Como siempre, solté un suspiro lleno de molestia cuando llegué antes que la profesora de fotografía industrial. No tenía idea porqué siempre llegaba a la hora exacta cuando ella se encargaba de dejarnos esperando en el pasillo del séptimo piso, con el frío aire de las mañanas, puesto que los pasillos no tenían ventanas, sino que la estructura estaba hecha para la buena ventilación. Al ser una Universidad grande era buena, aunque si te pones a pensar y meditarlo un poco, cuando observas la cantidad de alumnos que hay en una simple Universidad de omegas y betas, te das cuenta que lo único que eres es un grano en el mundo, que no importas, un granito de arena, uno más entre infinidad de personas.
¿Cuántos como yo habrían cometido errores en su vida? ¿Cuántos omegas estarían pasando por lo mismo? Ser excluidos, ser maltratados y nombrados como una abominación tantas veces, que ya no hay forma de que no te lo creas; muchos lo considerarán exagerado, pero pocos comprenden lo que es el tener un pensamiento tan adentro en tu subconsciente que no importa cuánto te quieras sentir hermoso o normal, no eres normal, yo no lo soy, porque soy una persona que cometió un error y ahora me tratan como el peor pecador existente.
Me acurruqué en la gruesa polera verde de Gong Jun, él la llevó en su auto exclusivamente para que yo la use cuando volvimos del estadio, realmente con él todo ha salido relativamente bien. Gong Jun se empeña en hacerme sonrojar o en decirme lo hermoso que me ven sus ojos, además que Chengling y él se llevan tan bien que parece mágico, creo que pronto podrá entrar a mi casa y quedarse por unas horas sin ningún problema.
Siempre es bonito pensar en Gong Jun, eso me da muchísima calidez.
Levanté la mirada solo cuando la profesora Munroe llegó, como siempre, pidió disculpas por su tardanza. Todos entramos al salón, congelándonos de frío y entonces me senté, tal cual cada una de sus clases, en el asiento del final de la segunda fila, cerca de la puerta de salida. Odiaba las clases de los viernes, no porque fueran malas, realmente la fotografía industrial me llamaba la atención como cualquier otro curso, sino porque no me tocaba con Xiao Zhan, ni siquiera con el idiota de Arian, que, sea como sea, me platicaba y sabía que contaba con él para emergencias, como por ejemplo...
"Bueno, alumnos. El trabajo de hoy es grupal, así que quiero que formen grupos de cuatro o de cinco, en unos minutos paso para indicarles que deben hacer."
Sí, esta es una emergencia.
Observé como mis compañeros, tanto los omega y los beta, se agrupaban con sus amigos, soltando risas escandalosas y dejando que sus sillas chillen mientras las acomodaban. Suspiré, sintiendo de nuevo esa tristeza querer consumirme, respiré hondo para evitarlo y pensé en Gong Jun. Una pequeña sonrisa se formó en mis labios cuando me sorprendí a mí mismo pensando en Gong Jun, no en Chengling como siempre hacía, al parecer este alfa estaba entrando tan profundo en mi corazón que debía resignarme a la idea, intentando olvidar que algún día debía dejarlo ir, cuando consiguiera a una omega digna para él y se olvide de su capricho porque seamos buenos amigos.Tomando aire, observé un grupo de cuatro chicas, todas omega. Asentí con toda la motivación que podía sacar y me levanté de mi lugar, caminando hacía ellas, conocía a una, sabía que se llamaba Jane porque tuve otras clases con ella anteriormente y nunca la he visto tratándome mal, quizás ahora tendría algo de suerte.
"Hey, hola." Aclaré mi garganta, sonaba tan tonto con el típico tono asustado, solo esperaba no empezar a soltar feromonas o se volverían a reír de mí.
"Hola." Me saludó una amiga de Jane, no la había visto nunca, pero se veía lo suficientemente tímida, con los típicos lentes gruesos y cabello cubriendo gran parte de su rostro.
"Lo siento, es que no tengo grupo, y vi que son cuatro, entonces..."
"No, estamos llenos." Habló una tercera, mirándome inexpresivamente. "Pondremos el nombre de un compañero nuestro que no ha venido, así que somos cinco, lo siento." Después de una cínica sonrisa, volvió su atención a su celular.
"Lo siento." Me dijo Jane, encogiéndose de hombros."No, está bien. Gracias igual."
Ignoré ese lado mío recordándome que la profesora había dicho que se hicieran grupos con los alumnos presentes, no con los que faltaron, simplemente sabía que no me querían ahí y no iba a estar rogando, aún me quedaba algo de orgullo, o eso esperaba. No me atreví a acercarme a ningún otro grupo y me fui a mi lugar.
Pasados otros diez minutos, más o menos, en los que me dediqué solo a observar el rostro de mi Chengling en el fondo de pantalla de mi celular, tuve el coraje suficiente de levantarme de nuevo, amaría decir que un trabajo más o un trabajo menos sin hacer, no importa, pero yo tenía una calificación promedio que mantener y no podía darme lujos como esos. Caminé hasta el escritorio de la profesora, aclarando mi garganta antes de hablarle, ahora con más calma, captando su atención.
"Uhm, profesora Munroe." Ella asintió, colocando sus manos sobre la madera de su pupitre, esperó mientras yo acomodaba mis palabras de la mejor forma posible. "¿Me podría colocar en un grupo? Por favor, es que ya todos están completos... O puedo hacer el trabajo solo, pero si usted me lo permite."
"No, es mucho para que lo hagas solo, ZheHan." Ella se levantó en su lugar y observó cada uno de los grupos formados, más o menos ocho o nueve por toda el aula. Me removí incómodo cuando me indicó que la siguiera y caminamos hasta uno de los más cercanos.
"Chicos, ustedes son tres ¿No? ¿Por qué no dejan que ZheHan ingrese aquí? No tiene un grupo y necesita la calificación."
"No, profesora, nuestros compañeros ya vienen, solo tardaron."
"¡Los de allá! ¿Tienen espacio para uno más?" Gritó, indicándole a un tercer grupo de ahí. Al final opté por mirar a cualquier otra dirección, aunque gracias a mi buen oído me fue fácil escuchar la excusa tonta por la cual tampoco me dejarían ingresar ahí. Así fue durante otros tres o cuatro grupos más, cada vez me sentía más pequeño y horriblemente enfermo, quizás así me veían, como un tipo con una enfermedad terminal y por ello no me aceptaban en ningún círculo, todo por cometer un error, un error que para mí, ya no lo era, tenía al más hermoso hijo que pudiera imaginar.
Bueno, quizás mi problema no era el tener un hijo, sino el no tener a mi alfa a mi lado, eso, sumándole el hecho de ser amigo de una persona conocida como Gong Jun y de que para este punto, todos estaban enterados de la pelea que tuvo con Pietro afuera de la Universidad, no sabía si me tenían miedo o realmente me veían como alguien tan extraño o repelente.
Al final, me senté en un grupo de tres más, aparte de mí, una chica omega, sumisa, linda, maquillada y bien vestida, como las típicas chicas que buscan mantener a su pareja a gusto con ellas, o buscan pareja en tal caso, aunque por su olor, estaba casi seguro que tenía novio. El otro era un beta, un chico más bajo que yo, no se le veía tan mal y por cómo estaba sentado, estoy seguro que es buen amigo de la omega. La última era una beta también, pero aquí había algo diferente, noté su desagrado por mí desde que tomé asiento, viéndola mascar su chicle con exageración.
"Hola." Me saludó la omega, le sonreí, ya estaba cansado de tantos "Hola" durante el día, solo deseaba que sea la hora de irnos y retirarme de una vez. "Mi nombre es Agnes, él es Leo y ella es Raven."
"Oh, bueno... Yo soy..."
"ZheHan, sí ¿Quién no te conoce? Eres la mejor descripción de fácil en el diccionario ¿Podemos empezar a hacer el trabajo ya?"
A pesar de su tono hostil, intenté tranquilizarme un poco, no es como si en los pasillos no se dijeran cosas de mí anteriormente, además de que ella estaba irritada, debía comprenderla, no es lindo cuando alguien llega a ingresar automáticamente en tu círculo o tu zona de confort, aunque siendo sincero, yo sería un poco más amable en su lugar.
"Bueno, necesitamos ideas para hacer lo que indicó la profesora." Dijo Agnes.
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𝗧𝗵𝗲 𝗣𝗲𝗿𝗳𝗲𝗰𝘁 𝗢𝗺𝗲𝗴𝗮 [𝙹𝚞𝚗𝚉𝚑𝚎]
Fanfiction↳ ❝ [ Adaptación ] ¡! ❞ Cuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar al amor de tu vida. Zhang Zhe Han tiene veinte años, un hijo de tres años y un lazo roto debido a su ingenuida...