Capítulo 40: "Que se Passera-t-il Dans le Futur?"

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Norton Campbell

Desperté, veo que Luchino no está cerca, así que puedo ponerme de píe, y así lo hice, caminé lentamente hacía el cuarto de mi hijo, me asomo a su cuna y lo veo dormir, creo que nunca había estado tan calmado en mi vida, y eso que nació hace unas semanas, me dejaron ir a casa con la condición de que no caminara o estuviera de píe por mucho tiempo, pero no puedo evitarlo.

Luchino: Norton, ¿qué haces?, deberías en cama- me descubrieron, ya caí- a la cama.

Norton: Si, ya voy- pero bueno, alcancé a ver a Mike por unos minutos, es un nuevo récord, antes no podía ni poner los pies fuera de la cama.

Luchino: Cuando nuestro hijo despierte, lo traeré, ¿de acuerdo?- asentí- te traeré el desayuno- es lindo que cuide de mí, pero yo también puedo hacerlo, solo debo poner una silla, y básicamente estaré descanzando- ten- sandwich de huevo, que rico.

Norton: Gracias- apenas terminé de desayunar, escuché a mi hijo llorar- Mike- me iba a poner de pie.

Luchino: Ni se te ocurra, yo voy- ah, quiero volver a caminar, al menos por la casa, esperé un momento y cuando llegaron, Mike de una vez se aferró a mi pecho, no lo hice esperar, me levanté la camiseta y le dí su alimento, cuando terminó de comer me iba a tapar, pero se quedó aferrado a mi pecho.

Norton: ¿Qué tiene?

Luchino: Debe ser que le gusta escuchar los latidos de tu corazón, mira- lo abracé y se acomodó mejor, y si, estaba buscando un lugar para escuhcar mis latidos, que lindo- si me neceitan estaré en la sala- me besó la frente y me quedé mirando a mi hijo.

Sip, nunca había estado tan relajado en mi vida, aunque en algunos días, cuando Luchino está trabajando hago ejercicios, es decir, camino poquito, de una habitacipon a otra y me vuelvo a acostar, de vez en cuando agarro las pesas pequeñas que tengo y ejercito mis brazos, Aesop me manda videos para ejercitarme un poco, él también pasó por lo mismo, así que sabe como me siento, mañana me va a visitar, estoy ansioso.

Al día siguiente...

Apenas Luchino se fue, esperé a Aesop, de verdad quiero algo de compañía que no me diga que debo estar quieto todo el tiempo, yo tengo una vida, y aunque en este momento deba quedarme en casa, no significa que debo estar quieto.

Aesop: ¿Norton?- ya llegó, Mike me miró, esa mirada de curiosidad, mi pripio hijo va a matarme de ternura.

Norton: Arriba- subió y me saludó- me alegra de que llegaras, no te imaginas como te extraño a tí y al equipo dinámico- se sentó en el borde de la cama y cargó a Mike.

Aesop: Hola Mike- jugó con él un rato, yo empecé a hacer mis ejercicios, cuando Mike se durmió traté de pararme de la cama- dejame ayudarte- me ayudó y básciamente caminé por todo el segundo piso y regresé a mi habitación.

Norton: Gracias, sé que no debería, pero quiero hacerlo, no me gusta estar quieto.

Aesop: Pero si deberías- lo miré, ¿cómo así?- cuando pasaron 5 semanas de mi parto, empecé a caminar poco a poco, Joseph me ayudaba a bajar las escaleras, subirlas, hasta de vez en cuando salíamos, caminábamos hasta la esquina y regresábamos, ¿hace cuánto diste a luz?

Norton: Hace 7 semanas, pero Luchino insiste en que me quede en cama- llamé al médico que me atendió ese día y en efecto, ya debería por lo menos dar canimatas por la casa- donde no hubiera empezado, quien sabe como estaría ahora.

Toujors  á Mes CôtésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora