Ethan x Lady Dimitrescu One-Shot

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Ethan no sabía cuánto tiempo llevaba encerrado en este viejo calabozo, pero sabía que había sido demasiado tiempo, una semana, un mes, un año, no sabía ni le importaba, ver como el hombre al consideraba un héroe y su salvador mataba al amor de su vida y secuestraba a su hijo, para después chantajearlo y obligarlo a enfrentarse a... estos monstruos... que ahora lo tenían a su merced.

Por un tiempo el sueño de tener una vida normal al lado de Mia y ver a su hija crecer poco a poco fue desapareciendo, siendo este reemplazado con el deseo de simplemente morir.

Nunca volvería a ver a su hijo, ni a Mia, moriría aquí en esta tierra olvidada de la mano de Dios y su cuerpo terminaría en una fosa común, donde tal vez nunca seria encontrado.

El crujir de la puerta abriéndose nuevamente saco de sus pensamientos a Ethan, tal vez otro pobre desgraciado que le hiciera compañía por un tiempo antes de que esas brujas lo hicieran pedazo, o ellas venían a divertirse con él.

Suspiro con frustración, estaba tan cansado no de las cortadas o mordidas, si no de su "teatro" intentado asustarlo, intento mantenerse consciente no quería ser despertado con balde de agua helada, hoy no estaba de ánimo para eso, esperaba que entraran e hicieran lo que tuvieran que hacer.

Pero grande fue su sorpresa cuando noto que esta vez no era ninguna de esas tres malditas brujas, sino más bien la mujer que ellas llamaban madre, la dueña del castillo, y señora de estas tierras como se autoproclamaba, Lady Alcina Dimitrescu.

Ethan intento en vano ponerse de pie, sabía lo que este monstruo quería e iba a hacerle, sabía muy bien lo que buscaba, sabía lo que buscaba hacerle, -Oh, Ethan querido no estas alegre de verme-, Lady Dimitrescu sonrió suavemente mientras se inclinaba para poder pasar la puerta y entrar en la celda.

Esas tres brujas, hijas de ella, venían cada tanto a cortarlo y morderlo, dejándolo poco a poco sin sangre, pero nunca matándolo, simplemente dejándolo débil, casi al punto de la anemia, tristemente había habido otros pobres desgraciados que tristemente habían sido encarcelados ahí, y la mayoría no duraron ni tres días.

En cambio, el sí sobrevivió, sobrevivió solo por el capricho de ella, se arrodillo con lentitud antes de tomar a Ethan en sus brazos y levantarlo con mucho cuidado, casi recordándole a el mismo cuando levantaba a su pequeña hija y comenzó a caminar con él hasta sus aposentos personales.

Para que su cabeza no colgara en el aire Lady Dimitrescu permitió que Ethan apoyara la cabeza en sus pechos dejándolo descansar, ya que esta no era la primera vez que lo cargaba, aprovechando esto Ethan respiro profundamente inhalando el dulce aroma de las rosas y el perfume que Lady Dimitrescu solía usar, era un aroma con el que misteriosamente se había encariñado, lo cargo por un rato en silencio, atreves de los pasillos, subiendo unas escaleras por un momento antes de llegar a una habitación que había llegado a conocer muy bien.

La chimenea encendida ardiendo con fuego que por muy raro suene era muy reconfortante, con velas iluminando un poco más la habitación, y con una tina llena de agua que al parecer estaba caliente.

Fue depositado en el suelo frente a la chimenea con suma delicadeza, lo que haría que Ethan soltara un gruñido de frustración, demonios no quería perder ese calor tan cariñoso que se hace mucho no se le había mostrado, inconscientemente y con las pocas fuerzas que tenía intento tomar nuevamente la mano de Lady Dimitrescu, el cual fue correspondido, -Cariño, hueles muy mal, primero hay que darte un baño-, Le dijo esto a la par que acariciaba de forma gentil sus dedos, fue hasta ese momento que Ethan se dio cuenta de lo que había hecho.

Había suplicado por su cariño... por su tacto... quería más de ella... si hubiera podido, hubiera llorado, pero no podía, ya no le quedaban lágrimas que derramar.

Ethan x Lady Dimitrescu Amor One-ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora