Capitulo 1: Primer día

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Hola, es un gusto para mi poder traer por fin este fic en el que he estado trabajando, solo puedo decir que espero que lo disfruten al leerlo, tal como yo lo hago al escribirlo.

Sin más, vamos al capítulo.

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Este debía ser el año, el mejor año puesto que sería el último antes de dar el gran paso a la universidad, despertó temprano, acomodó su uniforme desde la noche para no tener contratiempos con absolutamente nada, preparó su desayuno y comida, incluso algunas galletas para compartir con sus amigos, el primer día de clases era importante, puesto que de éste dependía como sería el resto de ese año escolar, todo debía ser perfecto. Se preparaba un joven de 17 años, rubio con un mechón de cabello cubriendo su ojo izquierdo, el orbe que era visible de un color azul, de figura esbelta, con unas piernas largas y contorneadas, no era algo que gritaría a todo el mundo pero sus piernas eran de lo que más le enorgullecía de su cuerpo, por supuesto que fueron años de trabajo en ello, fuertes y ágiles, cosa que le ayudaba mucho con el grupo de amigos que tenía, dos años ya de conocerlos a todos, con excepción de Luffy a quien conocía de más tiempo; suspiró al recordar en todos los problemas que solían meterse, era en verdad molesto, teniendo que ir a patearle el trasero a algunos estudiantes de otras escuelas por culpa de Monkey D. Luffy o ese marimo idiota de Zoro, aún así una sonrisa se formó en sus labios, con todo y problemas no cambiaría absolutamente nada de ese tiempo porque en verdad los apreciaba a todos demasiado; siempre que pensaba en ellos se sentía reconfortado, Luffy, Zoro, Chopper, Usopp, Franky, Brook, aunque por desgracia este último se acababa de graduar así que ya no lo verían con la misma frecuencia, eso era un poco triste en realidad, pero al poco la sonrisa en su rostro se amplió aún más al pensar en sus hermosas Nami-san y Robin-chan, moría de deseos por verlas, y no olvidaba a Law, que se había cambiado a su escuela hace apenas un año, aun teniendo menos tiempo de conocerlo se llevaba bastante bien con él, era parte de su grupo, así lo había declarado Luffy y todos estuvieron de acuerdo.

Acabó su desayuno, se levantó, lavó lo que utilizó, acomodándolo cuidadosamente para secar, agarró su mochila terminando de acomodar sus cosas, caminó a la salida pasando aun junto al espejo donde se acomodó el cuello de la camisa blanca del uniforme, el saco en un tono azul cielo que llevaba abotonado, se peinó algunos mechones de cabello, la sonrisa no se borraba de su rostro y finalmente salió de su pequeño departamento o más bien diría cuarto, puesto que donde vivía era espacio suficiente para una persona, su cuarto y la cocina se encontraban prácticamente en el mismo lugar separados por apenas una pequeña barra desayunadora que contaba como su comedor, un balcón que le brindaba la luz suficiente en el día y un baño. Para él estaba bien, no necesitaba lujos, con sentirse cómodo era más que suficiente. Tomó un respiro, cerró los ojos sintiendo el aire fresco mientras la puerta se cerraba detrás de él. Estaba listo entonces, comenzó su avance hacía el ascensor, pero apenas dio un par de pasos se detuvo a mirar la puerta de su vecino, lo analizó por un momento, se acercó a punto de tocar el timbre, pero prefirió abstenerse de hacerlo y se marchó, todo en ese día debía ser perfecto, no dejaba de repetirse esa palabra en su cabeza, por lo que iba con tiempo de sobra, prefería llegar temprano a la escuela, ser el primero al que todos saluden, ver llegar a Nami-san o a Robin-chan, saludarlas y verlas con el hermoso uniforme del instituto, con esas faldas... Siempre luciendo tan hermosas, se llevó una mano al rostro cubriendo su boca y parte de la nariz de solo imaginarlas.

—¡Este será el mejor primer día de clases! —Gritó emocionado alzando ambos brazos.

Quince minutos, fueron quince minutos los que pasaron y la escena que se topaba justo a un costado de él no era la más favorable, por su camino a la escuela siempre pasaba por algunas calles un tanto estrechas, uno que otro callejón, nada del otro mundo pero justo en ese momento, justo en ese maldito callejón, acababa de ver a su compañero de clases y amigo, Zoro Roronoa, un chico realmente problemático, Sanji no estaba seguro de como conseguía atraer tantos problemas o más bien a gente deseando romperle la cara, pensándolo bien, tal vez sí lo sabía, pues también él lo quería de vez en cuando, casi siempre. Zoro, su cabello era corto y de un color bastante inusual, verde, sí, muchos en la escuela llegaron a pensar que se lo decoloraba, pero no era así, se trataba de un color natural, gracias a eso el rubio tenía un motivo de burla diaria a su amigo; su expresión la mayoría de las veces seria, por lo que no hacía demasiados nuevos amigos, entrenaba mucho lo que se notaba en su cuerpo por su puesto, Roronoa Zoro no era el más listo de la escuela, pero si se trataba de un prodigio con la espada lo que le había dado un lugar bastante alto en el club de kendo, y ahí estaba ese "idiota" en ese momento, pensó Sanji, enfrentándose a varios tipos, era una clara desventaja aun viéndolo solo por el rabillo del ojo, empuñó las manos y continuó avanzando, Zoro podía fácilmente con eso, ¿no? además, si hacía como que no veía nada, nadie se enteraría y seguiría teniendo su perfecto primer día de clases, sí, eso era lo mejor, uno, dos, tres pasos alejándose y se detuvo.

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