de la autora: no hay excusa para desaparecerme tanto tiempo, solo que soy muy distraída y cada vez que me ponía a escribir nunca terminaba hehehe en fin espero que les guste ☺︎.
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El era tonto y crédulo, y tu demasiado lista. Él tenía todo lo que buscabas y no dudo en entregarlo a cambio de un par de besos y caricias... ¿Quieres ir de paseo en su lujoso deportivo rojo? ¡Claro! Solo debes darle un jugoso beso de despedida y dejar que su mano vaya tranquilamente sobre tu muslo ¿No tienes dinero para ir de compras? ¡No hay problema! Solo camina agarrando su mano por el centro comercial, siendo la envidia de todos.
No hay quien no lo note, excepto él. Kagami solo se enfoca en tu sonrisa y en tus ojos repletos de felicidad que solo lo miran a él y a nadie más, en especial cuando ves cómo pasa su tarjeta de crédito por décima vez en el día sin preocupación alguna.
Tratándote como la princesa que eres, mimada hasta la médula. Jamás te dejaría mover un solo dedo si él está cerca porque le encanta cuando las miradas están sobre ustedes todo el tiempo, le encanta comprarte los vestidos más extravagantes, aquellos que acentúan cada curva en tu cuerpo. Su orgullo va creciendo en su pecho sintiendo la mirada de todos hacia ti, sabiendo que eso es todo lo que se necesita para que sus pollas se endurezcan y sus novias se echen humo por las orejas.
Su sonrisa nunca desaparece cuando estás a su lado, aferrándote a su brazo mientras lo miras como si fuera el único hombre en el mundo, sabiendo que tiene una cosita tan bonita como tú para él solo.
Está tan cegado con tu amor que ni siquiera se le había cruzado por la cabeza que hubiera algo que lo hiciera más feliz que un beso tuyo, así que justo en este momento todas y cada una de sus neuronas están teniendo un cortocircuito solo por tenerte encima de él.
—Crees que esa mierda es graciosa, ¿eh? —su aliento tibio golpea contra tu cuello y su voz sale en un susurro grueso que hace que tus bragas se mojen.
Pequeñas risitas se escapan de tus labios ante sus palabras y la erección que está justo debajo de ti, todo mientras la vuelves a rozar "accidentalmente" sintiendo como Kagami levanta las caderas en busca de más contacto.
Muchas veces lo habías dejado irse con aquel problema en los pantalones, teniéndolo que llegar a arreglar él mismo a su casa. Jamás te reclamo por eso y jamás lo haría. Incluso ahora sabe que harás lo mismo de siempre; arreglarás tu vestido y te bajarás del auto como si nada, no sin antes darle una sonrisa traviesa justo cuando estés en la puerta de tu casa.
