Capítulo 1.

3 1 0
                                    

Una ciudad tontamente descuidada.
Las calles parecían estar repletas de personas pero cuando más los necesitabas simplemente desaparecían, quizás escondiéndose para evitar problemas.

Ashley lo sabía muy bien.
Ocurre un robo o alguien está en problemas, por nada del mundo si verdaderamente aprecias tu vida, no interrumpas. Solo huye como un cobarde. Pocos se atrevían a interferir en peleas o asaltos, unos cuantos terminaban heridos o muertos.

Los humanos actuaban para su propio benefició, ¿No?

Sabía muy bien esas reglas, además que no le importará su vida realmente era otro asunto, alguna vez lo hacía por su familia. Se podrían "decaídos" si le ocurriera algo malo, y no tendrían como pagarlo.

Evitaría los problemas.
Siempre los evitó, unas veces vio peleas pero nunca se metió.

«Evita todo»
«Se como una máquina, sin sentimientos ni emociones. No permitas que realices una estupidez» Pensaba mientras caminaba en dirección a su hogar, solo faltaba unas cuadras a llegar.

Aquellas palabras usualmente solía repetirlas.

—¿Qué mierd@ es eso?— Pronunció, una incandescente luz brillaba en medio de la nada y pronto se hizo más grande. Cuando se dio cuenta algo salió volando de esa cosa y cayó sobre ella.

No tuvo tiempo de reaccionar, sólo vio algo oscuro salir a velocidad y luego sentir un peso encima suyo, dándose cuenta que estaban en el suelo. Observó a un niño encima suyo con vestimentas victorianas, tenía los ojos cerrados y el ceño fruncido quejándose por el golpe. De cabellos azulinos y piel extremadamente blanca y hermosa como porcelana.

¿Quién era?

Otra persona salió de lo que suponía era un portal, pero este estaba encapuchado. Ashley entendió algo cuando el hombre enfrente suyo sacaba una navaja extraña, no, una daga plateada.

El hombre no era amigable y ambos estaban en problemas.

No sabía que hacer, no se movió del lugar y sólo se quedó viendo fijamente al encapuchado. Miró de reojo al niño quién observaba de manera sería también.

«Ojos como el océano»
Unos susurros volvieron.
Negó con la cabeza para concentrarse.

—Conde Phantomhive, donde se sentó.

Ashley tuvo que cubrirse la boca para evitar reír de las palabras del hombre. Si era la voz de un hombre y aquellas simples palabras le hicieron gracia.
El niño volteó a verle, no sabía si enojado o confundido, o quizás ambos, su ceño fruncido daba a entender más por la primera opción.

—Crees que trayendome aquí, no me encontrarían— Por fin habló el conde con una sonrisa burlona en sus finos labios.

«Phantomhive...»

—No exactamente, sabría que él vendría por usted— El niño dejó de sonreír logrando que el encapuchado riera— Cayeron en la red, como pequeñas mariposas— Justo al decir eso el portal hizo un sonido extraño junto con él inclinando su cabeza escuchando algo quizás—Bien, hora del show. Esto se acabó, Ciel Phantomhive— Dicho comenzó a correr en dirección del menor.

Ashley se posicionó delante del Conde al recordar algo y reaccionar—¿Qué rayos estas haciendo?— Escuchó decir a quién protegía pero sólo se concentró en ver como este hombre sólo venía hacia ellos, fueron segundos en que logró ver su rostro, pudo ver quién era.

«... Eres una máquina»

—Debo decir que siempre está rodeado de problemas, mi señor.

Detrás del encapuchado apareció una sombra muy oscura, apesar de la luz del día no lograba ver que era. Como una mancha en algo claro. Sumamente extraño y a una velocidad que claramente no era humana.

—Solo haz tu trabajó.

—Cómo ordené.

—¡Esper-! —Ashley trató de interferir pero sólo sangre oscura salpico en el suelo. Una cabeza rodó por la acera hasta mostrar un rostro desfigurado con partes robóticas. Aquel pequeño ojo color plateado dejó de brillar y simplemente se apagó.

El humano quedó quieto en su lugar sin decir nada.

—Si que trae muchos problemas, amo. Tuve que dejar de preparar para la cena y venir a rescatarlo de una simple chatarra— Un hombre vestido de negro se acercó ignorando al otro humano, simplemente se agachó bajando la cabeza y puso una mano en el pecho— Lamentó los inconvenientes, joven amo.

—Esa cosa sabía que vendrías— Su mayordomo levantó la cabeza—Lo único que no entiendo, quién mandó a secuestrarme solamente para llamar nuestra atención y traernos a... este lugar— Pronunció para observar alrededor, ni siquiera había notado que todo era diferente. Arrugó más el entrecejo— ¿Sebastián, dónde estamos?— La mirada de Ciel se posó en el humano.

Ahora se daba cuenta, su vestimenta era diferente. Ni siquiera llevaba un vestido como tal.

—Oye, ¿Puedes decirnos que es este lugar?

—El mundo real— Ciel levantó una ceja confuso, Ashley no se atrevió a mirarlos. Una fuerte ventisca los azotó a los tres, aquel portal comenzaba a emitir un sonido realmente irritante.

Sebastián tapó los orejas de su amo.
Ashely se cubrió con ambos brazos por el viento pero no contaba con el sonido podía aturdir, era extrañó aquella luz parecía deformarse como una masa moldeable, comenzó a levitar más alto.

Ambos se dieron cuenta.
—¡Abajo!

El portal explosiono en un gran destello.

Caugh in the Fire. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora