Capitulo 5

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¿Quien realmente eres?

POV Gulf

Me levanté esta mañana un poco más temprano, al oír el murmullo de las voces delante de la puerta.

—Anoche escuche los gritos del joven Mew, por un momento me entro escalofríos.

—Guarda silencio ¿Quieres que te despidan? —susurra alguien, podía distinguir qué es la voz de un hombre.

—No pueden, nosotros sabemos...

Las palabras quedaron suspendidas, reinando ahora el silencio, el cual sólo duró unos segundos, oyéndose el quejido del hombre.

—¡Ay!

—¡Porque me tapaste la boca! — se escucha el reclamo de la mujer.

—Está prohibido decirlo aquí.

—Todo el que entre aquí está condenado — bufa la mujer.

Dos días dentro de esta casa, es suficiente para saber que la familia y la servidumbre que lleva más años dando su servicio, guardan un secreto.

Giro la manija, abriendo la puerta.

—Buenos días.

Las dos personas se sobresaltan al verme salir de la habitación, aunque reconocí a la mujer, fue quien me dio el recorrido por la casa.

—Usted es... — El hombre a un lado de la sirvienta me examina.

—Soy el nuevo guardaespaldas de Mew.

Veo como él pestañea.

—Oh. Mucho gusto — extiende una mano esperando que la estreche. —Soy Run, uno de los guardias de la casa.

Doy una vistazo a su mano y regreso la mirada hacia él, viendo como traga saliva con nerviosismo, al darse cuenta que no la estrecho.

Al instante, el grito de una mujer se propaga.

—¡Necesito ayuda! —Una sirvienta entra por el pasillo con un cesto de ropa.

—¿Que sucede? —pregunto con firmeza.

—El joven Mew no para de lanzar cosas en su habitación, se encerró — la sirvienta trata de regular su respiración, mientras se cae de sus manos el cesto que cargaba.— Acabó de ir a buscar la llave de su habitación.

—Te lo dije, de nuevo comenzó. —escucho como murmura la otra sirvienta hacia el guardia. En cambio él le propinó un leve empuje a su hombro para que se detenga en hablar.

Algo se apoderó de mi, haciendo que mis piernas automáticamente se dirigieran hacia la habitación de Mew, subiendo las escaleras deprisa, siguiéndome detrás la sirvienta con rostro angustiado.

Los gritos de Mew cada vez fueron tomando fuerza a cada paso que doy, hasta llegar a la puerta.

—Está cerrado con seguro — dice ella.

—¡La llave! — El rugido de mi voz, espanta a la sirvienta.

La pobre asustada ante mi tono de voz, no se concentra en sacar la llave del bolsillo de su uniforme. Resoplo. Viendo como las manos de ella le tiemblan sin encontrarla.

—Olvídalo.

Retrocedo unos pasos de la puerta,  para después tirar una patada, escuchándose a la sirvienta lanzar un chillido y agranda la mirada al ver como repito el mismo movimiento en contantes veces, hasta que logro tumbarla.

La imagen que vio, lo dejo congelado. La habitación es un completo desastre. Mew permanece arrodillado en el suelo con un portaretrato en su mano, a su alrededor están papeles esparcidos.

—Mew.

Al pronunciar su nombre, veo como levanta la mirada, encontrándose con la suya. Sus ojos están hinchados con parches de ojeras.

—¡Largo! —Mew grita a todo pulmón.

—No. No me iré — Doy un paso hacia adelante.

—¡Lárgate! Es una orden — Mew con su otra mano desocupada, alcanza una frasco de cristal, lanzándolo en dirección mía.

La sirvienta que camina detrás mío, se detiene, lanzando un grito al compás del sonoro estallido de los cristales cayendo al suelo.

—Yo me quedaré aquí — tartamudea la sirvienta.

No me importaba cada bramido de Mew. Seguí avanzando hacia él, aplastando los cristales rotos sin importarme. Veo como trata de levantarse del suelo, con insuficiente fuerza que carga, pero falla, perdiendo el equilibrio, cayendo de senton en el suelo mientras se escucha su quejido. Y desvió la mirada hacia su mano, la cual destrozó el cristal que protegía la fotografía del portaretracto. De pronto, el dolor se apoderó de las facciones de Mew.

—Te has lastimado — pronuncio, cuando me arrodillo enfrente de él, viendo su mano cubierta en sangre.

—Sangre — susurra Mew, bajando la mirada a su mano, la cual comienza a temblarle y la quita de golpe del portaretracto destrozado.

—¡No! — Se escucha el grito de la sirvienta, corriendo apresurada a agarrar una camisa que estaba sobre la cama y rápidamente la rodea en la mano de Mew, cubriendo el rastro.

—No es sangre. No lo es. — dice la sirvienta, mirando directamente los ojos de Mew. ¿Que mierda esta sucediendo? —Sostenga aquí —La sirvienta gira su mirada hacia mi, esperando que agarre la mano de Mew.

—El joven Mew no puede mirar sangre.—Susurra la sirvienta para que solo lo escuche — Ire a traer el botiquín de primeros auxilios— dice ella por último, al tiempo que sostengo con cuidado la mano de Mew.

De pronto recuerdo lo sucedido de ayer en el baño. Cuando mencione que tenía una mancha de sangre. Su mirada de pánico fue la misma que tiene ahora. Entonces lo comprendí, Mew tenía un trauma relacionado con la sangre.

Miro su rostro, viendo como tiene la mirada perdida en un extremo del dormitorio.

—Auch.

Escucho detrás, percatándome todavía de la presencia de la sirvienta.

—¿Que sucede? — miró sobre mi hombro, observando como la sirvienta mantiene una mano oculta dentro del bolsillo de su uniforme.

—Nada — carraspea.—En un momento regreso.

El el fondo algo dentro de mí decía que no está siendo sincera. Pero lo dejo pasar, escuchando el sonido de la puerta cerrarse, haciendo que Mew salga de su burbuja e intenta bajar la mirada a su mano, pero no se lo permitiré.

—Mírame — alzó la otra mano colocándola en su mejilla.— Todo va estar bien.

—Puedes abrazarme —  Su voz es débil.

Parecía un niño indefenso en este momento, pidiendo a gritos que lo protegieran.

¿Que me sucede? ¿Porque me preocupo tanto por él?

Asiento, rodeando su cuerpo con los brazos, atrayéndolo a mi pecho.

—Todo va estar bien — repito cálidamente las palabras, dando palmadas en su espalda para calmarlo, sintiendo como acomoda su cabeza en mi hombro, cerrando los ojos.

—Mi madre siempre me daba palmadas cuando me abrazaba—Mew musita, haciendo una pausa.—Déjame estar un rato así.

En silencio, permanecemos arrodillados. Y continuó las palmadas en su espalda durante minutos. Podía sentir su respiración soplar en mi cuello y su cuerpo fue relajándose.

Al escuchar como balbucea sin sentido, me doy cuenta que ha caído dormido. Lo elevó al aire, caminando hacia la cama y con cuidado lo acuesto encima de la manta, acomodando con delicadez su cabeza sobre la almohada. Pero algo llama mi atención. Al notar que se alcanza apreciar un pedazo de fotografía, debajo de la almohada. Con cuidado la deslizó, sacándola por completo. Frunzo el ceño, al ver que la mitad está cortada, solo teniendo la figura de un niño con una gorra azul marino, con las iniciales de A.S

Tied to you || MewGulf Donde viven las historias. Descúbrelo ahora