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Como dijo Akko, las dos decidieron pasar más tiempo con las otras niñas. Constanze parecía un poco recelosa de Akko cuando ambas chicas se acercaron a ella en su tienda un día, pero a medida que pasaba el tiempo, se relajó hasta el punto de que incluso olvidó por qué se mantenía alejada de Akko en primer lugar.

Sucy decidió acompañarlas también, robando hongos y pociones compartiéndola con ellos —y por "compartir" se refiere probar aquellas pociones en las otras chicas—. Con las cuatro, las chicas pasaron muchos de sus días juntas, yendo a la playa a construir castillos de arena, jugando juntas, o simplemente hablando en general.

Amanda no se unió, ya que todavía tenía un hueso que tocar con Constanze y ésta se acurrucaba detrás de Diana cada vez que se acercaba.

Pasaron los días, Sucy empezó a practicar para convertirse en asistente en la tienda de posiciones, Constanze empezó a cobrar por trabajar en la tienda, Akko repetía el mismo poema en su almohada, y Amanda seguía diciendo la misma frase.

—Ella era real... Era real...

CONTEO DE CONCHAS MARINAS: 167

— ¡Es el Tercer Jueves!

— ¿Y qué es eso? Dime.

Diana se había acostumbrado a las extrañas peculiaridades de Akko, como era de esperar ya que parecía tener fechas especiales para todo.

—Cada tercer jueves del mes, los marineros regresan y traen comida y cosas de otros lugares. Voy allí para verlos. ¿Quieres venir conmigo?

«¿Por qué no?»

Los marineros están descendiendo cajas y cajones a medida que bajan del barco, las órdenes se disparan en el aire. Todos forman una fila mientras traen la comida y la mercancía en carros y vagones, y Akko ha traído a Diana para que lo contemple. Lleva de nuevo su sombrero de marinero, y mira a los marineros con admiración. Están sudorosos y sucios, pero todos los marineros sonríen mientras bromean entre sí. Uno de ellos mira a Akko y desplaza una caja a su otro brazo, la otra extremidad ahora libre, dándole una palmadita en la cabeza.

—Hola, chica. Siempre estás aquí, ¿eh?

—¡Siempre! —responde Akko. Tan pronto como el marinero se va, el otro comienza a reconocerla también.

—¡Eh! ¡Es la chica Atsuko!

—¿Qué pasa, ternurita?

—¡Eres tan linda!

Más comentarios vienen y van, y Diana está realmente impresionada. Akko los saluda mientras se preparan para zarpar de nuevo, muchos de ellos saludan de vuelta.

—Vaya. Eres bastante popular —se ríe Diana—. Debes querer formar parte de los marineros de verdad, ¿eh?

—¡Sí! Lo que me recuerda —Akko respira profundamente—. ¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán!

—No te atrevas.

CONTEO DE CONCHAS MARINAS: 189

—¡Diana! ¡He sido ascendida! —Su madre la coge y la abraza, con lágrimas de felicidad en los ojos. Ella también le devuelve el abrazo, porque ella es feliz y no quiere arruinárselo. Ella la ajusta en su cadera y sonríe—.¡A este ritmo, podremos volver a Londres!

A su 'yo del pasado' le habría encantado oír esto, el deseo de volver a casa es algo que podría esperar. Pero ahora, no está tan segura. Ha hecho nuevas amigas y nuevas conexiones, ignorando las pocas cosas malas de la ciudad y acostumbrándose a la vida aquí. Si tienen que mudarse, estará bien con eso, pero hay un problema. Está segura de que si se mudara, Akko volvería a estar sola, ya que sabía que Constanze y Sucy no la querían tanto como ella.

Little Captain Of The Stars (Diakko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora