4. Ataque

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Otra vez este sentimiento, otra vez esto, la verdad es que no quería, no podía vivirlo otra vez, pero ey, aquí estamos.

"Solo respira"

Tranquilízate
Cálmate
No puedo

Empece a desesperarme, mi respiración se acelero junto con mi corazón, empece a sentir dolor en el pecho y a tener ganas de llorar, de verdad me sentía mal. Camine a mi cuarto sin fijarme en nada ni en nadie, solo camine hasta llegar ahí, cerré la puerta y me senté a un lado de ella, empecé a llorar en silencio, nadie debía oírme, no quería que alguien lo hiciera.

Pasaron unas horas cuando seguía llorando, me levante y empecé a colorear, se llegaron las 12 de la mañana y seguí ahí en mi escritorio coloreando, intentando dejar de pensar, miraba una y otra vez a la ventana esperando algo o alguien, la verdad no sabía que, solo esperaba.

Se llegó la una de la mañana y seguía ahí, me puse a leer y me quede dormida, pero en realidad no estaba total mente dormida, sentía y escuchaba todo, solo que estaba soñando a la vez.

Luego de dos horas así, me levante, eran las cuatro de la mañana, después de eso no pude dormir más.

A las 6 de la mañana me levante de mi cama porque me canse de estar acostada, fui al baño, me cambié y me la ve la cara, salí de mi casa y me fui al gimnasio para distraerme, pero no pude, solo pensaba en irme, solo quería hacerlo.

Apenas termine mis ejercicios y me devolví a mi casa, al llegar fingí lo más que pude que estaba bien, no tenía hambre, aún así desayuné con mi familia. Al terminar mis hermanos me invitaron a comprar unas cosas, los rechacé, no tenía ganas. Regrese a mi cuarto y seguí acostada, me puse a leer ya que no tenía sueño, solo quería estar sola.

Pasaron horas, o minutos, o segundos... No lo se.

–Puedo pasar– pregunto Christopher al tocar la puerta de mi cuarto.

–Si–.

–Me preguntaba si querías ir al cine en la tarde...- Se detuvo un segundo y analizo lo que hacía, como vestía y mi alrededor -¿Por qué aún traes la ropa del gimnasio?–.

–Ammmm, me puse leer y se me pasó el rato así–.

–No te creo–.

–De verdad...– iba a continuar hablando pero en ese momento me interrumpió.

–No fuiste a comer, ¿Sabes que hora es?–.

–Si, son las 12–

–Son las 6 de la tarde Elizabeth– se sentó en mi cama y agacho la cabeza.

En es momento supe que algo saldría mal porque me hablo por mi nombre, no sabía que decirle, yo era la que estaba mal, ¿Por qué se enfada el?.

–Dijiste que me contarías, dijiste que no arias esto de nuevo, ¿Cuánto dormiste anoche?, ¿Le dijiste a Fernando?– me dijo volteándome a ver con esa mirada fría característica de el.

–Nnnn-o... no se, cuanto dormí–.

–¿Y Fernando?–.

–¿Eh?–.

–¿Qué si le dijiste a Fernando?– me pregunto enfadado.

–No–.

–Ay Betty– no supe que hacer, si mirada era distinta, ¿Estaba angustiado?, nunca había visto esa cara, no en el.

Iba a responderle cuando se subió a mi cama para acostarse a mi lado y abrazarme.

–¿Tienes hambre?–.

–No– le respondí mientras intentaba que no se me quebrara la voz por el nudo que sentía en la garganta.

–Está bien, me quedaré aquí, siempre estaré aquí– me dio un beso en la cabeza y cerró los ojos.

Sin poder aguantar más me puse a llorar, no quería hacerlo, pero no estaba bien, no me sentía bien, pero ¿Por qué no podía estarlo?.

Me gire quedando de frente a mi hermano y le dije casi susurrando con la voz quebrada.
–Perdón–.

Cristopher abrió los ojos y me dio una leve sonrisa –No me pidas perdón tonta, solo no me dejes de lado, no hagas esto sola, no te puedo dejar hacerlo–.

Lo abrace un poco más fuerte mientras lloraba, pasó un largo rato así hasta que me quede dormida.

Cuando desperté vi que Cristopher seguía ahí, me moví un poco y vi que el estaba despierto.

–¿Te vas a levantar?– pregunto

–Si, quiero ir al baño, comer algo y ver que hora es –

–Son las 10 de la noche, ve al baño, yo te traigo algo de cenar– se levanto de la cama y comenzó a caminar hacía la puerta.

–No tienes que hacer esto– dije.

–Cállate tonta–.

Al entrar al baño aproveche para darme una ducha rápida, al salir me di cuenta de que ahora no solo Cristopher estaba en mi habitación, ahora también estaba Fernando, caminó hacía mi y cuando creí que me iba a abrazar me dio un zape.

–¡Au! Eso dolió- me sobe la cabeza y antes de decir algo más, me abrazo –¿Qué te pasa?, primero me pegas, ahora me abrazas, ¿Te pegaste en la cabeza en el entrenamiento de básquet?–.

–El zape fue por no decirme nada y el abrazo puesss... No necesito decirte porque te abracé–

Ambos caminamos a la cama en donde Cristopher elegía algo para ver en la tele, me senté a su lado y me puse a comer de unos sandwiches que habían ahí, en eso recordé algo que Cristopher me había dicho en la tarde.

–¿Qué no ibas a salir en la noche?– le pregunté mientras me ahogaba por traer la boca llena.

–Primero, no hables con la boca llena, das asco, y segundo, si, iba salir con una chica, pero le cancele–.

–¿Cancelaste una cita?–.

–No es para tanto, tu eres más importante que cualquiera– dijo casi susurrando.

Paso un largo rato hasta que mis hermanos y yo decidimos ver una película de Disney, escogimos obviamente la película de Mulán, porque no cualquier princesa salva a toda China de los Hunos.

Cuando se nos acabaron las chucherías Fernando propuso ir por más, yo no tenía ganas de salir y menos porque traía mi pijama de hello kitty, pero no tuve opción, Cristopher me agarró, me subió a su espalda y salimos a la calle, caminamos por ella durante un rato hasta llegar a la tienda, eran las 11 de la noche e íbamos a la Farmacia Guadalajara a comprar cosas, Christopher iba con una sudadera de Paw Patrol y Fernando con una diadema para el pelo con orejas de venado, éramos el grupo más intimidante que te podías llegar a topar.

Al llegar cada uno fue por algo diferente, compramos gomitas, papitas, jugos, dulces de tamarindo, chocolates, nieve y todo lo que te puedas imaginar, volvimos a casa y continuamos viendo películas hasta que me quede dormida.

Solo Respira (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora