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El mayor de los dos se encontraba sentado sobre alguna de esas construcciones de cemento que eran usados como asiento, su vista viajaba al frente donde su pequeño hermano parecía divertirse al dejarse caer por aquella resbaladilla hasta subir y hacer lo mismo con sus preciados peluches. A decir verdad ver la tranquilidad con la que el menor veía la vida le daba cierta melancolía, a pesar de que su menor no era completamente un niño él vivía como si lo fuera, claramente el dejar de pensar que la vida era fácil, que los dulces y los gatitos son lo más bonito, que ser el guardia de una montaña de almohadas te convertía en el mejor Guerrero y que aquel dragón de ropa era el peor enemigo.

Si claro estaba, la vida no podía ser vista desde la perspectiva ajena, el ver aquel brillo sobre los ojos de su menor le hizo pensar, ¿Cuando su propio brillo dejo de iluminar?,¿Desde cuándo dejó de pensar en ser el mayor Guerrero?,¿Desde cuándo había dejado aquella ilusión de ser un príncipe para convertirse en un sole mortal?.

Y no es que ser parte de la sociedad sea malo, sin en cambio el sentía que su vida no tenía algún sentido, no hasta que miraba los pequeños y oscuros ojos de su menor, quien ahora corría a donde los columpios impulsando se con sus piernas. Sin duda a pesar de todo tenía razones para seguir aún en aquella burbuja de cotidianidad, y una de estas tenía de nombre Hui.

Si Hui, el pequeño pelirrojo quien a pesar de no emitir palabra alguna podía entenderse con solo señas y asentimientos, y no era que esté fuera mudo según el psicólogo solo era una reacción de defensa ante su pasado, y lo sabía el creía que algún día escucharía con claridad aquella melodiosa voz que llegaba a escuchar a media noche en sus noches de insomnio cuando el menor se escabullía al techo a leer uno de los tantos libros de fantasía que le gustaba.

Con una sonrisa se dirigió al menor quien lo llamaba, señalando así aquel local de helado indicando que quería uno, este iba a negarse pues habían comido ya demasiados dulces, más su acción fue parada en cuanto vio los pequeños labios abultados de un tono rosado al igual que aquellos profundos ojos mirándole, sin duda sabía cómo convencerlo.

-Bien bien, solo por hoy, pero si llega a dolerte el estómago por tanto dulce no te dejare dormir conmigo.-

Comentó el mayor tomando la pequeña mano para dirigirse a aquel lugar, aunque el contrario no gustaba de dormir sin el mayor tomaría aquel pequeño riesgo para degustar su helado favorito, si bien enfermaba sabía que esté le dejaría dormir aún así entre sus brazos.

Al llegar esperaron su turno y seguido escogieron su helado, capuchino para el mayor y fresa con bombones para el más bajo, tomaron asiento en unas de las mesas del lugar, exactamente fuera de este, mientras podrían disfrutar de aquella fresca brisa del atardecer.

El menor quien comía su helado animadamente y entregaba en pequeñas proporciones helado a sus peluches imitando como si comieran, "lindo", pensó el mayor sin dejar de comer su propio postre.

🍧🍭.

Ya habían pasado de las 10 de la noche cuando el menor se encontraba sobre la gran cama con aquel pijama de gatitos, esperando a su mayor quien había ido a preparar un té para aquel dolor que inundaba su pequeño cuerpo, si. Efectivamente este había tenido dolor de estómago luego de volver a casa, pero no era su culpa bueno no del todo, en parte su mayor no se había negado a comprar todas las golosinas que este había pedido.

El azabache entro a la habitación con unos pantalones para dormir y una bata; ambas de un tono azul rey, entre sus manos traía aquel té para el dolor y una pequeña taza de café. Dejando el café sobre la mesita de noche acerco aquel té a los labios del menor quién se dispuso a beberse el mismo con un pequeño gesto de disgusto.

El mayor río ante su expresión para así dejar la taza aun lado en cuanto está fue tomada por completo.

-Te dije que te dolería el estómago, esperemos que esto alivie el dolor, y de lo ser así despiértame en la noche y te llevaré con el médico.-

Comento sentándose en la esquina de la cama mirando ahora la pequeña figura negar con un puchero.

-Hey, se que no es de tú gusto un doctor, pero si te sientes mal tendremos que llamar o ir a uno. Aunque más seguro con el té baste.-

Volvió a mencionar, levantándose de aquel lugar dejo un beso sobre la cabellera del más bajo para disponerse a tomar aquella taza con café y salir de la habitación o esos eran sus planes hasta que sintió como el borde de su bata era jalada, sabiendo a qué se refería soltó un corto suspiro sin mirarle asintió siendo visto por el menor quién inmediatamente se levantó para salir corriendo dónde la habitación del mayor, si con una simple acción había conseguido dormir con el mayor.

🍧🍭.

Ambos cuerpos tirados sobre la cama, uno pequeño echo bolita entre las mantas mientras otro aún más grande se encontraba dando cariñitos sobre los cabellos de fuego del menor, quien ya dormía plácidamente. Y es que aunque tenía sueño no podía cerrar los ojos, su mente traicionera no dejaba de pensar en el menor, en el por qué de su comportamiento y el que debía de hacer.

Si bien pensaba en el y se preocupaba su mente se mantenía aún más ocupada después de aquel, "-Si, las pruebas de que el menor mato a sus propios padres son suficientes como para mandarlo a la cárcel, aunque al ser menor y hacerlo por autodefensa podría ayudar a que no sea encerrado".

¿Como un pequeño niño de cabellos rojos, rasgos de un pequeño gatito y comportamiento de un bebé había echo eso?.

Si bien no conocía el por qué sabía que sus razones habría tenido, y no lo negaba después de encontrar el cuerpo casi inerte del menor lleno de quemaduras y cortes al igual que la notables marcas rojizas y moradas sobre su cuerpo eran muestras claras de que algo lo había llevado a eso.

Logrando despejar sus pensamientos ante aquel tema soltó un largo suspiro en cuanto vio nuevamente aquel rostro angelical a su lado, no, el no podía ir a la cárcel, no después del estado en el que lo encontró. Cerro sus ojos con fuerza tratando de conciliar el sueño o el poco ya que sin percatarse ya era más de media noche.

Gatito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora