Ya había pasado más de un mes desde que NamJoon conoció a YoonGi. Desde que se habían visto en aquella cena y en la que le moreno se había planteado su nuevo objetivo: poseer al hijo de los Min.
NamJoon se sentía feliz ya que todo pasaba más rápido de lo que había pensado, había descubierto de que Min YoonGi era el chico más sumiso que pudo haber conocido en su corta vida al igual que muy ingenuo a su parecer. Podía tocarlo y decirle frases de doble sentido hacia su físico y el chico no se daba cuenta, solo asentía y se quedaba pensando lo que le acababa de decir con un leve puchero en su delicado rostro. O como podía tocarle cuanto quisiera sin ningún límite de parte del menor, aprovechando a acariciar sus muslos y cintura disimuladamente.
Todo siempre lo había hecho con dobles intenciones –mayormente sexuales- para satisfacer la poca sed sexual que necesitaba ya que desde que había llegado a ese país no se había acostado con ninguna persona por dos únicas razones: La empresa y YoonGi. Y es que si NamJoon quería ganarse a el menor tenía que acostumbrarlo a tenerlo de su lado, hacer que toda su confianza cayera en el al igual que sus sentimientos más profundos.
NamJoon se cuestionaba, ¿En verdad YoonGi se merece tanto daño?
Después de haber visto tal escena, donde su propia madre le golpeaba y gritaba había sido un completo dolor hacia su pecho. NamJoon odio ver a YoonGi destrozado, verlo llorar y temblar ante el miedo y la desesperación del momento; por primera vez en su vida sintió compasión en una persona.
Y eso a NamJoon le dio mucho miedo.
Cuando sellaron sus labios por primera vez. NamJoon no se había equivocado en lo absoluto, YoonGi tenía los labios más perfectos del planeta, todo él es perfecto. Ver sus ojitos brillar de la felicidad cuando le colocaba el brazalete o trataba de tranquilizarlo, cuando por fin se besaron.
NamJoon sintió como si de una persona de cristal se tratase, como si YoonGi se fuera a romper o desvanecer en cualquier momento.
Pero, como siempre no lo acepto, se justificó con la única palabra más coherente que le pudo llegar a la cabeza, posesividad. Diciendo que no podía soportar que le pusieran una mano encima o le hicieran daño si no era él mismo. Dejando el tema a un lado y siguiendo con su objetivo del principio.
Esa noche NamJoon acompaño a YoonGi hasta su habitación, esa noche se acostó al lado de él y espero hasta que se quedara completamente dormido. Pudo admirar la tranquilidad con lo que lo había hecho a pesar de lo que había ocurrido, como si gracias a él su tranquilidad hubiese sido encontrada. El señor Min lo único que hizo fue pedirle disculpas y una postulación de su reunión de negocios a lo cual NamJoon aceptó gustoso. La señora Min estaba en el sillón del salón mirando a la nada y con el rostro en blanco siendo imposible suponer lo que pensaba. NamJoon solo le dirigió una última mirada y salió de aquella casa con un extraño sentimiento en su pecho.
NamJoon tomo su saco café y lo extendió por el pasto frente suyo de aquel parque privado. YoonGi solo seguía los movimientos de su acompañante esperando alguna orden de su parte. El moreno sonrió y se sentó sobre el gran saco, palmeando el sitio frente suyo, invitándole a YoonGi sentarse en él. El castaño asintió y se sentó donde su mayor ordenaba. NamJoon sonrió al ver como el castaño hacia un leve puchero y se recostaba apoyando su cabeza en la pierna de Namjoon para luego mirar a su Hyung a los ojos con una leve sonrisa.
—Te ensuciaras el cabello, Ángel... —dijo NamJoon con voz completamente tranquila acomodando el pequeño flequillo que tapaba los ojos de Yoon.
—¿Cuántos apodos planeas ponerme, Hyung? —pregunto el menor soltando una pequeña risilla y cerrando sus ojos.
—Apenas son dos, Yoon. Y tengo muchos en mente para decirte, todos los apodos más hermosos de este planeta encajan contigo. —soltó jugando con el cabello y mejillas de Yoon—Eres hermoso...
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🐨 Matrimonio 🐱 [Pausada]
DiversosYoonGi solo quería ser amado. [M-preg] •Autora: @nattxn •Portada hecha por: @Bangtan_Editorial y @jungxkookxflw