Capítulo 4: "Telequinesis y telepatia"

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Ya habían pasado dos semanas de clases y no había tenido ningún inconveniente... hasta ahora. No estaba prestando atención a la clase estaba tan aburrida como todos los días de escuela y entonces me quedé observando la tableta de una chica de mi clase , ella no estaba prestando atención al tema, estaba entretenida con algunos juegos.
Y de repente no sé cómo ni por qué paso, la tableta salió volando de las manos de la chica y fue a estamparse en el pizarrón, el aparato quedó completamente destruido y algunos alumnos gritaron, estaba muy desconcertada.

En ese momento lo primero que me vino a la mente fue que había desarrollado otro poder.

—Profesora ¿puedo ir al baño?—dije, después de que algunos alumnos se tranquilizaran.

—Sí—contestó mientras regañaba a la chica de la tableta, pero la niña seguía insistiendo en que no sabía que había pasado.

Corrí hacia el baño desesperada y cuando llegué me miré al espejo, tal vez lo que sucedió solo había sido una coincidencia.

Pero no lo era.

Entonces decidí probar si era un poder y pensé que el grifo del agua se abría. Y se abrió. Y luego pensé que todas las puertas del baño se cerraban, y se cerraron. Definidamente era un poder: podía mover las cosas con la mente, más conocido como la telequinesis.

Entonces saqué el celular que me había dado mi papá y le marqué, al instante contestó.

—Chris ¿Qué sucedió?

— Papá tienes que venir por mí. —dije desesperada.

—Voy para allá pero dime ¿qué sucedió?

Y le conté todo lo que había sucedido.

Regresé al salón, lo más rápido que pude, no dejaba de pensar en este nuevo poder.

—Em...Christina, me informaron que tu padre te espera afuera de la escuela
—me dijo la maestra.

— ¿Qué sucede?—preguntó Leah preocupada al ver que recogía mis útiles desesperada.

—Tuvimos un inconveniente—dije y me fui sin mirar atrás.

Allí estaba mi papá esperándome, le di un abrazo y me dijo que me tranquilizara. Subimos al auto, estaba muy preocupada.

—Hija creo que lo mejor es  que por el momento no vayas a la escuela.

—Lo sé.

— ¿Entiendes por qué?

—Sí, yo no quiero ir a la escuela.

—Hija—dijo mi papá. —creo que es mejor que te eduque en casa.

—Tienes razón. —contesté sin ánimos.

Miré por la ventanilla como poco a poco nos alejábamos de la escuela y continuábamos el rumbo a casa.
Lo había vuelto a echar a perder pero luego pensé que no era mi culpa yo no tenía ni la menor idea de que iba a desarrollar ese poder.

—Papá ¿Cómo se llamaba mi mamá?

—Beatrice.

Un muy bonito nombre, me imaginé a mi mama y pensé en lo bonita que debió de haber sido y en como toda su vida se había acabado en un abrir y cerrar de ojos, era triste saber que tal vez muchas familias que tenían HGD pudieran llegar a pasar por eso si es que los descubrían y lo malo es que a mi mamá le había tocado esa mala suerte.

Decidí olvidarme de todo, de mi mamá, de los pocos amigos que había conocido en la escuela, de Leah mi primera amiga (vaya que extrañaría a la chica primaveral), de mis poderes y de que era una HGD, tenía que vivir el presente y olvidarme del pasado, porque si seguía mirando atrás llegaría un momento en el que mirar adelante me sería imposible, tenía que centrarme en intentar actuar como una típica chica normal sin nada en especial, que tenía una vida normal.
Aunque nada de eso fuera cierto.

Oculta © (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora