— Aborta a esa atrocidad hoy mismo, Andrea. Es una orden. — Artemio, el amor de mi vida, mi propio padre, me veía con el mayor asco que puedes sentir por alguien, y arrojó al pecho unos cuantos billetes de quinientos euros.
Así fue como mi vida cambio, me hice el aborto porque era una orden y tomé el primer avión a San Francisco esa noche.
Allí me encontré con Hanna Morgan, la única que comprendía el monstruo que era mi padre, la única que siempre me lo había dicho. No, no éramos amigas, pero si compartíamos algo mucho más grande que una amistad.
Compartíamos dolor.
— Quiero verlo muerto, a él y a los otros tres.
Hanna se rio en mi cara mientras sostenía una copa de un caro champagne.
Teníamos veintitrés años en ese entonces, solo que Hanna parecía mayor, siempre la había encontrado así. Su control, sus palabras, su forma de vivir despreocupada y salir adelante solo con un mugriento bar.
Por eso me rompí y rogué por su ayuda. Ella tenía sed de venganza al igual que yo, aunque no lo admitiera, aunque rehiciera su vida sin pensar en esos hombres ni un segundo... asique apele a ese instinto que estaba dentro de ella.
Le explique el plan que tenía en mente, que quería secuestrar a Gregory Petrov, John Ventura, Frank Vito y a mi padre, Artemio Bonaccorsi, y matarlos. Le conté que durante toda mi infancia y adolescencia ellos abusaron y violaron de mi como habían hecho con ella de pequeña, le conté que mi mente trato de protegerme haciéndome ver a Artemio diferente y que me enamore.
Le conté entre lágrimas que me enamore y me volví su segundo al mando, su mujer... y todo para que cuando le diera lo que creí lo enorgullecería de mí, me gritara y me arrojara un par de euros para que abortara a mi hijo...
La rubia arrogante solo me observó, no podía comprender que pasaba por su mente, pues no dio señal alguna de que mis palabras la conmovieron.
— Lo haremos Andrea, mataremos a nuestros violadores.
Ese fue el segundo gran cambio en mi vida, entrelazar mi destino con el de Hanna Morgan.
Lo hicimos, ella perfecciono mi plan, usaríamos su cumpleaños número veinticinco para secuestrar a los cuatro, mientras tanto yo seguiría junto a Artemio siendo su segundo al mando, su jefa de guardaespaldas, y le hablaría sobre una nueva oportunidad para probar que era mejor que los demás.
Casarse a la fuerza con la Morgan cuando esta cumpliera veinticinco y así dominar el narcotráfico más grande que ha existido en el mundo.
Durante esos dos años ayude a ambos en los dos planes, Artemio se reunía con los otros tres bastantes veces, asique les dijo su plan, y ellos lo apoyaron diciéndoles que ellos igual querían estar dentro. Artemio no estaba muy convencido, no le gustaba la idea de que otros hombres tocaran "su premio", asique le dije que sería como una despedida de solteros.
Ellos ayudarían, entre los cinco secuestraríamos a Hanna una semana antes de su cumpleaños número veinticinco, y ellos podrían jugar cuanto gustaran con ella, porque luego sería la mujer de Artemio.
Por otro lado, el plan de Hanna era contarle al hombre que estaba enamorado de ella quienes eran los cuatro, le conto a Ryan Steven sobre ellos, porque cuando la secuestraran debía haber un testigo y alguien que le dijera a Ian Morgan.
Los primeros meses fue extremadamente fácil, claro que tenía que soportar pasar las noches con Artemio y las otras cuando John, Frank y Gregory eran invitados no solo en la casa, sino también en la cama. Ellos quisieron adueñarse del plan, Gregory viajo a San Francisco y visito a Hanna para que fuera su esposa, ella lo rechazo y le corto la polla.
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Los Reyes de la Oscuridad
Любовные романыAndrea Bonaccorsi ha vuelto a su puesto en la mafia dirigiendo el negocio de su familia, sin embargo, el regreso la obliga a conocer personas dentro del mundo ilegal, y entre ellas está Nikolass Petrov, el perturbado mafioso que le da escalofríos ca...