Para mí
Hay manos inglesas que solo aprientan
mis tuercas, mis cuencas, mis caderas.
Hay manos que solo forcejean
la sangre que no cae por las riveras.
Manos asfixiando, manos colapsando.
Hay manos que solo humedecen
mis catetos, mis párpados, mis costados;
agua en sus vértices mojados;
me fascinan, me confunden, me estremecen.
Hay manos que solo sueñan,
como las de la chica de septiembre,
en seis meses de correcta espera,
que en seis meses de sequía se convierten.